En diciembre de 2019, en Wuhan, China, se descubrió un brote de neumonía, que en poco tiempo se determinó era ocasionado por un nuevo coronavirus que fue llamado SARS-CoV-2 y covid-19 la enfermedad que provoca.
El número de casos de covid-19 se incrementó y propagó fuera de China y su rápida expansión hizo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara una pandemia de esa enfermedad y, en consecuencia, los gobiernos del mundo implementaron una emergencia sanitaria que, en el caso de México, empezó el 30 de enero de 2020.
El 6 de abril de ese mismo año, Estados Unidos (EE. UU.) reportó el ingreso de 74 niños a unidades de cuidados intensivos pediátricos en 19 estados. Estudios realizados sugieren que son tan propensos como los adultos para infectarse de SARS.CoV-2, pero presentan menos síntomas y que la enfermedad en ellos es menos grave.
En nuestro país, durante el primer semestre de la pandemia, se registraron 27 niños fallecidos, con una tasa de mortalidad de 1.9 por ciento, por arriba de los EE. UU., con 26 niños y el Reino Unido, con 15 casos.
Los niños con covid-19 tienen menor mortalidad que los adultos; sin embargo, la infección por SARS-CoV-2, no es benigna y puede tener consecuencias fatales. En los niños con covid-19 se debe tener especial atención de evitar la neumonía, por lo que el diagnóstico y el tratamiento deben ser oportunos, especialmente en menores de cuatro años.
En agosto de 2021, 43 menores de edad murieron a causa de la nueva enfermedad de coronavirus. El volumen de decesos varía dependiendo el rango de edad de los menores; en lo que va de la pandemia han muerto 407 niños de 0 a 5 años; 112 de 6 a 11 años, y 239 de 12 a 17 años. Los casos acumulados de contagios entre la población menor de edad son de 156 mil 990.
Más de 3 mil menores se han enfermado en las primeras dos semanas de enero 2022, un aumento sustancial respecto al mes de diciembre, donde se reportaron poco más de 600 contagios.
En plena cuarta ola de coronavirus, los contagios y decesos entre menores a causa de la covid-19 siguen sin dar tregua en el país. La presencia de la variante Ómicron, aunado a este segmento de la población que no está vacunado, incrementan la vulnerabilidad de los menores frente a las múltiples variantes del virus. Mientras que el gobierno ante estos datos tan alarmantes sigue minimizando los contagios a menores, las cifras y la incertidumbre entre la población van al alza.
En algunos países como Chile, la vacunación inició a partir de los tres años, pero en México, el Gobierno federal sigue sin modificar su postura y solo contempla la aplicación de la dosis contra la covid-19 a partir de los 15 años. El gobierno está obligado a vacunar a todos los niños y jóvenes y así garantizar el control del estado de salud de esta parte de la población.
El peligro es real y la necesidad urgente de la aplicación del biológico en menores de edad también, pero el dinero que se destina a las previsiones para la salud de niños y jóvenes arroja un saldo negativo. La política pública del actual gobierno contra el SARS-CoV-2, sigue siendo: que se muera el que se tenga que morir.
Por mi parte me uno a todos aquellos que exigen y claman la aplicación de la vacuna a los menores de edad.
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