La invasión norteamericana pasó por tierras regias en septiembre del 1846. Por más de dos años estuvieron los norteamericanos en nuestro territorio, mismo que marcó el desarrollo posterior de este estado del norte. El cerro del obispado es uno de los baluartes de nuestro Estado. En estos días, en que se celebra el inicio por la lucha de la independencia de México, es bueno recordar lo frágil que somos ante la amenaza del Norte.
En conferencia realizada por nuestro dirigente nacional, ingeniero Aquiles Córdova Morán hace diez años, explicó que la independencia que celebramos no es tan real y que hace falta una verdadera independencia y que dicha tarea está reservada para los trabajadores mexicanos.
El conferencista resaltó que los imperialistas y dueños de colonias ya no quieren una conquista formal de un país, les basta y les sobra que respeten sus intereses y obedezcan sus órdenes. En el continente americano, el único país que ha logrado una independencia real es Cuba y el imperio hace todo lo inimaginable para doblegarlo, se mantiene firme y continúa luchando en medio de enormes dificultades.
Con respecto a México, dos hechos recientes demuestran que nuestra independencia solo es formal. El presidente dice: “No aceptamos presiones de ningún gobierno. México es un país independiente, soberano y somos más libres que nunca, entonces, sí tenemos esta situación, que nos preocupa y que estamos aprendiendo, pero no es porque estemos de peleles o de empleados del gobierno de Estados Unidos”.
Pero, actualmente, “el gobierno mexicano mantiene 21 mil soldados en la frontera norte y 10 mil en la frontera sur, sólo para detener a los migrantes que buscan cruzar el país para llegar a los Estados Unidos, mientras en las calles de México la violencia aumenta a pasos agigantados. Y, aunque el presidente diga lo contrario, lo cierto es que obedece a los órdenes del gobierno de Estados Unidos y aceptó sin rechistar ser el tercer país seguro.
Segundo, la injerencia del Gobierno mexicano con el Gobierno de Nicaragua, por el caso Sergio Ramírez. El 9 de septiembre la embajada de Nicaragua le responde al embajador mexicano. “nuestro gobierno nunca se ha entrometido en los asuntos internos de México” y continúa: “Nunca hemos denunciado o comentado la violencia, crímenes o violaciones a los Derechos Humanos, que, según organismos y personajes mediáticos, ocurren en México todos los días. Nunca hemos recogido declaraciones de tantos Personajes mediáticos, contra el presidente o el gobierno mexicano”.
Suma y sigue: “con el mensaje que usted (embajador mexicano, Gustavo Cabrera) ha difundido hoy en Nicaragua, usted y el Gobierno de México se colocan en una posición injerencista y entrometida, cumpliéndoles sumisa y fielmente a los yanquis, sirviéndoles en el rol que tristemente han venido ustedes asumiendo, de interventores permanentes en nuestros asuntos propios, por encargo del Imperio” Arlette Marenco. Ministerio de relaciones exteriores. Hay que dejar asentado que no es la primera vez que el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, se mete en otros asuntos, y recordemos que, si nos ponemos a criticar al vecino, debemos esperar que también nos diga algunas verdades incomodas.
Un elemento más, La Jornada publicó el 26 de abril del 2021: “Se disparó 63 % la importación de maíz”, el maíz amarillo aumento 15 por ciento, al pasar de 3.3 a 3.8 millones de toneladas. En lo que se refiere a las importaciones de maíz blanco, el cual es utilizado para la elaboración de productos de consumo humano como tortillas y frituras, éstas se dispararon 55 por ciento en el primer trimestre de 2021 respecto al mismo de 2020, al pasar de 179 millones de toneladas a 278 millones. ¿Dónde está la soberanía alimentaria?
Y podríamos agregar más datos, para demostrar que seguimos dependiendo del extranjero en muchos aspectos, y lo que dice el presidente, como muchas que dice, están alejadas de la realidad. Y no seremos independientes mientras nuestra economía no despegue, mientras se sigan perdiendo empleos y dependiendo de las remesas. Por eso, no puede existir la cuarta transformación, porque la primera aún no se ha terminado. Y la tarea pendiente sólo la pueden llevar a cabo los trabajadores organizados y educados.
Un diagnóstico real es el primer paso para una verdadera cura. Y es lo que no hay actualmente, si seguimos con esa ida, de autoengaño, nos seguirá conduciendo a un desastre todavía mayor.
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