El doble discurso del presidente López Obrador, ya no es extraño para los que vivimos en este país; hemos entendido (algunos), que no es una casualidad, sino una estrategia de manipulación, que hasta ahora ha resultado eficaz para engañar a muchos.
Por tercer año consecutivo, hemos sido testigos de recortes presupuestales que han afectado directa o indirectamente al pueblo pobre trabajador, que es, quien genera la riqueza nacional de nuestro México, con su esfuerzo y sacrificio de todos los días. Con la bandera anticorrupción por delante, el gobierno federal decidió eliminar programas destinados a la educación, a la ciencia y a la tecnología, a la salud y a la obra pública, entre otros. Es decir, que, en concreto, en lo que va de este gobierno, no ha habido recursos para invertir en más hospitales, en puentes, carreteras, drenaje, alcantarillado, banquetas, etcétera; que, se disminuyeron las becas para estudiar maestrías y doctorados, para invertir en proyectos científicos, etc. Sin embargo, algunas personas perciben que el dinero se reparte “generosamente” como ningún gobierno anterior lo había practicado. Creo yo que se confunde a los ciudadanos con magistral estrategia, pues se juega con su sentimiento de pobreza. O sea, que se practica un tipo de vacilación, pues no se le entrega lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas, pero se le hace sentir bien, porque se le entrega un monto considerable, que le hace sentir momentáneamente satisfacción, aunque, cuando se les termine su dinero, siga estando en las mismas condiciones de pobreza de antes.
En esta ocasión, el presupuesto que se propone no es distinto, pues, se nota claramente que la mayor cantidad de recursos, se usará para continuar con las mega obras que propuso el presidente: la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía; que no serán la panacea de la economía nacional, y se aumentará la cantidad de dinero en los programas sociales de transferencia monetaria, que tanto daño están haciendo, sobre todo a los jóvenes.
Resulta increíble que para este gobierno, invertir en educación no sea importante; pues se le asignó sólo, el “18.3 por ciento del PEF 2022; mientras a programas sociales se le destinó 81.6 por ciento, a obras faraónicas 67.6 por ciento, a salud 54.8 por ciento y a las fuerzas armadas 47.4 por ciento” (heraldodemexico.com.mx).” ¿Cuál es la lógica del gobierno federal? ¿Por qué regalar dinero en lugar de ofrecer condiciones básicas necesarias en escuelas, hospitales, calles y avenidas, parques, jardines, unidades deportivas? La respuesta no es muy difícil de contestar, eso es lo más barato y lo más fácil de hacer. Es deslindarse de la responsabilidad que hemos concedido al gobierno para que sean ellos, los que nos representen y nos dirijan por “el rumbo acertado”.
¿Pero, qué acaso el presupuesto le pertenece al presidente y a su partido? Si ese dinero lo reunimos entre todos, produciendo o comprando, pagando nuestros impuestos, ¿por qué, no se nos toma en cuenta a la hora de decidir cómo repartirlo? Es la usanza de López Obrador, estar consultando al pueblo en temas cruciales, darle participación. ¿Por qué entonces no se nos pregunta cómo estamos, si es que nos alcanza el dinero para alimentarnos correctamente, para educarnos eficientemente, para curarnos, recrearnos, etcétera? Creo yo que ahí se comprueba que en realidad no somos prioridad para el gobierno, así como lo dijo en campaña electoral.
En educación, hemos podido darnos cuenta, gracias a la pandemia, que nuestro sistema educativo es obsoleto. Que tanto la infraestructura, las estrategias de enseñanza y los planes y programas, ya no satisfacen por completo las necesidades actuales de los educandos. Los edificios escolares deben modernizarse conforme a la época; es decir que, a estas alturas, no puede haber una escuela que no tenga luz, agua, drenaje, y no este equipada con insumos informáticos y servicio de internet, que son una herramienta básica en el hoy.
La enseñanza y el aprendizaje deben modernizarse; experimentar nuevas formas de enseñar a los múltiples tipos de personalidad que ahora tenemos en nuestros estudiantes, no puede haber docente sin que cumpla con el manejo adecuado de las Tecnologías de la Información, por ende, que no tengo materiales para ello; se debe promover la capacitación constante y el perfeccionamiento de las nuevas técnicas informáticas. Y con todo lo que ha sucedido, los planes y programas deben cambiar de enfoque; el perfil del egresado debe pretender crear a un hombre nuevo, que se conciba como agente de cambio, humanista y profesional. Pero para todo esto, se requiere dinero, mucho dinero; inversiones serias y no simulaciones ni migajas. Si el presidente cree, que con la Beca Benito Juárez, ya cumplió con la educación, yo creo que no es suficiente, pues el dinero, por sí solo no educará al hombre, por el contrario, lo “corromperá”, como está sucediendo con muchos jóvenes. Pero además, ¿de dónde saldrán los futuros médicos, abogados, maestros, enfermeros, científicos etc, que van a mover a nuestro país? Y, ¿con qué calidad lo harán?
La aprobación del Presupuesto de Egresos 2022 es un abuso al trabajo del pueblo; es un engaño para las masas, que ignoran su poder y su valor en la generación de la renta nacional. Es un abuso de poder, es una muestra del poder absolutista que pretende ser la 4T. No incrementar la inversión en la educación conforme a lo que se requiere, es cerrar las puertas al progreso humano. Hoy más que nunca, debemos organizarnos para exigir un alto a este grave atropello contra el pueblo. Si no lo hacemos ahora, luego será tarde.
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