MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pobreza económica y educativa

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Para nadie es un secreto que el actual modelo económico que impera a nivel mundial, y en consecuencia también en nuestro país, tiene un rostro de brutal fiera sin escrúpulos cuyo único objetivo, sin importar las consecuencias que ello conlleve, es incrementar la riqueza de los dueños de los medios de producción. Los estragos, como lo demuestra la realidad, los padece el pueblo trabajador; es decir, los obreros y los campesinos desarrapados que con su trabajo diario y el sudor de su frente producen dicha riqueza. Esto se debe a que los dueños de los medios de producción, que son una minoría, concentran en casi su totalidad el fruto del trabajo de los empleados, dándoles a estos últimos migajas para que ellos y sus familias apenas sobrevivan, lo suficiente para que puedan levantarse e ir a dejar su fuerza de trabajo en las fábricas y el campo cada día. Las relaciones de producción del actual modelo distan de ser justas y equitativas. Y es precisamente esta situación la que se ha venido agravando. No sólo los detractores del sistema de libre mercado han denunciado esta ignominia. También lo han hecho organismos internacionales como la OCDE, la OXFAM y la CEPAL, por mencionar algunos.

De acuerdo con Julio Boltvinik, investigador de El Colegio de México, el 84 por ciento de los mexicanos padece algún tipo de pobreza, es decir, 8 de cada 10 personas. En tanto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que el 10 por ciento de los mexicanos, alrededor de 12 millones de personas, concentra el 66 por ciento de la riqueza del país, mientras que el 90 por ciento de la población, aproximadamente 109 millones de mexicanos, sobrevivimos con apenas el 34 por ciento de la riqueza nacional. Una vez más, queda demostrada la injusta distribución de la renta nacional entre quienes la producen y quienes lucran con ellos.

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Esta innegable realidad, que muchos aún no han concientizado y menos la asimilan debido a los inagotables intentos de encubrirla o disfrazarla por parte de esa minoría beneficiada, nos debe preocupar e impulsar a actuar como entes transformadores de la realidad. Sin embargo, la pobreza no se limita a traslucirse en los bolsillos del ciudadano, también se hace patente en la calidad de la educación a la que acceden los hijos del pueblo trabajador. De los 225 mil planteles educativos que existen, más de 60 mil no cuentan con instalaciones adecuadas. Les faltan aulas; en general carecen de la infraestructura necesaria, mientras que cerca del 40 por ciento de las instituciones educativas carecen de servicios tan elementales y básicos como energía eléctrica, red de drenaje y agua potable, además de laboratorios e Internet. Obviamente, estas escuelas se ubican en las colonias populares y depauperadas de las ciudades y en las zonas marginadas de la sierra.

Para abatir en serio los altos índices que evidencian la pobreza educativa, a la que ha sido confinada la clase proletaria, es menester que el Estado implemente todas las medidas necesarias para que una parte importante del Producto Interno Bruto del país sea invertido en la educación y en la investigación tecnológica (Cuba invierte entre el 12 y 13% del PIB a la educación, uno de los más altos porcentajes del mundo, mientras que en México se invierte entre el 5 y 6%).

La realidad del pueblo mexicano, de la inmensa mayoría, reflejada en números, nos debe alertar y motivar a la reflexión sobre la difícil situación que cae sobre nuestras espaldas para actuar más decididamente entorno a la organización de los pobres de México, del Movimiento Antorchista, que desde 1974, lo único que quiere y por lo que ha trabajado, es que entre todos juntos podamos abatir los índices de esta cruel realidad. Por tanto, Antorcha no ha permanecido impávida al panorama diario del mexicano promedio, que vemos y sufrimos todos los días. Trabajamos todos los días tratando de que el pueblo pobre salga de su marasmo, de su inactividad y se sume a la transformación del modelo económico que está instaurado en este país y que cada día nos lleva a situaciones de inestabilidad social, crímenes, robos, a la descomposición social.

¿Qué se puede esperar de una sociedad que carece empleo, y donde los pocos que hay tienen salarios de hambre y que, por tanto, no alcanzan para la educación de nuestros hijos? El problema de fondo es la colosal pobreza que impera a consecuencia del actual modelo económico y la nula intervención de los gobiernos para impulsar las capacidades y potencialidades de las personas en actividades creativas, razón por la cual la lucha del Movimiento Antorchista no se limita a gestionar aguas potables, pavimentación de calles y redes de energía eléctrica; también luchamos por alimentar y elevar el espíritu humano a través del deporte, el arte y la cultura, para crear un hombre crítico, científico y sensible a los problemas de su semejantes, capaz de poner todas sus capacidades al servicio de sus semejantes con el fin de un estado de bienestar colectivo.

Antorcha le apuesta a una educación integral y con suficiente calidad académica, además de una infraestructura que requiere este tipo de educación, como aulas, laboratorios, bibliotecas, y espacios adecuados para actividades culturales y deportivos y cívicas, donde se compaginen las ciencias exactas, las ciencias naturales, y la pasión por el deporte y la cultura, actividades que hacen del hombre un ser sublime.

Por eso, el Movimiento Antorchista hace una vez el llamado al pueblo humilde y trabajador para que se organice y se sume en la colosal lucha contra la pobreza, que es la madre de todos los males que aquejan a esta sociedad; el Movimiento Antorchista, está haciendo mucho, pero es insuficiente. Somos muchos, pero necesitamos más. Transformemos este país para que nuestros hijos sean las grandes personas que la patria nos exige.

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