Después de una larga lista de dimes y diretes entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el mandatario de Argentina, Javier Milei, este último dijo, durante una entrevista en CNN, que “es un problema de los mexicanos si eligen a los socialistas” en referencia a López Obrador y Claudia Sheinbaum. Agregó: “me compadezco de aquel que tenga que padecer un régimen socialista”. Al parecer, AMLO no es el único ignorante.
Dado este contexto, de lo que se ha convertido en un chisme de lavadero con buena difusión mediática, me interesa poner de manifiesto dos cosas, que, dada la naturaleza del chismerío, podrían pasar inadvertidas, pero sí cumpliendo su objetivo.
¿Dónde está el el socialismo del que se le “acusa” a AMLO? No lo hay, no existe. AMLO es esclavo del capitalismo como todos sus predecesores.
La primera, dar una connotación negativa al socialismo, como si serlo fuera pecado o delito. Marx demostró científicamente que el capitalismo no es la etapa última del desarrollo social, es decir, que en algún momento el capitalismo tendrá que llegar a su fin para dar paso a una nueva etapa social, a pesar de los incesantes intentos fallidos de los ideólogos burgueses que tratan, sin éxito, de refutarlo.
También demostró que en este modelo de producción actual, el capitalismo, es la clase trabajadora la que produce con su trabajo la riqueza, misma que es acaparada por los dueños de los grandes monopolios mundiales, las grandes empresas transnacionales, dejándole al obrero, al trabajador, unas migajas para que apenas pueda medio vivir y seguir siendo explotado.
En contraparte, el socialismo, un modo de producción opuesto al capitalismo, como una primera fase del comunismo, plantea formas de producción distinta donde la clase trabajadora no sea explotada y pueda vivir dignamente, planteando como medida la apropiación de los medios de producción por parte del Estado, lo cual traería como consecuencia que la riqueza la dejen de acumular en sus bolsillos los grandes capitalistas que viven del trabajo de los demás.
Por tanto, podemos ver que se trata de dos modelos de producción antagónicos, mientras uno se basa en la explotación de la clase trabajadora por la clase capitalista (señala Marx que existen dos clases sociales explotador-explotado y son respecto a la propiedad de los medios de producción), el modelo socialista pugna por que no haya clases explotadas y sí una producción colectiva, lo que permitiría al hombre poder, junto con otros factores, desarrollarse ampliamente y vivir bien.
Señalo todo esto porque, como podemos ver, quienes como Marx pugnan por un modelo de producción distinto al capitalista, que no se base en la explotación del hombre por el hombre, deben considerarse personas progresistas, revolucionarias, al igual que Marx, humanistas científicos, y no hay nada de negativo en ello, como lo quieren hacer pasar los detractores de Marx y defensores del capitalismo rapaz.
La segunda es que cualquier persona con dos dedos de frente se podrá dar cuenta de que Andrés Manuel no es, ni de lejos, un socialista; por el contrario, es uno de los más eficaces servidores de la clase empresarial. Prueba de ello es que durante este sexenio, los hombres más ricos del país incrementaron considerablemente sus fortunas.
Carlos Slim incrementó 58 % su fortuna, es decir, 31 mil millones de dólares. Por su parte, Germán Larrea, en tan sólo tres años, tuvo un incremento del 125 %.
De acuerdo con el investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos, Abentofail Pérez, antes de iniciar el sexenio, el 28 % de la población era beneficiada con programas de transferencia monetaria, y luego de “recortar el gasto para obras y servicios a nivel estatal y municipal. Después de negar apoyos al campo, a la ciencia, a la cultura; después de presumir un combate implacable a la corrupción que nos ahorraría miles de millones de pesos”, sólo hubo un irrisorio incremento del 7 % y el aumento del gasto en programas sociales fue, “comparado con las cifras de 2018, sólo del 1.4 % considerando la inflación”.
¿Dónde está, pues, el socialismo del que se le “acusa” a AMLO? No lo hay, no existe. AMLO es esclavo del capitalismo como todos sus predecesores. Como vemos, se trata de continuar, por parte de los defensores del capitalismo, con la estrategia, ya fallida, de que el socialismo es malo, tan es así que ahora se vislumbra un mundo multipolar encabezado por los Brics+, con Rusia y China como punta de lanza, demostrando que en sus sociedades se puede vivir bien y con decoro, sin estar con la bota del capital en el cuello, para ello es necesario una sola cosa: cerrar filas, que el pueblo se organice, tome el poder político y que esté encabezado por hombres que verdaderamente representen los intereses de la clase trabajadora.
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