* Entre 2018 y 2020 la pobreza aumentó 2.3 puntos porcentuales en la población infantil y adolescente
María es una de las tantas madres de familia que vive en pobreza en México. Vive de la venta de paletas rojas de menta en los semáforos. De carro en carro ofrece por diez pesos endulzar la vida de los conductores, una parte de los cuales se compadece de su condición y compra su mercancía.
Carga en sus brazos un infante de doce meses mientras el hermano de este, de tres años, duerme en la banqueta y su inocencia le impide ver el peligro que corre al encontrarse solo cuando su madre sortea los carros para ganarse la vida y no morir de hambre.
En nuestro país, de acuerdo con el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), del 16 de mayo de 2023, con datos del último censo de población del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) del 2020, casi la mitad de los niños menores de seis años (48.14 %) vive en pobreza.
Además, entre 2018 y 2020 se observó un incremento de la pobreza en la población infantil y adolescente de 2.3 puntos porcentuales, pasando de 50.3 % a 52.6 %. Este aumento se debió, según el Coneval y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en gran parte a la crisis de los ingresos familiares como consecuencia de la pandemia de covid-19.
Asimismo, el incremento en la pobreza extrema fue el principal componente que empujó el aumento de la pobreza infantil: de 2018 a 2020 la pobreza extrema pasó de 8.7 % a 10.6 % en la población de 0 a 17 años. En México, los niños y adolescentes son quienes padecen más la pobreza comparados con otros grupos etarios, al registrar una pobreza que ronda el 52.6 % y para el resto de la población es de 43.9 %.
Debido a las dificultades económicas que se han agudizado en estos últimos años, el número de familias que vende una variedad de productos en los cruceros de las principales ciudades de nuestro país se ha incrementado. Es muy común observar ahora a una gran cantidad de mujeres y niños, principalmente, ofreciendo entre los vehículos –aprovechando el alto de los semáforos– una diversidad de golosinas y otros artículos, o realizando todo tipo de malabares, con tal de obtener algunas monedas, como en el caso de María y su familia.
Esta realidad, que puede palparse cotidianamente, pone en entredicho los datos vertidos por el mismo Coneval en el pasado 2023, cuando reportó la disminución de la población en pobreza asegurando que 51 millones de personas salieron de ella. En realidad, se registró un incremento de 400 mil mexicanos en pobreza extrema.
Para María no hay otra alternativa: no come si no vende dulces, limpia parabrisas o busca alguna otra mercancía con la que pueda solventar los gastos familiares. Quizá ella no lo sepa, pero su caso es el mismo que el de millones de personas que son catalogadas por el Gobierno federal como vulnerables por carencias sociales, al no tener asegurado el servicio de salud, de educación para sus hijos y de vivienda entre otras igualmente importantes. En 2022 este grupo creció a 32.1 millones de personas; 7.1 millones más que en 2018.
En los servicios de salud también hay desigualdad: en este periodo, 50.4 millones de personas no tuvieron acceso a ellos, lo que en proporción significó un crecimiento de más de dos veces las personas sin servicios médicos en nuestro país y, además, durante estos cuatro años aumentó el 19 % las personas con rezago educativo al llegar a 25.1 millones de personas en esta situación, 1.6 millones más que en el 2018.
Estas cifras y datos reflejan la desigualdad en México que, en lugar de disminuir va en aumento, ya que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh), las familias más ricas se embolsan hasta 38 veces más dinero que las pobres, es decir, mientras las familias más pobres cubren sus necesidades con un ingreso de 3 mil 313 pesos mensuales, las familias más ricas perciben 54 mil 427 pesos, esto es, dieciséis veces más.
Estas circunstancias provocan que miles de familias en este Día de Reyes busquen los juguetes más económicos para alegrar la vida de sus hijos. En muchos de los casos, como el de María, buscarán que sus hijos estén conformes ese día con llevarse un bocado a la boca para satisfacer su hambre y, si es posible, disfrutar de un juguete de plástico cuya tracción es la fuerza e imaginación del mismo infante; ilusión para miles de niños en México.
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