MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Malas notas otra vez

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Tomo prestadas estas palabras que sirven de título a un cuadro pintado en 1952 por el artista ruso Fiódor Reshetnikov para ponerle encabezado a esta colaboración, que, en su desarrollo, trataré de explicar por qué. La obra en cuestión se puede describir como la pintura de un niño que regresa de la escuela triste por haber obtenido malas notas; toda la familia mira al niño con reproche y desaprobación, todos menos su perro, que se abalanza feliz sobre su pequeño amo al verlo llegar.

Una forma en que se puede interpretar el mensaje del artista es: “traten al niño como lo hace el perro; él lo ama cuando fracasa y lo ama cuando triunfa; su amor es incondicional”.

La semana pasada se dio a conocer que el próximo año, los estudiantes mexicanos ya no serán sometidos a la prueba PISA, pues el Gobierno federal no ha cubierto el pago correspondiente para su aplicación.

Esta imagen acude a la memoria con motivo del día del estudiante que se celebra cada 23 de mayo; y coincide con la reciente discusión que se dio en los medios acerca de si nuestro país participará o no en la prueba PISA, cuyos resultados en la última evaluación nos dejaron reprobados.

El Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, mejor conocido por sus siglas en inglés como PISA, evalúa las habilidades de estudiantes de quince años de edad en materias como matemáticas, ciencias y lectura; se realiza cada tres años y los resultados son utilizados para hacer análisis comparativos entre países y para el diseño de políticas educativas que busquen mejorar la calidad y equidad de la educación. 

Hay que recordar que nuestro país, siendo miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), participa en esta prueba desde el año 2000; y la última realizada antes de esta administración de la 4T fue en 2018.

Sin embargo, apenas unos meses después de asumir la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, con el pretexto de la famosa “austeridad republicana” (que hasta la fecha no se sabe a quién benefició), desapareció en 2019 al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), un organismo autónomo que hacía reportes anuales de evaluación educativa; y creó en su lugar la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), organismo que sólo ha servido en todo este sexenio que ya agoniza, para hacer un único reporte en agosto de 2023, ¡después de cinco años de administración! y como era de esperarse, con pésimos resultados que reflejaron la mala calidad educativa.

En 2021, con el argumento de que las escuelas seguían cerradas por la pandemia de covid-19, el país ya no participó en la prueba piloto de PISA; pero, por toda la presión que le vino encima, AMLO se vio obligado a autorizar nuestra participación en la evaluación completa que se realizó en 2022, cuyos resultados se dieron a conocer en diciembre del año pasado.

Esa evaluación de 2023 nos ubicó como el tercer país de la OCDE peor evaluado en matemáticas y comprensión lectora, además de obtener el puntaje más bajo en ciencias, dejando al descubierto que habíamos retrocedido en estas áreas más de diecisiete años.

Con estos desastrosos resultados, que si existiera la mínima preocupación gubernamental por los estudiantes que año con año festejamos su día, habría provocado que rodaran cabezas y una cirugía mayor al interior de la Secretaría de Educación Pública; en este caso, simplemente no pasó nada.

Es más, ni siquiera conmovió ni preocupó al presidente, quien solo atinó a decir “Nosotros ni los tomamos en cuenta porque todos esos parámetros se crearon en el periodo neoliberal”.

Pero lo peor es lo que viene a continuación: la semana pasada se dio a conocer que el próximo año, los estudiantes mexicanos ya no serán sometidos a esta prueba de conocimientos, pues el Gobierno federal no ha cubierto el pago correspondiente para su aplicación.

Ante tal situación, la Asociación Civil “Educación con Rumbo” promovió un amparo en contra de la Secretaría de Educación para obligar al Gobierno a aplicar la prueba en 2025; a pesar de ello, no será sino hasta el próximo 27 de mayo del presente año que se resolverá si se concede la suspensión definitiva para que la SEP realice dicho examen.

Volviendo al cuadro del que hablábamos al principio del presente trabajo, el pintor Reshetnikov tiene toda la razón. No podemos cargar todas las culpas en las espaldas del estudiante por haber reprobado la prueba PISA y menos cuando el Gobierno federal ni las autoridades educativas sienten la mínima preocupación por mejorar la calidad de la educación en nuestro país.

Lo que sí debemos hacer como padres de familia y como mexicanos es exigir con todas nuestras fuerzas unidas y organizadas a una sola voz, que se invierta más en educación, más en infraestructura educativa, y que se elaboren modernos y actualizados planes de estudio y mejores libros de texto.

No debemos tolerar que gobiernos omisos e irresponsables quieran ocultar las suciedades de su mal desempeño tapándolas con tierra. Lo que sí debemos reprochar y recriminar con todas nuestras fuerzas es que abandonen sus obligaciones y su responsabilidad en la preparación académica de nuestros hijos.

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