En este 2024, arribamos al 50 aniversario del Movimiento Antorchista Nacional. Muchos han sido los retos y desafíos que hemos tenido que enfrentar para llegar hasta aquí, pero ha valido la pena; los resultados y las conquistas para la clase humilde de este país, aun en medio de las dificultades, así lo corroboran.
El camino recorrido no ha sido fácil, hemos tenido que enfrentar la permanente y perversa agresividad de los enemigos la clase trabajadora organizada, que han acudido al asesinato, encarcelamiento de nuestros compañeros, a un despiadado y cruel ataque de mentiras y desprestigio de los dirigentes desde los altos puestos del poder político, en su intento fallido de destruir al Movimiento Antorchista y borrar su inspirador ejemplo: Tecomatlán, Puebla, cuna de Antorcha, por no soportar la idea de que sí es posible edificar una sociedad justa y humana, con iguales oportunidades para todos.
Hoy podemos decir con sano orgullo que ni agresiones externas, ni golpes de la naturaleza, ni nuestros propios errores han impedido que los antorchistas lleguemos a este 50 aniversario.
Hoy podemos decir con sano orgullo que ni agresiones externas, ni golpes de la naturaleza, ni nuestros propios errores han impedido que lleguemos a este 50 aniversario. ¡Aquí estamos y aquí estaremos los antorchistas!
Ello ha sido posible, en primer lugar, por la demostrada resistencia y seguridad del mismo pueblo trabajador organizado en el antorchismo nacional; gracias a la sabia conducción del maestro Aquiles Córdova Morán; por la existencia de la Dirección Nacional y del Comité Ejecutivo Nacional, y por la unidad de los antorchistas del país.
Y mientras mayores sean las dificultades y los peligros, más exigencia, disciplina y unidad se requieren. No una unidad alcanzada a cualquier precio, sino una que está basada en los principios que tan certeramente definió Fidel en su reflexión del 22 de enero de 2008, y cito:
“Unidad significa compartir el combate, los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y estrategias, a los que se llega mediante debates y análisis. Unidad significa la lucha común contra anexionistas, vendepatrias y corruptos que no tienen nada que ver con un militante revolucionario”.
Agrego otra idea esencial: “Debemos evitar que, en el enorme mar de criterios tácticos se diluyan las líneas estratégicas e imaginemos situaciones inexistentes”. Así es nuestra unidad, que no surgió por arte de magia, que hemos construido entre todos de forma paciente, ladrillo a ladrillo.
En la lucha organizada y consciente de los antorchistas, ha tenido cabida cada mexicano sincero, con el único requisito de estar dispuesto a enfrentar la injusticia y la opresión, a trabajar en bien del pueblo y a defender sus conquistas.
La sociedad en la que vivimos está dividida en clases sociales diferentes, cuya relación no es de igualdad y cooperación, sino de jerarquización y sometimiento, es decir, unas clases están sometidas a las otras y en donde las clases de abajo soportan atropellos y el olvido de los de arriba o de sus gobernantes. Por ello, la lucha de clases es la pugna entre clases cuyos intereses son incompatibles u opuestos.
Justo esto último aplica para los Gobiernos de la 4T, donde se han convertido en verdaderos enemigos de la gente humilde, reprimiéndolos por hacer valer sus garantías y pedir solución a sus necesidades. Que no nos extrañe la situación: debemos recordar que Morena se construyó con una pedacería de políticos que nacieron y se formaron en los partidos tradicionales y que no harán una nueva política para el pueblo; sólo se han cambiado de chaleco y de color, mas no de la forma de pensar y de repudiar al pueblo humilde que les da de comer.
En el estado de Veracruz y en Córdoba, el alcalde Juan Martínez Flores, la síndica, Vania López, y la mayoría de los regidores morenistas, se dan a conocer no por lo que dicen ellos mismos, ni por lo que quieran ponerse de adorno, sino por sus hechos, por la realidad que viven miles de veracruzanos y cordobeses al no querer atender el pliego petitorio donde se plasman las obras, servicios y acciones más sentidos de todos ellos.
La política de hostilidad permanente contra el pueblo organizado, ambición de enriquecerse y de bloqueo del Gobierno cordobés de no resolver las demandas más vitales, es la principal causa del plantón que se mantiene frente al palacio municipal de Córdoba desde hace varias semanas y no tengan duda de esta realidad, aunque el enemigo invierta miles de pesos y mucho esfuerzo para ocultarla.
La secundan algunos que actúan contra su propia clase social, como seudoperiodistas o mercenarios de la pluma, ya sea por afán de lucro o simplemente por espíritu de siervos. Otros se dejan confundir por sus mentiras, y en cierta forma le hacen el juego inconscientemente, agobiados por las dificultades cotidianas.
Con estos últimos no podemos perder la paciencia: debemos escucharlos, explicarles hasta convencerlos con la poderosa arma de la verdad, que está de nuestra parte.
¿Qué sucede cuando se exige que sean cumplidas las peticiones de los colonos y ciudadanos? Se les cataloga por los Gobiernos como un pueblo exigente, chantajista y que presiona sin sentido; se criminaliza al pueblo por querer tener mejores condiciones de vida y querer hacer efectivo sus derechos.
La historia nos ha enseñado que vamos a salir de estas dificultades como lo hemos hecho siempre: ¡combatiendo! No perdamos la serenidad y la confianza en el triunfo por insalvables que parezcan los obstáculos poderosos de los enemigos o grandes los peligros; a aprender y sacar fuerzas de cada revés hasta transformarlo en victoria.
Seguramente debemos aliarnos con otros mexicanos y los que estamos a lo largo y ancho del estado de Veracruz estamos firmes: para llegar a ser un gran torrente nacional que no pare nadie hasta lograr conquistar el poder público democráticamente y ponerlo en manos del pueblo de México.
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