MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Para qué deberían servir el PEF y la Ley de Ingresos

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Fueron ya aprobadas la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el próximo año 2024, el último del sexenio de la autollamada 4T, y el montón de promesas incumplidas es muy grande en áreas de vital importancia para las masas trabajadoras. Tanto, que de seguir por donde vamos, se vislumbra un futuro catastrófico para ellas.

El PEF fue aprobado sin “modificarle ni una coma” por los diputados cuatroteístas que hace ya tiempo renunciaron a su papel de representantes del pueblo para convertirse en representantes del poder Ejecutivo. 

No se ha desarrollado ni tantito la economía nacional, ni la de las familias, aunque quienes reciben algún apoyo crean que sí porque no quieren ver que ha sido a costa del endeudamiento del país con más de dos billones de pesos, de la desaparición de instituciones y de servicios necesarios también para ellos. Se trata de un alto costo que en breve tendremos que pagar los mexicanos, pues toda deuda se vence.

Por tanto, las electoreras ayudas en dinero sólo han servido para hacer pasables las mentiras, maniobras y desfalcos como el de Segalmex, con lo que nos habría ocurrido como a quien, comiendo algo en mal estado, termina pagando con su salud el precio de haber satisfecho su apetito.

Saber esto es importante porque tenemos encima las elecciones, en las que habrá de decidirse la continuidad o el cambio de rumbo del país, aunque hasta ahora ambas opciones sólo son variantes del mismo neoliberalismo, capitalismo rapaz basado de por sí en la explotación de la fuerza de trabajo (mercancía que, pagada por su valor de cambio, produce plusvalor porque su valor de uso es el trabajo vivo, que constituye, en su carácter social, el valor de todas las mercancías, lo cual ya no es retribuido por el capitalista y, por tanto, se apropia gratuitamente).

Lo que requiere el pueblo es el pago de la deuda histórica que el Gobierno tiene con él, pues sigue esperando que se tomen en cuenta sus intereses y se le haga justicia cambiando de raíz la situación de miseria en que vive. No se trata de hablar, sino de obrar en favor de los pobres, pues son los hechos los que transforman la realidad.

Por ello, debería implementarse una política pública eficaz para crear empleos suficientes y que todos los mexicanos tengan posibilidad de desempeñarse en el terreno laboral formal; que garantice el pago de salarios remuneradores, los cuales se incrementen no sólo nominalmente y en tan pequeña escala que resulten una burla, cuando los precios de los productos de consumo aumentan en una proporción mayor; que impulse la construcción de obras, pero las que necesita el pueblo mexicano, las mayorías no privilegiadas que son las clases trabajadoras.

Debería implementarse un cobro de impuestos de manera progresiva, de tal manera que paguen más los mexicanos de mayores ingresos, pues de acuerdo al sapo debe ser la pedrada. Porque limitarse a dejarlos como están, aunque no aumente el monto, representa una terrible injusticia.

Lo que requiere el pueblo es el pago de la deuda histórica que el Gobierno tiene con él, pues sigue esperando que se tomen en cuenta sus intereses y se le haga justicia.

Suponiendo que cada mexicano pague un peso al año, tendríamos que los pobres, al ser tantos, pagaríamos más de 100 millones de pesos entre todos, y los verdaderamente ricos sólo pagarían, si acaso, unos mil pesos entre todos ellos, si es que fueran tantos.

Habrá que sumarle que un peso puede significar, para un pobre, el poder completar para sus tortillas o para pagar su transporte, mientras que para un multimillonario, el peso significa quitarle un pelo a un gato, con lo cual salta a la vista lo irracional e injusto del sistema tributario que trata a todos por igual.

?¿Qué tenemos? millones de desempleados, más los que se sumaron en la pandemia y el desastre en Guerrero. En materia de salud, dejando de lado la vacilada del nivel Dinamarca, hay menos resultados que antes, con desabasto en medicamentos, insuficiente personal médico e infraestructura hospitalaria.

La educación, caída más al fondo en cantidad y calidad por deserción escolar, por clases virtuales, por falta de infraestructura y de apoyo a escuelas y albergues estudiantiles, por la embestida a la educación superior y a la investigación científica.

La vivienda, de mal en peor: no hay construcción de vivienda de interés social, ni programas de apoyo a la vivienda popular. En obra pública no hay nuevas carreteras y las existentes están deterioradas, faltan calles pavimentadas por todos lados, ya no hay obras de aguas potables, guarniciones ni banquetas, etcétera. La cultura, el campo, y muchos ámbitos más, en el abandono.

?Conclusión: para remediar eso podrían y deberían servir la Ley de Ingresos y el PEF, científicamente aplicados. Pero eso no ocurrirá mientras el pueblo no pueda colocar en el centro de las preocupaciones del Gobierno sus verdaderos intereses de corto, mediano y largo plazo.

Para ello, se necesitaría llegar al poder político de la nación por la vía democrática, lo cual requiere, sin duda, de su organización consciente y de su politización profunda. Ello le permitiría construir una patria más fuerte, próspera, soberana y desarrollada, pero también más justa y equitativa con todos sus hijos.

Las interesadas en un cambio de este tipo sólo pueden ser las masas trabajadoras y sufrientes que no tenemos ni en qué caernos muertos, porque carecemos de las condiciones materiales necesarias para la producción.  Por eso, sólo Antorcha puede ser la solución.

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