MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

POESÍAS

Poesía

Preludios

Salvador Díaz Mirón
Declama: Elihu Santiago Alcántara

I

¡Los árboles, al sentir

la ráfaga, se doblegan

y tal parece que bregan

por desprenderse y huir!

¡Caos de plata y zafir

que la vaga niebla esfuma!

¡Las olas entre la bruma

hierven, se encrespan, batallan,

y son volcanes que estallan en explosiones de espuma!

¡Fulgurante culebreo

que rasga el negro capuz

-trémula grieta de luz

que simula un parpadeo,

repentino centelleo

que fascina y amedrenta-;

el relámpago y revienta,

y, a los ojos del pavor,

es un gesto de furor

en la faz de la tormenta!

¡Desde el fondo del follaje,

plañidera algarabía

responde, en la sinfonía

del viento y del oleaje,

al trueno, fragor salvaje,

que rueda, retumba, aterra,

cual si en formidable guerra

titanes de férreos brazos,

rompieran en mil pedazos

el cielo sobre la tierra!

II

¡Al influjo creador,

el firmamento es abismo,

el planeta es cataclismo

y el espíritu es dolor!

¡En mí y a mi alrededor

palpita el astro que hiere...!

¡Y, voz de cisne que muere,

mi acento crepuscular

canta y llora, y es al par

Te Deum y Miserere!

¡Soy la larva que procura

en su cárcel azarosa

convertirse en mariposa

y esmaltar el aura pura!

¡Soy la linfa que siempre oscura

que ama el sol canicular

porque quiere arder, brotar

del pantano que la estanca,

transformarse en nube blanca,

ser espléndida y volar!

¡Soy la cumbre cuyo anhelo

es mover un cráter roto,

y, en medio de un terremoto,

lanzar su erupción al cielo!

¡Soy el aterido suelo

en que el nuevo abril germina!

¡Soy la rama que se inclina

mientras un pájaro en ella

mira con ansia una estrella

y despliega el ala y trina!

III

¡En las garras del dolor,

el hombre, que es polvo vil,

se eleva...como reptil

asido por el cóndor!

¡El fuego exterminador

trueca la arena en cristal,

y de la goma oriental

-áspera y acre resina-

hace la esencia divina

que perfuma el ideal!

¡El numen –virtud suprema

que el mundo insulta y aclama-

es una llama, y la llama

resplandece, pero quema!

¡Bajo un sublime anatema,

el genio, foco y crisol,

sube, envuelto en su arrebol,

hasta el cenit de la gloria,

y, luminar de la historia,

sufre el tormento del sol!

IV

Seres-faros que, al lucir,

tenéis por fuerza que arder,

cumplid con vuestro deber.

¡Alumbrad hasta morir!

¡Luchar por el porvenir,

alzados sobre la insidia,

que no triunfa quien no lidia,

ni es grande el que se levanta

sin sentir bajo su planta

el pedestal de la envidia!

¡No hay en el campo una flor

que, sin un huésped voraz,

sea, en el aura fugaz,

el aroma y el color!

Agresivo mediador

que ese doble halago hechiza,

el insecto se desliza...

y, en su misión errabunda,

devora, pero fecunda;

mata, pero inmortaliza.

¡El iris, claro dosel,

tras la borrasca violenta;

después de la lid sangrienta,

la corona de laurel!

¡Oh humanidad! ¡Oh Israel!

¡El bien prometido es cierto!

¡Mas Canaán es un huerto

a donde no ha de llegar

quien no sepa atravesar

el Mar Rojo y el desierto!