MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Morir por Antorcha no es morir, ¡es vivir!

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En nuestra organización, hay fechas que no sólo marcan el calendario, sino que esculpen nuestro camino. Para el Movimiento Antorchista Nacional, el 6 de junio es una de esas fechas imborrables. No se trata de una efeméride más, sino del Día de los Mártires Antorchistas, una jornada de homenaje, conciencia, compromiso renovado con la causa del pueblo pobre de México, un día de lucha.

En el mausoleo tecomateco, donde descansan decenas de luchadores antorchistas, se llevará a cabo una marcha luctuosa; un acto simbólico que representa el caminar juntos para no olvidar.

A lo largo de 51 años de lucha, Antorcha ha forjado una historia de trabajo constante al lado de los más humildes campesinos, colonos, obreros, estudiantes y trabajadores del país. Pero ese camino no ha sido fácil. Ha estado sembrado de obstáculos, represión, calumnias… y sangre. Porque en este país, donde todavía incomoda que los pobres se organicen, que se eduquen políticamente, que exijan derechos y transformen su realidad, muchos han pagado con su vida el delito de luchar por un México más justo.

Cada 6 de junio, Antorcha recuerda y honra a sus mártires, hombres y mujeres valientes que fueron asesinados por su activismo, por su ejemplo, por su convicción; pero también a todos los que dejaron este mundo en paz, siempre fieles a los ideales de nuestra organización.

Hay quienes creen que, cuando un luchador social muere o es asesinado, su historia termina ahí. Antorcha demuestra lo contrario: los muertos no sólo no se olvidan, sino que viven en cada colonia organizada, en cada gestión lograda, en cada estudiante becado, en cada comunidad transformada. Porque la sangre de los mártires no ahoga, sino que riega y fortalece el árbol de nuestra convicción y de nuestra lucha por un mejor México.

Este año, como cada año, los antorchistas de todos los rincones del país nos daremos cita en Tecomatlán, Puebla, en la “Atenas de la Mixteca poblana”, cuna de nuestra organización, para rendir homenaje a nuestros caídos.

Allí, en el mausoleo tecomateco, donde descansan decenas de luchadores antorchistas, se llevará a cabo una marcha luctuosa; un acto simbólico que representa el caminar juntos para no olvidar, para reafirmar que los mártires no cayeron en vano.

Este año será diferente: en el imponente Teatro “Aquiles Córdova Morán”, recientemente inaugurado, se celebrará nuestro evento político-cultural, donde se combinarán el arte y la reflexión, y donde nuestro querido maestro, Aquiles Córdova Morán, líder nacional de Antorcha, dirigirá un mensaje sobre la situación actual y las tareas organizativas por venir, en un recinto que no hubiera sido posible construir sin el sacrificio, esfuerzo, trabajo y vida de cada uno de nuestros mártires.

En tiempos en que la política parece reducirse a discursos vacíos y marketing electoral, Antorcha recuerda que la verdadera política es servicio al pueblo, es formación, es sacrificio… y, a veces, es muerte.

El 6 de junio no es una simple conmemoración: es un recordatorio de que la lucha cuesta, pero vale la pena; de que hay enemigos poderosos que siguen operando en las sombras, que buscan frenar el avance del pueblo y que no dudan en usar la violencia para conservar sus privilegios.

Por eso este día no es sólo para llorar, sino para organizarse mejor, para fortalecer las filas, para honrar con hechos la memoria de los mártires. Cada antorchista tiene la tarea de ser más firme, más consciente, más disciplinado, porque quienes dieron su vida por esta causa no lo hicieron para ser recordados con flores, sino para ser continuados con lucha.

Antorcha no sería lo que es sin sus muertos. Su historia no se entiende sin la sangre derramada por quienes creyeron —y creemos— que un país diferente es posible. Hoy, más que nunca, cuando la desigualdad sigue reinando, cuando la pobreza golpea a millones, cuando la represión aún existe, recordar a los mártires antorchistas es también recordarnos que la transformación de México es una tarea pendiente… pero en marcha.

Que la memoria no se quede en el acto ni en la consigna. Que la memoria se haga organización. Que la rabia se haga conciencia. Que el dolor se haga fuerza. Y que cada día hagamos nuestro trabajo con más abnegación.

Así, haremos honor a nuestros camaradas que hoy ya no están con nosotros. Recordemos eternamente a nuestros mártires, pues como dice nuestra consigna: ¡Morir por Antorcha no es morir; morir por Antorcha es vivir!

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