MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Quintana Roo, entre la opulencia y la pobreza

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Quintana Roo es espejo de la polarización evidente de la inequitativa distribución de la “riqueza” resultado del sudor, esfuerzo y energía vital de la clase trabajadora. En la “Joya del caribe mexicano”, el esfuerzo de los trabajadores para extraer la riqueza de nuestros abundantes recursos naturales, no está proporcionalmente recompensado con el salario que obtienen los miles de empleados en la industria sin chimeneas, es decir, de las actividades económicas derivadas del turismo.

A pesar de que Carlos Joaquín González se la pasó vociferando los millones de ingresos económicos como producto del trabajo de los quintanarroenses, no dijo a dónde fue a parar dicha riqueza, aunque podemos deducir que seguramente se llevó a manos de unos cuantos poderosos nacionales y extranjeros que representan una diminuta porción de la población, quienes, sin asumir el esfuerzo del trabajo arduo y el desgaste de la energía vital de cada trabajador en su mayoría en condiciones de pobreza, gozan el incremento millonario de sus fortunas, dejando las miserias para el pueblo trabajador.

En el lado opuesto de la abundancia, la gente pobre y humilde que a diario lucha por sobrevivir al inhumano olvido al que ha sido sometido por los gobernantes, quienes lamentablemente no cumplen la promesa de erradicar la pobreza, la miseria y los demás males que arrastra esa situación como es la inseguridad y delitos a mano armada, colocan a la entidad en el foco rojo a nivel nacional e internacional.

El gobernador de Quintana Roo ya está próximo a concluir su sexenio, y se la llevó tranquilo, sin contratiempos, no había motivos de preocupación, al menos no trascendían los graves índices de desempleo, pobreza, pobreza alimentaria e inseguridad que padecía la entidad, se mentía, se maquillaron las cifras, se ocultó la realidad al pueblo hasta que llegó la crisis de salud de la covid-19, que evidenció el verdadero rostro de su gobierno, y del que fue incapaz de hacerle frente, lo que afectó a miles de ciudadanos quintanarroenses.

Aunque se quieran ocultar, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) especifica que el 28.5 por ciento de los habitantes en Quintana Roo no tienen el presupuesto suficiente para adquirir una canasta básica, o sea, más de 491 mil personas de más del millón 858 mil habitantes de la entidad. Sin duda, estos datos revelan la verdadera condición de pobreza y hambre que padecen miles de familias quintanarroenses; y datos como los que da la Secretaría de Bienestar lo sostiene, donde 575 mil 568 personas viven en pobreza y 199 mil 439 están en una condición de pobreza extrema. Asimismo, ante ese escenario, en los últimos resultados de la Encuesta Nacional Sobre Salud y Nutrición, detalla que 553 mil 040 quintanarroenses se encuentran en inseguridad alimentaria, es decir, sufren porque no tienen acceso a la alimentación nutritiva y de calidad.

En ese sentido, es claro y evidente la contradicción de un Estado que destaca por la generación de abundante riqueza, la consecuencia principal de este incremento desorbitante de la pobreza que tiene a miles de familias padeciendo por la imposibilidad de la satisfacción de sus necesidades básicas,donde los trabajadores viven en pésimas condiciones sociales debido al insultante e insuficiente salario percibido por su trabajo, la falta de poder adquisitivo de sus percepciones económicas, el constante aumento de los precios de la canasta básica y la incapacidad del gobierno para garantizar la atención prioritaria de sus principales demandas como la alimentación, vivienda, salud, seguridad, educación, entre otros; es debido al desigual reparto de la riqueza.

Un manto de incertidumbre se cierne sobre la entidad. Los pobres tienen la tarea en sus manos porque son ellos los que diario sienten en carne propia el flagelo de la pobreza y marginación y por ende el Movimiento Antorchista los invita a sumarse a la lucha que esta organización ha emprendido contra la injusticia social; es momento que el pueblo tome las riendas de su destino y dirijan sus pasos hacia el progreso y bienestar, de no ser así, su futuro, si de alguna manera se le puede llamar, quedará en el limbo de lo que pudo ser y no fue, pero que sin duda los hundirá en la oscura desesperanza de la pobreza.

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