MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Un hombre bueno

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No hay mayor aspiración que un hombre pueda alcanzar que la de ser un hombre bueno. Bertolt Brecht escribió: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. 

Y así, con un trabajo de toda la vida, recordamos al Doctor Juan Manuel Celis Ponce, un hombre imprescindible en la lucha de los más pobres de nuestra nación. Médico egresado de la UNAM, especialista en cardiología; gran impulsor del deporte, pues construyó la primera cancha de Squash en México, deporte que le dio muchas satisfacciones; pintor, exquisito, gastrónomo y excelente músico. 

El Doctor Celis fue, un gran artista, en el arte de salvar vidas, pues lo hacía con esmero, dedicación, paciencia y siempre con la visión de poder llevar su trabajo a los menos favorecidos que eran la mayoría de los que asistían a su consultorio; y también artista en otras expresiones, pero hoy, quiero referirme a la música.

¡Oh, arte benévolo, en cuántas horas sombrías, cuando me atenaza el círculo feroz de la vida, has inflamado mi corazón con un cálido amor, me has conducido hacia un mundo mejor! Así se expresaba el poeta Sueco Franz von Schober, en su poema “An die musik” (A la música) seguramente es lo que sentimos todos al escuchar la guitarra y la voz del Doctor Celis, pues, virtuoso de su instrumento, hacía parecer que hubiese dos personas tocando al mismo tiempo mientras interpretaba sus canciones. Desde un Beguine, un Chachachá, un bolero o una canción ranchera, el conocimiento musical del Doctor Celis traspasaba las fronteras de los países, el tiempo y el género, pues su guitarra ejecutaba magistralmente tanto a José Alfredo Jiménez, como a Chopin, Bach o Mozart.

Es aquí donde radica la grandeza del gran legado musical que dejó para todos nosotros el Doctor Celis Ponce, para el pueblo humilde, para todos aquellos que podemos sentir como propias cada una de sus letras y cada uno de sus acordes, pues sus canciones desbordan un sentimiento, que resulta difícil no poder sentirse identificados con algunas de estas. El Doctor Celis es también autor del himno que une a todos los humildes de nuestra nación, el himno del camino que han trazado los pobres y su revolución en busca de un mundo mejor, que es justo, posible y necesario; el himno de Antorcha Revolucionaria, que es la justa prueba de que el doctor Celis, no componía para envanecerse, ni para intelectos que presumen ser superiores y cuyas elucubraciones de la realidad, los vuelven ajenos a estas. 

Hoy, en un México que siente violados sus derechos y que sufre bajo la opresión de un gobierno traidor, ruin y con un analfabetismo político que ha costado a nuestro país vidas, empleos y bienestar, la lucha del pueblo pobre sale a flote formando un solo frente común que encarará a los opresores y retomará el lugar que tanto le deben esos que se decían ser sus salvadores y, acompañando a esta lucha, el pueblo debe sentir en su espíritu, en su alma y en su corazón, un goce estético que eleve su pensamiento y sentimientos y lo vuelva uno solo con su clase y con sus semejantes. 

Hoy, que el sistema nos vende música basura que no expresa más que desenfreno en los instintos y vicios, necesitamos voltear la vista atrás y reconocer la grandeza de nuestra música mexicana que actúa como panacea, como bálsamo bendito a las heridas del alma, y creo que es justo, pero sobre todo necesario que hoy, escuchemos y difundamos las letras del Doctor Juan Manuel Celis Ponce, pues, en ellas, se resume el intelecto, la sensibilidad y la inteligencia de nuestro pueblo y de un hombre que, aunque no está ya más con nosotros, sigue marcando el rumbo que debemos tomar los pobres de México en nuestra lucha por la liberación de la opresión de nuestros iguales.

Así, la memoria del Doctor Celis seguirá entre nosotros mientras haya una guitarra tocando fantasía o un hombre, niño, obrero, maestro, antorchista… Siga cantando con el corazón y con el puño en alto: “la lucha se inició, nada la detendrá, unidos con Antorcha mexicanos a triunfar”.

Al final, de todo el esmero y esfuerzo, del inconmensurable amor que tuvo el Dr. Juan Manuel Celis Ponce por los suyos, se pudo crear una institución de salud que, para el Movimiento Antorchista es fundamental; así se sintetizan su bondad, él fue, sin duda, un gran hombre, un hombre bueno, como la mayor aspiración a la que el hombre puede llegar.
 

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