Puede parecer aventurado asegurar que seamos víctimas de una intriga, un perverso plan gubernamental para utilizar al "sabio y buen" pueblo mexicano como conejillo de indias, receptor de la fase experimental 4 de la vacuna anticovid, que produce la farmacéutica neoliberal Pfizer. Más, ante hechos de manufactura exclusivamente oficial, el absurdo no lo parece tanto. Va recuento, tratando de entresacar, de la maraña desinformativa propagandística, principalmente los relacionados con salud y ofrecerlos, en lo posible, en secuencia cronológica.
De entrada, el gobierno eliminó programas de apoyo a niños con cáncer, cáncer cervicouterino y otras enfermedades catastróficas; despidió a médicos y enfermeras; desmanteló el Seguro Popular y los mecanismos de adquisición y distribución de medicamentos y creó un membrete disfuncional llamado Insabi.
Al irrumpir la pandemia, la desestimó con olímpica irresponsabilidad. El "detente", el "pequeño resfrío", el presidencial "anillo al dedo" "el mole de guajolote", “el caldo de gallina", "la luz del túnel", "la curva domada" y otras gracejadas chungas, pasaron a representar la política de estado y estrategia de contención y combate del virus, en las "mañaneras" con el "estadista mexicano de talla mundial", en dupla trágico-chusca con "vespertinas" de la "ciencia médica" nacional, en la voz del también "mundialmente reconocido" científico, López-Gatell. Bolas de humo.
Siguió la negativa, terca, obtusa, a realizar pruebas, ubicar, confinar y apoyar a contagiados, conminando al encierro, pero sin establecer un programa de apoyo universal o, mínimamente alimentario; tampoco se quiso adquirir equipo ni brindar protección a personal médico. "Ahorro criminal".
Ante la presión de cadenas productivas "neoliberales" extranjeras y nacionales, se decretó la "reconquista de la libertad" y el "regreso a una nueva normalidad", acompañados de "cúrate en casa"; de la "rifa" de un avión y el hipotético "ahorro por corrupción", como fuentes de recursos para usar contra la pandemia. Tierra en los ojos.
Los diputados autoproclamados "incondicionales de AMLO" y no representantes de sus electores, aprobaron el PEF 2021, tal como el presidente se los dictó y con su ya acostumbrada obsecuencia; de un presupuesto global de 6 billones de pesos, no autorizaron ¡un solo centavo! Para la adquisición de vacunas anticovid, ya con los estragos de la pandemia encima. Mezquindad y puñalada al pueblo.
AMLO toma 32,000 millones de pesos del Fondo de Gastos Catastróficos, del Insabi, bajo el argumento de que estaban "ociosos". ¿Cinismo? ¿Burla?
Se anuncia, con bombo y platillo el inicio de programa de vacunación, contratando con Pfizer por 32,000 millones de pesos, cantidad coincidente (ojo) con el manotazo a presupuesto "ocioso" de salud. La prioridad, se anuncia, serán ancianos y personal médico de primera línea de combate. Suena a equidad lógica.
Sigue la propaganda, con fanfarrias, de la llegada de 400,000 vacunas semanales, sin aclarar que, a ese ritmo, la población nacional de 127 millones de mexicanos, tardaremos 11 años en recibir las dos aplicaciones necesarias.
Aparecen los cochupos cuarteros, pues la prioridad de vacunación, cambia en los hechos, dando preferencia a funcionarios de la cuarta, personal administrativo de salud y a ese ejército de cerca de 20,000 semiempleados con licencia para hacer campaña morenista o, activistas de Morena disfrazados de empleados, denominados "siervos de la nación" (¿tendrá relación con bombardeo mañanero contra el INE? ¿Centralización electorera?
Petición de Téllez, la creadora de la certera frase "virrey de camas vacías y muertos en casa", para que se transparenten los contratos con Pfizer y la sospecha de que no hay tales, sino el susodicho convenio maquiavélico para experimentar en los mexicanos la fase 4 del fármaco. ¿Inverosímil, por perverso? Sí. Pero abonan a la sospecha la opacidad y la precipitada reacción presidencial, al afirmar la suspensión de la adquisición, pues la ONU pide chancita de llevar la vacuna a países pobres ("disque", como dicen en Curachitos); la reserva (ocultamiento) por cinco años de la información referente a contratos de adquisición; torpedeo para destruir o absorber al Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información; y, la renuncia fast track, ni más ni menos que de la encargada de vacunación. ¿Alguien recuerda su nombre? ¿su rol real en todo este enredo?
Sea como sea, al momento de escribir esta realidad, tenemos 142,900 descesos (72%, "primero los pobres...y los viejos"; y, entre estos, un terrorífico 84% de los ingresados a hospitales Insabi) y 1,700,000 contagios; esto, según maquillados números de Gatell, sin su originalmente eficiente y muy oportunamente desechado sistema estadístico "centinela", consistente en calcular el total de víctimas multiplicando el número de casos probados, por ocho; tampoco se consideran "neumonías atípicas", fallecidos "sospechosos", contagios originados en la "nueva normalidad" fabril, maquilera, ambulante... para regresar a contagiar y "morir en casa".
Invito a que revisemos y sopesemos estos hechos y privilegiemos la realidad y el uso de la razón sobre la ficción y manipulación emocional de la propaganda cuartera y, sobre estas últimas, forjemos nuestro criterio.
Y hago extensivas las interrogantes: si la resultante de la política actual no es una verdadera tragedia humanitaria, un criminal genocidio, por acción y/u omisión, ¿qué es? ¿No es tiempo de que los aplaudidores de la cuarta por todo y de todo, reflexionen? ¿De que los entes racionales se dispongan a actuar?
La propuesta antorchista está en la mesa. Alianza nacional para cambiar el Congreso "incondicional", este 2021, por la vía legal, democrático electoral, a condición de que ésta sea, en primer lugar, una alianza con el pueblo y sus causas.
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