Una de las muestras de inconformidad y hartazgo en contra de gobiernos dictatoriales fue la Revolución Mexicana de 1910. El pueblo de México se vio obligado a sublevarse contra el férreo gobierno del dictador Porfirio Díaz, quien por más de 30 años favoreció a algunos miembros de la oligarquía excluyente. Es decir, para 1910, el 85% de la tierra mexicana le pertenecía a menos del 1% de la población, mientras que los campesinos estaban sin tierras y sin trabajo y sufrían a diario los efectos del hambre y la pobreza. Esto, naturalmente, desencadenó el descontento social que, finalmente, concluyó con la promulgación de la Constitución de 1917, que fue la primera en el mundo en reconocer las garantías individuales y los derechos laborales colectivos.
Así es. Si una sociedad, sumergida en la pobreza y la miseria, cansada de vivir encadenada al hambre y harta de la injusticia social; no encuentra solución a sus problemas en sus gobernantes, tiene por fuerza la obligación de luchar por sus propias condiciones materiales y establecer un gobierno afín a sus intereses. Sin embargo, la tarea no es sencilla y desde mi punto de vista no todas las sociedades pueden liberarse del yugo. Aquellos pueblos enajenados por las herramientas de distracción del sistema, aquellos pueblos que ven con indiferencia la muerte y el hambre, aquellos pueblos insensibles a la realidad imperante; esos pueblos no pueden lograr transformar su sociedad, en una sociedad más justa, más equitativa y más democrática. Se necesita un pueblo educado, organizado y concientizado políticamente, capaz de poder llevar sobre los hombros sus propias tareas de liberación.
Esto lo demuestra el pueblo de San Vicente Boquerón que, de manera organizada, inició una campaña de lucha por la construcción de su carretera que los comunica con la cabecera municipal de Acatlán. Una carretera destruida en su totalidad y que hace más de 10 años viene causando accidentes automovilísticos por sus peligrosas condiciones. Los gobiernos municipales en turno han recibido numerosas solicitudes por parte de los habitantes, solicitudes que han sido ignoradas con el pasar de los años; sin embargo, en el actual periodo 2018-2021 que le corresponde a la profesora María del Carmen Nava Martínez, de corte morenista; sólo se ha visto un enorme desdén e indiferencia a la gestión del comité de obra que encabezaban Reyes García Herrera, Esteban Maceda Álvarez y el presidente auxiliar de Boquerón Javier Rosas Vidals. Ellos, en representación de su comunidad, emprendieron la lucha asistiendo a audiencias tediosas y sin resultados, trayendo y llevando documentación, soportando la cancelación de citas, etc. Llegó un momento en que, reunido el pueblo, de la mano de la organización Antorcha Campesina y apoyados por la intervención del Ing. Nibardo Hernández Sánchez (diputado local por el distrito 23); iniciaron un plan de lucha para exigir la construcción de la carretera Acatlán–San Vicente Boquerón. En el proceso, se continuaron con las mesas de diálogo, manifestaciones en la presidencia, gestiones en las diferentes dependencias estatales y federales y el resultado seguía siendo un bloqueo absurdo por parte de la edil y del gobierno estatal (también de Morena). Por lo que empujados por el malestar social del pueblo boqueronense y de los pueblos circunvecinos tomaron la decisión de convocar dos marchas regionales para presionar de manera definitiva a los gobiernos de Morena para que cedieran el proyecto tan anhelado. Y, hoy, después de dos años de lucha, conocemos en voz del diputado Nibardo Hernández Sánchez que se logró aprobar la construcción de 4.5 km de tramo carretero, correspondiente a una primera etapa.
Así lo expresó el diputado en la conferencia organizada por el Movimiento Antorchista de Acatlán, en donde se informó a la opinión pública que la lucha del pueblo de Boquerón había dado resultados. La lucha persistente del pueblo de Boquerón, el apoyo siempre activo del diputado Nibardo Hernández y la fuerza imponente del Movimiento Antorchista Nacional representan la verdadera participación ciudadana para mejorar nuestras condiciones de vida.
Lo que aquí escribo de Boquerón es una excepción de los pueblos de nuestro país, desafortunadamente. Detrás de este triunfo, se encuentra sin duda un factor determinante, el Movimiento Antorchista tiene un rumbo claro, sabe hacia dónde caminar. Nuestro máximo líder lo ha dicho con las siguientes palabras: “Los antorchistas proponemos un proyecto distinto y a nuestro juicio mejor, para sacar a México del atraso y llevarlo hacia adelante, hacía un futuro realmente mejor para todos. Este programa muy esquematizado por razones obvias lo he resumido en cuatro puntos que hoy quiero expresarles: punto uno, una reforma fiscal progresiva, pactada con todos los sectores productivos, para dotar de dinero suficiente al gobierno y ponerlo en condiciones de ver las necesidades del país. Punto dos, un programa de inversiones, incluida la inversión pública, para generar un crecimiento sustentable de la economía, empleos de calidad para la población en edad de trabajar con salarios remuneradores suficientes para que una familia promedio viva con dignidad. Punto tres, una reorientación del gasto social que destine la mayor parte al desarrollo humano integral de las clases populares, sus comunidades, colonias y pueblos. Punto cuatro, asignar todos los recursos que hagan falta a los servicios básicos de salud, educación, alimentación y vivienda”. Así lo expuso el Ing. Aquiles Córdova Morán, en su mensaje semanal a todos los mexicanos. Un rumbo claro y preciso que necesitamos para cambiar al Estado fallido que nos gobierna.
Pueblos de la Mixteca, nuestro gran reto es organizarnos y adquirir conciencia de nuestra real situación para avanzar en la conquista de una mejor vida. Que así sea.
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