MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tecomatlán prueba la efectividad del antorchismo

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“El poder no concede nada sin una demanda; nunca lo ha hecho y nunca lo hará”, dijo Vladimir I. Lenin. Pero, ¿cómo puede relacionarse esta cita del gran líder revolucionario ruso con la forma de vida de un pequeño municipio de la Mixteca baja en Puebla, llamado Tecomatlán?

En México existen cerca de 803 municipios y comunidades indígenas, poseedoras de culturas milenarias y de un simbolismo religioso que forma parte de su idiosincrasia y cosmovisión, y que además suman en gran medida al bagaje cultural que forma parte de la identidad de los mexicanos.

Sin embargo, el devenir de la historia ha demostrado que son precisamente estas comunidades indígenas las que han sido blanco de abusos y arbitrariedades por parte de los diferentes gobiernos, que saquean y expropian sus tierras para beneficio de la clase privilegiada, dejando a estas comunidades, vulnerables al hambre, la miseria, el analfabetismo. Incluso, las orillan a la migración a Estados Unidos o a las grandes ciudades, donde deben vender su fuerza de trabajo por un salario mínimo, convirtiendo a estos pueblos originarios en pueblos de sólo mujeres o, en el peor de los casos, en pueblos fantasma, donde las tierras y los recursos naturales ahora son explotados por la gran industria.

Los habitantes de Tecomatlán también saben celebrar: como muestra, la gran feria anual que este 2024 inició a partir del 11 de febrero, y que se hace con la participación de todos.

Como es obvio, Tecomatlán no sería la excepción. Hace casi 50 años un grupo de campesinos de la comunidad, cansados de todos los abusos y arbitrariedades de las que estaban siendo víctimas por parte de los sanguinarios caciques de la época, se acercaron a Aquiles Córdova Morán, un joven tecomateco, hijo de Luis Córdova Reyes, un maestro rural también tecomateco, reconocido por tener una gran preparación intelectual ya que era un gran lector, y de Margarita Morán Véliz, una mujer de gran sencillez, con un gran corazón, ambos con una conciencia de clase inquebrantable y quienes se encargaron de criar y educar con esos principios a sus once hijos.

Aquiles Córdova Morán acababa de regresar de la Universidad Autónoma Chapingo, donde estudió su ingeniería y había librado con éxito varias batallas para defender los derechos de los estudiantes de esa y otras instituciones (ayudado por sus compañeros universitarios y camaradas).

Las cosas no fueron fáciles para el pueblo ni para la familia Córdova Morán. Tuvieron que enfrentar incluso la pérdida de vidas muy valiosas, pero no desistieron, pues si algo tenían claro era la necesidad de educar al pueblo y arrancar el poder a los caciques para tomarlo en sus manos, si querían cambiar las condiciones de miseria en las que se encontraban.

Tan grande fue su convicción que el triunfo tuvo que llegar, y para 1974 obtuvieron la victoria en las elecciones por la Presidencia municipal y a partir de ahí Tecomatlán ha sido un ejemplo de desarrollo y transformación al servicio del pueblo mismo.

Para muestra, en 2013, recibió a nivel internacional el premio City to City Barcelona Fad Award, por la propuesta integral de desarrollo de todo un pueblo en cuanto a educación científico-cultural y la deportiva; por ello se le denominó en la región “La Atenas de la Mixteca”. 

En un pueblo donde antes cualquiera podía morir hasta de un piquete de alacrán, hoy eso no pasa más, ya que se cuenta con un moderno hospital que sirve a toda la comunidad gratuitamente y que cuenta con la mayor parte de equipos para hacer estudios, ambulancias y medicamentos para curar las enfermedades que se presentan, así como traer al mundo a todos los hijos de las madres tecomatecas y de comunidades o estados cercanos. 

Hoy, Tecomatlán cuenta con una gran infraestructura que sirve para implementar el arte, la música la danza, el deporte, como es la majestuosa casa de cultura y el magno polideportivo, mismos que son sede de las espartaqueadas culturales y deportivas que se celebran cada año, donde participan jóvenes artistas y deportistas de todo el país. 

Además, cuenta también con espacios recreativos como el balneario Ixcóatl, la Plaza de Toros, el auditorio Clara Córdova Morán, además de los bonitos parques donde hay árboles cuidados que dan sombra y donde antes había cerros pedregosos con solo tecomates; hoy son calles pavimentadas o adoquinadas, con orillas cubiertas de frondosos árboles.

En el ámbito educativo, Tecomatlán cuenta con 28 escuelas en todos los grados escolares, desde preescolar hasta el Tecnológico y la normal superior, además de contar con una colosal villa estudiantil que alberga aproximadamente a 700 estudiantes de los diferentes estados de la república, quienes por una cuota mínima tienen derecho a hospedaje, tres comidas, internet y las condiciones óptimas para poder terminar sus estudios.

