MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Mercado del bienestar, una farsa y cortina de humo para encubrir a los verdaderos ganones del Tren Maya

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Pese a la supuesta recuperación económica de Quintana Roo, con el turismo, principal actividad generadora de ingresos de la entidad, y después de superado el flagelo de la pandemia que privó de la vida a miles de quintanarroenses y de todo el país, hay serios problemas con el “Nuevo acuerdo para el Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo”.

Que palabras más, palabras menos, de acuerdo con la gobernadora Mara Lezama “se trata de un nuevo contrato social que nos permita, como sociedad, transitar juntos hacia un nuevo modelo de trabajo conjunto y solidario”, pero realmente no se está tomando con seriedad y preocupación la situación económica que afecta a cerca de 812 mil habitantes, es decir el 44.8 por ciento de la población de la entidad, según datos del reciente informe de la Secretaría de Bienestar federal.

Lamentablemente, los mercados del bienestar, ahora nos lo venden como proyecto alterno al Tren Maya. La magnífica propuesta implementada por el gobierno local, pero que en realidad es una copia que se ha impuesto en muchas entidades del país donde gobierna la Cuarta Transformación, es el resultado de las malas políticas de los gobernantes que no tienen visión y el interés de transformar, para bien, las condiciones paupérrimas de los pobres.

Tampoco tiene iniciativa propia y rumbo social. Es una verdadera simulación, porque se debería de ofrecer oportunidades laborales y salarios justos a los trabajadores, no que sigan mendigando dádivas gubernamentales con fines electoreros o que continúen en la informalidad, obteniendo algunos pesos para no morirse de hambre.

Los trabajadores tienen que alimentar a la familia, curarlos si se enferman, vestirlos, ofrecerles educación, ayuda que el Gobierno federal los ha privado desde que tomó las riendas del poder y en Quintana Roo no es la excepción.

El Tren Maya, polémica obra que no va a resolver los problemas de los pobres, porque no es un proyecto bien pensado, bien elaborado, que tiene irregularidades en el presupuesto y lo peor es que las autoridades encargadas de vigilar y castigar estos delitos son testaferros a sueldo y cómplices de la corrupción y de los moches.

El Tren Maya, que además de ser un proyecto neoliberal y caprichoso del presidente Andrés Manuel López Obrador, a pesar de no ser viable ni rentable, tenía un costo inicial de 140 mil millones de pesos, y hoy se estima que el gasto para terminarlo podría ascender a 373 mil 699 millones de pesos.

Ese tren, que es capricho presidencial, le está costando muy caro a los mexicanos y, sin duda, no contribuirá al desarrollo porque para los pobres del sureste sólo dejarán las minucias. Recuerdo las palabras del director de Fonatur, quien afirmó que “no ganamos nada como país con tener jaguares gordos y niños famélicos”, a lo que objetivamente el artista Francisco Toledo le respondió que seguramente no habrá jaguares ni niños gordos, lo que sí tendremos serán empresarios gordos, esa es la realidad con ese proyecto neoliberal, los ganones de siempre seguirán siendo los pudientes, ese uno por ciento que acaparan cerca de la mitad de la riqueza nacional”.

El mercado del bienestar es una cortina de humo, porque los trabajadores seguirán sometidos en la pobreza y una vez funcionando el Tren Maya podrían acceder a empleos menores como lavar baños, limpiar pisos, dar ciertos servicios, pero no vemos cómo el gran proyecto que está impulsando el presidente pueda ayudar a desarrollar al sureste del país.

Con la 4T en el poder, todas las mediciones empeoraron, lo que echa por tierra el supuesto éxito de la política social del Gobierno federal, misma política replicada en las entidades donde gobierna el partido en el poder, que pese a la insistencia de promover que en ningún otro sexenio se ha abatido la pobreza, la realidad les estalla en las manos.

La población en situación de pobreza extrema fue la que más creció, al pasar de 8.7 millones a 10.8 millones de personas en esta condición, lo que significa que más de la mitad de la población en México es pobre. Sin duda, México es el país más desigual de América Latina, región que caracteriza las disparidades económicas y sociales en el mundo.

Todo esto sorprende y preocupa mucho porque la economía de Quintana Roo no anda nada bien y mientras las autoridades gubernamentales contraen deudas y más deudas a nombre de los pobres.

Sabemos bien que sólo es para beneficio de los amigos del gobierno y no es verdad que estén tomando las medidas adecuadas para ayudar a los trabajadores en general, ni que estén impulsado el empleo y salarios adecuados para que las familias de los trabajadores accedan a mejores oportunidades y tampoco que se esté haciendo obra social como pretenden hacernos creernos.

Es un claro dato que, ante la ausencia de acciones del gobierno para crear empleos formales, los trabajadores siguen batallando para llevar el sustento al hogar. Para nadie es ajeno que miles de mujeres han decidido salir de casa, buscar los medios para hacerse de recursos y contribuir al sostenimiento de sus familias, están rebuscando, aunque sean en condiciones adversas, la manera de sobrellevar esta crisis económica.

Como manifesté al principio, los mercados del bienestar no ofrecerán mejores oportunidades salariales y mucho menos lograrán erradicar la pobreza laboral en el estado. No nos creemos el cuento de que los mercaditos reducirán las brechas de desigualdad con el “Nuevo acuerdo para el Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo”, y sabemos que tampoco se generará un “crecimiento con prosperidad compartida, con beneficios para todos los sectores de la sociedad”.

Es una de tantas cortinas de humo, eso sí, bien pensada, para proteger los intereses de los verdaderos ganones del Tren Maya y de las otras megaobras anunciadas por el Gobierno federal que ya se están ejecutando en Quintana Roo.

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