En el mes de diciembre de 2022, el diario La Jornada informaba: “Reporta colectivo mil 200 desaparecidos en cinco años”. La información vertida en esta nota da cuenta de lo difícil que ha sido para los familiares e integrantes de los colectivos de búsqueda, el enfrentarse a una realidad que lamentablemente no cesa: la desaparición forzada.
Hasta el mes de diciembre de 2022, sólo habían sido encontrados vivos 11 hombres y cuatro mujeres; fue durante la presentación de la guía “Viviendo la desaparición forzada de un ser querido y cómo hacerle frente”, que la activista Elia Cervantes mencionó que, durante los gobiernos de Roberto Sandoval, Antonio Echevarría García y en el Miguel Ángel Navarro Quintero, no se ha podido localizar a más personas.
Para el pueblo de Nayarit es preocupante lo que se vive al respecto, no hay mucha información sobre lo que sucede con este problema que, desafortunadamente, tiene poca atención por parte de las autoridades y menos atención cuando se trata de resolver o ayudar a los familiares que buscan sin descanso a sus seres queridos.
Es lamentable que el pueblo permanezca ajeno a este problema, muy grave problema, me atrevo a decir, pues son miles las personas que han sido desaparecidas en cinco años, jóvenes, padres de familia, algunos casi niños; duele saber que al parecer a pocas personas le importa el dolor y el sufrimiento de quienes buscan vivos o muertos a sus hijos, padres, hermanos, amigos. No puede el pueblo permanecer callado ante el dolor de las familias.
Considero que no deberías permitir el silencio de las autoridades ante quienes sí hacen su labor. Pondré un pequeño ejemplo: recientemente fue localizada una fosa clandestina en Pantanal, municipio de Xalisco, en una zona conurbada con la capital, la cual ha sido denominada “la fosa de los 21”, pues han sido encontrados los restos de 21 personas, y es la más profunda. Pues en dicha fosa fueron encontrados restos de ropa y diversos objetos.
La señora Rosa María Jara Montes, madre de Alejandro, un estudiante de gastronomía que desapareció en 2017, denunció que cinco años después, la fiscalía le entregó la osamenta de su hijo, pero incompleta, sin la mano izquierda y sin un pie, dijo, además, que se han destruido pruebas alegando que son peligrosas pues podrían contaminar, pero para ella y para todos los familiares, esas pruebas podrían conducir hacia los responsables de tales actos brutales.
Los nayaritas y los mexicanos no debemos permitir que haya silencio ante la desaparición de las personas, debemos exigir que haya respuestas científicas y que se castigue a los culpables, pues nada justifica que tales actos atroces se cometan ante la humanidad.
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