MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Un discurso científico bien informado

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 No hace mucho, fue presentado en San Luis Potosí, el libro “De la esperanza a la decepción” de la autoría del ingeniero Aquiles Córdova Morán, el cual caracteriza, científica y objetivamente, la verdadera posición política y lo que realmente significa para la vida de las grandes masas del país, la figura del actual presidente Andrés Manuel López Obrador; con tal precisión que a los ojos de los actuales lectores de esos materiales recopilados, que datan precisamente de los años de ascenso del político tabasqueño, pareciera cosa de magia o adivinación.

Los artículos, discursos y conferencias impartidas en el momento en que ocurrieron los hechos que integran el volumen, son no sólo de innegable actualidad, sino que son confirmados por los hechos de tal modo, que bien pudieran tomarse por detectores de premoniciones, haciéndose evidente lo acertado del poderoso método de análisis utilizado, que no es otro que el materialismo histórico dialéctico, manejado magistralmente por el autor, así como la innegable verticalidad del mismo, su honradez a toda prueba, y su indeclinable compromiso con la suerte de los pobres de México y del mundo. 

Como prueba de lo que digo, hago cita textual de una parte de la conferencia, “Las elecciones del 2006”; impartida el 18 de marzo de ese año: “Los candidatos de izquierda que llegan al poder terminan, pues, sometiéndose a los dictados del FMI, y las pocas políticas que pueden aplicar a favor de la gente no cambia la esencia del problema. López Obrador podrá llegar y darles pensión a todas las personas mayores, pero eso no remedia los problemas para hacer una economía dinámica, que genere empleos, en la cual la gente tenga salarios dignos y bien remunerados para mantener a su familia; es decir, se tiene que dar otro rumbo a la economía, implantar una economía que esté pensada no para que la empresa gane cada vez más, sino para que el hombre viva mejor.

De llegar a la presidencia, López Obrador va a hacer lo mismo que en su época hizo el PRI, “será la misma gata, pero medio revolcada”, nada más, (…) Las cosas no van a cambiar, porque para un cambio profundo hay que apoyarse en el pueblo, hay que tener al pueblo unido y listo para defender su revolución. Esa es la situación de México. Quienes crean que López Obrador va a cambiar a México están cometiendo el gravísimo error de creer que este país necesita un hombre providencial, un hombre “milagroso” que venga a cambiar nuestra suerte. Eso es ver las cosas muy equivocadamente.

Jamás, un solo hombre, por muy inteligente, valiente y bueno que sea, podrá cambiar este país. El problema es de tal gravedad que se necesita al pueblo entero organizado para cambiar lo que aquí pasa; (…) ningún país en la historia universal (…) y en la historia del mundo ha cambiado únicamente por la acción de un solo hombre…

…Si no me creen, tiempo al tiempo. No será una sorpresa para mí que López Obrador ganara las elecciones, pero no esperemos que con él cambie la situación que vive México.” (Fin de la cita.  Págs. 60 y 61).

Llegó a la presidencia López Obrador, y ha entregado sus becas, pero la pobreza en el país no se ha acabado, por el contrario, se sigue expandiendo en cantidad y calidad, cada vez hay más pobres, en número y en calidad, porque el dinero que ganan, o reciben, no les alcanza para salir adelante; eso sin contar los recortes presupuestales que han afectado a toda la sociedad, a toda la población, aunque no reparen en ello quienes reciben pequeñas cantidades de dinero del gobierno.

Desaparición de programas, servicios y obra social, muy necesarios para la vida y desarrollo de las comunidades, tales como carreteras, vivienda, escuelas, salud, infraestructura hidráulica, energía eléctrica, apoyo al campo, fondo para desastres naturales, que, con lo que reciben algunos mexicanos (muy pocos, por cierto, en relación con todos los necesitados) no se alcanzan a cubrir “ni yendo a bailar a Chalma”.

Como explica el autor, hoy “la economía sirve para hacer que las empresas ganen más” y no para que el hombre viva mejor; es decir que la riqueza producida en las fábricas y en todos lados por el trabajo del hombre sirve para engordar los bolsillos de los potentados de siempre y no para que la sociedad viva mejor en su conjunto. Y ese problema, que ni siquiera ha sido formulado así por el actual presidente y su 4T, no se resuelve con becas, que son lo que las aspirinas al cáncer; sino con un modelo de país diferente, con un modelo económico que reparta más equitativamente la renta nacional al tiempo que hace crecer sustancialmente la economía del país. Eso, solo lo ha planteado hasta ahora, el Movimiento Antorchista Nacional.

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