En Tecomatlán también se impulsa el turismo ya que cuenta con hoteles y restaurantes de primer nivel, mismos que abren campo a la economía del municipio generando buenos empleos. Y pese a las olas de violencia debido a las malas políticas de seguridad de este gobierno, Tecomatlán es un pueblo con prácticamente cero inseguridad, cero corrupción; cualquiera puede andar a altas horas de la noche y caminar tranquilo por sus calles.

Otra muestra de que en Tecomatlán se implementa una política de servicio para sus habitantes son todas las actividades que se celebran anualmente, donde todo el pueblo se involucra, desde las demostraciones culturales, deportivas y de arte como la música, la oratoria, la poesía, el teatro, donde los invitados especiales son el pueblo y los principales artistas son los hijos del pueblo mismo.

En Tecomatlán, además del alto nivel académico también se educa a los niños y a la juventud para representar a través de las artes a su comunidad, a su estado, y también a su país, ya que de ahí han salido reconocidos representantes de la cultura mexicana a nivel mundial.

Pero eso no es todo, los habitantes de Tecomatlán también saben celebrar: como muestra, la gran feria anual que este 2024 inició a partir del 11 de febrero y que se hace con la participación de todos, que demuestra el trabajo activo en el que se mantiene el pueblo durante todo el año, logrando finalmente hacer una espectacular feria donde todo es gratuito.

La feria es capaz de albergar desde su inauguración hasta su clausura a cerca de 120 mil personas, que llegan de los diferentes estados del país, y quienes disfrutan de actividades de primer nivel que en otros lugares tendrían un alto costo, pero aquí son totalmente gratuitas, como el baile con artistas reconocidos como es el grupo Pesado, el Fantasma, Virlán García, entre otros, mismos que estarán este año, además de un jaripeo con las mejores ganaderías en un espacio de élite y un ambiente totalmente seguro y familiar.

Podría llenar más líneas para describir todas las cosas buenas que suceden en Tecomatlán y que desafortunadamente no se dicen en medios nacionales, ya que no es algo que a los que ostentan el poder los tenga muy contentos, pero con esto se demuestra que a pesar de que en Tecomatlán se mantiene una política progresista de lucha, de unión y de trabajo en conjunto con el pueblo, también se tiene una política de respeto hacia la idiosincrasia de sus habitantes, respetando sus usos, sus costumbres y su libertad de creencia espiritual.

Todo lo descrito sobre Tecomatlán no ha sido por buena suerte, por ganar el poder a los caciques, o por que se obtengan favores del gobierno, ¡no! La causa verdadera por la que se ha logrado hacer un cambio abismal en esta comunidad campesina, ha sido porque desde 1974 que se tomó el poder, han sido dirigidos por el Movimiento Antorchista, organización que se formó desde esos años por un grupo aproximado de 40 integrantes, entre estudiantes y campesinos, que desde entonces ha sido dirigida por el ingeniero Aquiles Córdova Morán.

A pesar de todos los ataques que ha sufrido por parte de los diferentes gobiernos y todos los intentos por desprestigiarla y desaparecerla, como los de la actual política de la 4T, este año la organización celebrará 50 años de existencia. A la fecha, suma más de dos millones de integrantes y ha logrado transformar la forma de vida de muchos otros pueblos, comunidades y municipios, entre los que podemos destacar a Huitzilan de Serdán o a Chimalhuacán, en el Estado de México, que pasaron de ser un pueblo reprimido y sumido en la miseria y la ignorancia o un simple basurero, a ser un ejemplo de infraestructura, servicios y desarrollo al servicio de sus habitantes.

Podría mencionar muchos ejemplos más, pero no acabaría ahora. No es casualidad que a sus ya casi 50 años de existencia, el Movimiento Antorchista siga vigente y más activo que nunca, ya que a diferencia de otros movimientos o partidos de este país, que se han denominado de izquierda, pero que en la práctica terminan desviándose y olvidando sus verdaderos principios, el Movimiento Antorchista ha seguido la misma línea de acción política, la línea marxista-leninista, cuya ideología está basada científicamente.

Por eso retomo la cita de Lenin, al principio de este artículo, con la cual deja claro que el poder y el bienestar no es algo que se adquiera por herencia o por suerte, sino que es algo que se debe demandar, algo que se obtiene luchando así como sucedió en Tecomatlán.

Eso es lo que hace el Movimiento Antorchista, a través de la educación y la politización de las masas, para hacer que adquieran conciencia de clase y sepan qué papel juegan dentro de esta sociedad capitalista, con el fin de explicar las causas últimas de su pobreza y así tener herramientas ideológicas para hacer cambiar las condiciones de injusticia en las que están inmersas.

Es por eso que el Movimiento Antorchista es la única organización que representa verdaderamente los intereses de la clase pobre de México, y aunque a algunos no les guste, ahí donde haya desigualdad, miseria, hambre e injusticia, seguirá existiendo la lucha del Movimiento Antorchista: para demostrar que es posible construir una sociedad igualitaria, más justa para todos, donde no haya carencia de oportunidades y se pueda vivir dignamente y en paz, así como lo ha hecho en Tecomatlán, cuna del Antorchismo nacional.

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