MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Medios de comunicación de occidente que manipulan la verdad sobre Rusia

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Los medios de comunicación juegan un papel primordial en este mundo globalizado, tanto que, hoy en día, nada de lo que ocurre en cada rincón del planeta puede catalogarse como verdadero sin que antes lo verifiquemos a través de la prensa o las redes sociales. 

Todo lo que estas plataformas, que tienen como tarea principal informar a la población, publican o difunden, se vuelve en seguida una verdad irrefutable para el mundo entero. Por ello, viene a bien que, como seres pensantes que han pasado millones de años para llegar al punto de evolución en el que nos encontramos, utilicemos nuestra capacidad de criterio para analiza estas verdades absolutas y tomar una postura racional sobre lo que escuchamos y vemos a través de la prensa. De no haber cuestión en estas verdades a conveniencia, las consecuencias podrían ser irreparables.

Y es que los grandes medios de comunicación están en manos de los dueños del mundo, son controlados por ese puñado de hombres que concentran en sus manos la riqueza que produce el pueblo trabajador, lo que tienen sumergido en la pobreza al resto de los habitantes del mundo.

En el artículo, titulado “Grandes medios de comunicación: de quién son y a quién se deben”, Sergi Picazo dice que “los seis supergigantes de la comunicación [Time Warner, Disney, NewsCorp, NBC Universal, Viacom y CBS] controlan el 70 por ciento del negocio en todo el planeta y son propietarios de unos mil 500 periódicos, mil 100 revistas, dos mil 400 editoriales, nueve mil emisoras de radio y mil 500 cadenas de televisión.

“Ellos son los que deciden qué tenemos que ver en la televisión, cuál es la agenda y qué tema es más noticia que el resto”. El mundo entero está presenciando el arrebato de la palabra por contar la “versión oficial” de lo que ocurre entre Rusia y Ucrania y esta verdad nos llega hasta la comodidad de nuestro hogar. Es este puñado de hombres el que decide qué incrustar en nuestro pensamiento, en nuestra ideología, como verdad absoluta. Y claro, a conveniencia de sus intereses, los de aquellos que han sumergido a la humanidad en el pauperismo.

Poniendo los nombres sobre la mesa, esta campaña de desprestigio de Estados Unidos en contra de Rusia, nace con la fase imperialista del capitalismo: Lenin definió imperialismo: “el imperialismo es el capitalismo en aquella etapa de desarrollo en la que se establece el dominio de los monopolios y del capital financiero; en la que la exportación de capital ha adquirido una importancia pronunciada; en la que se ha comenzado el reparto del mundo entre los truts internacionales, en la que se ha completado el reparto de todos los territorios del globo entre las mayores potencias capitalistas”.

“El capitalismo moderno se está convirtiendo en todas partes en un monopolista”. Y es que el hambre de los Estados Unidos (EE. UU.) y sus intervenciones militares en países subdesarrollados y con grandes riquezas naturales o con posiciones geográficamente estratégicas, que como decía al principio de este texto, este mundo globalizado busca un imperio absoluto valiéndose de toda la fuerza militar, mediática, económica.

El imperio yankee con la bandera de llevar paz y democracia a estas naciones esconde bajo el diente su verdadero objetivo que es la lucha por la hegemonía mundial a través de cualquier método a su alcance, sin importar las consecuencias que sufra la población del mundo entero, sin importar exterminar a razas, naciones, cualquier individuo e ideología que encuentre a su paso.

Vayamos tiempo atrás; la campaña de terror en contra de la URSS para desmembrarla e implantar en la conciencia de los habitantes de este planeta que el comunismo es una maldición, una barbarie para la humanidad fue la primera fase de la rusofobia que vivimos en la actualidad. Lo que nos sugiere que no solo son los medios de comunicación occidentales los únicos que desprestigian a un país que se ha destacado por tener una de las mejores economías y desarrollo en todos los ámbitos que una sociedad necesita para una vida digna, sino que es una historia de tiempo atrás, una guerra cognitiva en contra de esta nación y de la grandeza que un día tuvo para ser quienes terminaran con el terror nazi que en un momento puso en peligro la existencia de la humanidad, una guerra cognitiva que ha decidido cuál es la historia que conviene contar. ¿No convendría preguntarnos por qué? ¿Realmente EE. UU., es un super héroe que busca el bienestar del mundo entero?

Hoy, los medios de comunicación occidentales orquestan una campaña de desprestigio voraz en contra de Rusia y su presidente Vladimir Putin, y es porque Rusia es uno de los obstáculos más grandes para alcanzar este desalmado objetivo de dominar el mundo y diseñarlo a su imagen y semejanza.

No dejemos a un lado el dato de que Rusia es el país más grande del planeta, con una expansión de la sexta parte del territorio mundial. ¿Por qué dejar desarmada, desprestigiada e implantando el odio de la población mundial en contra de esta nación? EE. UU., necesita deshacer a esta potencia mundial para después acabar con su verdadero estorbo en esta lucha por controlar el territorio y los mercados mundiales, la verdadera potencia que en relativamente poco tiempo ha puesto en peligro el plan de convertirse en un imperio único, China.

En esta lucha, en la que queramos o no, mantenemos todos los pueblo de la humanidad resistiendo al hambre rapaz de EE. UU., por controlar el mundo, culturas y criterios, es importante tener claro que, los medios de comunicación en los que hoy descansamos nuestra desinformación, no son precisamente órganos enamorados de una de los derechos más preciados con los que cuenta la humanidad, la libertad de expresión, sino objetos utilizados por el impero para cuidar sus intereses políticos económicos y llevar al mundo entero a ciegas al precipicio.

Tenemos un gran deber, una gran tarea que es conocer los fundamentos de este conflicto, indagar en las causas de que EE. UU., siempre quiera aparecer en los momentos más precisos para controlar, cada vez más, a naciones con guerras armadas e ideológicas.

Queda en nosotros quedarnos de brazos cruzados creyendo la versión del imperialismo norteamericano o dudar siquiera un poco, al ver que los países de Occidente están censurando a todo aquel medio o persona que en pleno uso de su derecho de libertad de expresión decide escribir o compartir información que no hable barbaridades en contra de Rusia. Buscar la objetividad y conocer nuestra historia, echando mano de nuestro criterio, puede ser la manera de que nos quitemos la venda de los ojos y demos cuenta del peligro en que se encuentra la humanidad.

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