Uno de los errores de quienes se desgarran las vestiduras por el alto porcentaje de aprobación que, a decir de las casas encuestadoras, aún conserva el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es el de asumir que toda la gente está enterada de la serie de desaciertos que el gobierno actual está cometiendo; que todo mundo sabe y es consciente, por ejemplo, de que los chinos, siendo los primeros en enfrentar la mortal calamidad, tardaron solo algunos meses en controlar la pandemia, gracias a la respuesta oportuna de sus autoridades y a la ingente cantidad de recursos que invirtieron en el control (antier fue escándalo mundial que México alcanzó 155,145 fallecidos, desplazando del tercer lugar mundial en muertes debidas a la covid a India, que tiene una población diez veces mayor y 154,010 fallecidos durante la pandemia); o que todo mexicano mayor de edad es consciente de que la corrupción tiene hoy no a un atacante frontal en el Gobierno de la 4T, sino que es su principal promotor, al dejar impunes sonados casos de enriquecimiento inexplicable como los de Manuel Bartlett, John Ackerman e Irma Eréndira Sandoval –la mismísima zarina anticorrupción-, Zoé Robledo, entre otros; o que se reportaron "otras contrataciones” por casi 75 mil mdp en los dos primero años de gobierno de López Obrador, mientras que en el último año de Enrique Peña Nieto dicho rubro por demás opaco fue de 152 millones de pesos (Reforma, 28/01/2021).
Pero nada de esto se puede asumir que es del conocimiento de las grandes masas populares, cuando menos no de la mayoría, ni se puede esgrimir como un argumento poderoso para que el electorado prefiera otras opciones por sobre Morena en las elecciones de 2021. Si de comparar corrupción se trata, el argumento de peso de los morenistas es "el PRIAN robó más”; por lo que la diferencia sería puramente cuantitativa, no de fondo. Y de cierta manera, tienen razón quienes piensan así. Por lo tanto, mal harían los candidatos de distintos partidos opositores en apostar toda su campaña en señalar los errores del gobierno actual, pues se llevarán una tremenda sorpresa. El electorado solo apoyará una propuesta superior a la del partido en el poder; no aceptará una simple vuelta al pasado como muchos quieren, sobre todo priíistas y panistas que se relamen los bigotes con la repartición de los nuevos puestos de elección, pensando que les bastará solo con una postura crítica ante el gobierno actual.
Pero los mexicanos no esperan una vuelta al pasado del que huyeron en la elección de 2018, por lo que no aceptarán solo las frases huecas, ahora renovadas. Tampoco les bastará con los insultos y denostaciones que ya pululan en los medios y que es de esperar que se recrudezcan. Gran parte de la población mexicana votó con el estómago en 2018 no solo por la ira que le causaba la falta de autocrítica de los anteriores gobiernos, sino literalmente, por el hambre que sentía, por la situación económica adversa que se había generado en años de gobiernos que dejaron de interesarse por el bienestar popular. Por eso, los mexicanos no decidirán su voto solo porque alguien les ofrezca "experiencia para gobernar&rdquo, "capacidad para dirigir” o "una democracia de contrapesos”. Nada de eso se come; la población requiere propuestas tangibles y superiores que le den idea de cómo mejorará su situación respecto a la que Morena le ofrece hoy, pero también respecto a la que le dieron el PRI y el PAN durante años.
Hoy, en Sinaloa se han ya destapado dos de los principales aspirantes a contender por los puestos de elección popular: Mario Zamora Gastélum y Faustino Hernández, quienes van en pos de la gubernatura del estado y la alcaldía de Culiacán, respectivamente. El primero pretende retener la gubernatura para el PRI, hoy en manos de Quirino Ordaz Coppel y el segundo, "rescatar a Culiacán” de las manos morenistas. Sin embargo, los discursos de ambos ante la Comisión de Procesos Internos de su partido no pasaron de generalidades, de frases que pretendieron ser espectaculares y de voces estentóreas que pretendían "prender” artificialmente a su auditorio.
La campaña que se avecina será especialmente dura para las propuestas alternas a Morena por la gran cantidad de recursos que el gobierno federal está invirtiendo en la compra de consciencias, así como por la falta de información en buena parte de la población, altamente vulnerable por manipulación, a más del hastío de muchos electores que prefieren el abstencionismo.
Según el portal semana.com: de acuerdo con el informe anual de Oxfam, "En tan solo nueve meses, las mil mayores fortunas del mundo ya habían recuperado las pérdidas económicas originadas en esta crisis”. En cambio, el panorama para los más desfavorecidos es desolador. En el documento publicado con motivo del inicio del Foro Económico Mundial, llevado a cabo en línea (y no en Davos, como de costumbre), se señaló que los más pobres "necesitarían más de una década para recuperarse de los impactos económicos del coronavirus”. ¿Acaso los prominentes candidatos de Sinaloa y de México habrán registrado esta lacerante realidad? ¿Tienen propuestas realistas para ofrecerle a la gente? Están a tiempo de ofrecer algo mejor a las mayorías empobrecidas, pero debe ser rápido.
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