Pareciera ilógico que en tiempos del nuevo juego de la alternancia, que supondría una mayor competencia para ocupar la silla del poder, y por tanto, mayor interés de los gobernantes en turno por satisfacer las demandas de los ciudadanos para conquistarlos por la vía de sentirse bien tratados, y con ello marcar diferencias entre los partidos políticos; pero no, por desgracia los gobernantes en la actualidad, a juzgar por su actitud, se sienten relegados de su obligación de gobernar para el pueblo y niegan en redondo atención a éste.

 ¿Qué reciben, entonces, los gobernados que alinean en las distintas expresiones políticas? Nada, los traen a la vuelta y vuelta con promesas, compromisos que no se cumplen, fechas que nunca llegan, etc., todo porque los gobernantes se creen de las encuestas que los ponen como populares, a tal grado que se vuelven soberbios, arrogantes, hasta prepotentes y groseros con la gente, que así los ve, y a la cual, incluso, le exigen que así los vea, como si no los mereciera ni el suelo que pisan.

 Y a quienes se atreven a protestar o exigir, haciendo uso del derecho a la libre manifestación, la solución a sus demandas a las que tienen derecho como mexicanos, los exponen al desprecio público con cualquier argumento porque de lo que se trata es de manchar la lucha que la gente humilde realiza por mejorar sus condiciones de vida. Ese es el caso de Antorcha Popular.

 ¿Tienen razón los antorchistas al exigir atención y soluciones concretas a sus demandas? Claro que sí, pues se trata nada menos que de derechos constitucionales reconocidos incluso internacionalmente como derechos humanos como el acceso al agua potable, al manejo de desechos con fosas sépticas o drenaje. En este punto es en el que nadie le puede ganar al Movimiento Antorchista porque tiene la razón y el derecho de su lado.

 Sin embargo, lo que falta a las luchas populares, en general, es la decisión firme de perseverar hasta superar de manera sustancial y definitiva la situación de pobreza y marginación que padecemos la mayoría de mexicanos, situación que hace de nuestro suelo patrio uno de los más desiguales no sólo del continente sino del mundo entero; y para eso faltan líderes que las guíen, organicen y eduquen, pero por fortuna en las escuelas y en las colonias hay jóvenes dispuestos a rifar su suerte por mejorar las condiciones de vida de la gente, líderes jóvenes.

 Por eso, este problema, visto a la luz de la lucha del viernes 23 de septiembre, reviste mucha importancia, pues, ese día, los jóvenes de la FNERRR lucharon al lado del pueblo, hermanaron su sentir con las familias pobres de la ciudad, dando ejemplo de claridad de miras, vigor y entereza.

En este tiempo en que pareciera que otras fuerzas políticas y otras corrientes, se hubieran olvidado de la lucha o en el peor de los casos se hubieran sometidos a las disposiciones del gobierno en turno, Antorcha sigue luchando, arrostrando el peligro de la represión, sabiendo que, a veces, es el costo de dirigir la lucha del pueblo por un futuro mejor para todos.

Esa es la explicación de porqué odian y atacan tanto a Antorcha Popular, porque estamos con el pueblo en sus reclamos ante quienes tienen una visión patrimonialista del poder. Defendemos el derecho del pueblo trabajador a mejorar su vida, derecho, a veces, rebajado hasta por periodistas que creen su deber defender a los poderosos, olvidando el verdadero periodismo como el practicado por Francisco Zarco, Los Flores Magón, y lo han vuelto moneda de cambio para transformarlo en oficio vil y rastrero.

Las masas tienen que exigir que se cumpla, por parte de los gobernantes, con su obligación constitucional establecida en el artículo 115, que es la de resolver las demandas de la población como en todas las democracias del mundo, si es que existen