MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

López Obrador mintió a los quintanarroenses

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La popularidad de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la “Cuarta Transformación”, cae estrepitosamente y se debe, sin lugar a dudas, al hecho de que después de cada acto o decisión contraproducente se justifica con una mentira, con su frase “yo tengo otros datos”. No hay pretexto ni justificación que valga para no cumplir con lo que ha ofrecido, como en el caso de Quintana Roo, donde la cuota de credibilidad del mandatario se diluye como el agua.

Hace algunos días, el presidente López Obrador estuvo en el centro y sur del estado de Quintana Roo. Su visita se desarrolló en medio de bloqueos y protestas de ciudadanos que reclamaron soluciones a problemas sociales y el cumplimiento de compromisos de gobierno, los que después de dos años de gobierno aún están pendientes. Las protestas iniciaron cuando el presidente López Obrador ofrecía su tradicional conferencia mañanera en la base militar de la capital del estado. En las afueras, cinco grupos de manifestantes protestaron exigiendo soluciones a problemas de adeudos federales, temas médicos, laborales, en materia de derechos de la mujer, reducción de precios a las gasolinas y hasta asuntos legales.

A la protesta se sumaron docentes, que anhelaban reclamar personalmente al presidente López Obrador un adeudo por 28 millones de pesos por concepto de salarios del Programa Escuelas de Tiempo Completo, correspondiente al período octubre-diciembre de 2020, débito que algunos gobiernos estatales asumieron pero que no fue el caso en Quintana Roo. En la manifestación también participaron mujeres integrantes de “Marea Verde” y la Red Feminista Quintanarroense quienes exigieron un alto a las agresiones contra las mujeres, un freno total a los homicidios y feminicidios que lamentablemente están a la orden del día en esta entidad.

La falta de cumplimiento del mandatario, la desatención a la ciudadanía, el engaño de los tres órdenes de gobierno, provocaron que cientos de personas más exigieran al Ejecutivo Federal que haga efectivo su ofrecimiento en la que basó su ascenso al poder, es decir, que desde el primer día de su gobierno bajaría el precio del gas, la electricidad y los precios de las gasolinas, que hoy superan los 20 pesos por litro, en promedio, totalmente contrario a lo que prometió que sucedería para hacerle justicia al pueblo de México. 

Pero como el miedo no anda en burro y consciente de que le mintió al pueblo y que los reclamos cada día van en aumento e intensidad, “El Peje” decidió enviar a un representante para apaciguar los ánimos, para recoger las quejas, las peticiones, los escritos que le deseaban entregar los quintanarroenses y ofreció que el presidente las revisará y que en lo “más pronto posible dará respuesta a las solicitudes”. Más tarde, cuando el mandatario se dirigía a Tihosuco, -una comunidad situada en el municipio de Felipe Carrillo Puerto-, para “pedir perdón a los mayas por los abusos contra ellos a lo largo de la historia”, fue interceptado por cientos de campesinos que le pidieron se les haga un avalúo justo de las tierras que les fueron expropiadas en 2013. Ahí no le quedó otra a López Obrador que descendió de su camioneta de lujo para decirles a los manifestantes que estaría en el estado el Secretario de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, Román Guillermo Meyer Falcón, quien daría “solución” a dichos conflictos añejos. Fue la única manera de que pudiera continuar su camino.

Y cuando se ofrece algo y no se cumple, las manifestaciones y reclamos surgen inevitablemente, por ello, al llegar a Tihosuco, el mandatario federal se topó con la sorpresa porque otro grupo de manifestantes le exigieron acelerar el proceso judicial ante el Tribunal Agrario y la indemnización de 149 hectáreas de tierras, solución que buscan desde hace mucho tiempo y que el mandatario les había ofrecido tendría solución positiva.

López Obrador vino a Quintana Roo a pedir el perdón de los mayas por el abuso que las autoridades y entes gubernamentales han realizado en su contra a lo largo de la historia, evento que resultó toda una paradoja de contradicciones pues mientras “El Peje” se desgarraba las vestiduras pidiendo la absolución del pueblo, afuera, tras bambalinas, cientos de ciudadanos humildes, campesinos, amas de casa, jóvenes y adultos mayores pedían ver al presidente, lo que no pudieron lograr pues fueron contenidos por  elementos de la Guardia Nacional y cientos de policías locales. Fue un acto de oportunismo, incluso algunos lo consideran un evento electorero al 100 por ciento, que mereció la condena de los quintanarroenses que aseguraron que “si hoy estuviera vivo el líder rebelde maya, Jacinto Pat, estaría avergonzado de todo este acto de oportunistas”. 

A pesar de que López Obrador actuó como un oportunista y se aprovechó de la esperanza de millones de mexicanos que lo ascendieron al poder presidencial, nada justifica que no cumpla sus ofrecimientos; el pueblo sigue a la espera y mientras más tiempo pase y no cumpla el presidente pagará con creces esa desatención y prueba de ello es el desplome de su popularidad, esa que tanto presumió que nadie en el mundo tenía

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