Es sencillo calificar la problemática de la sociedad como una podredumbre social; sin embargo, más allá de simplemente apreciar y valorar las peripecias que atraviesan los individuos y grupos, es poco común que los entes involucrados participen activamente en su respectivo transcurso por ciertos procesos de la vida.
Es sencillo calificar la problemática de la sociedad como una podredumbre social; sin embargo, más allá de simplemente apreciar y valorar las peripecias que atraviesan los individuos y grupos, es poco común que los entes involucrados participen activamente en su respectivo transcurso por ciertos procesos de la vida.
Tomar una conciencia de los actos vividos no es un pro- ceso sencillo, pues por endoculturación son aprendidas conductas que sumen en la pasividad y la conformidad. No es sino hasta que se devela que la identidad es plural y no individual que se puede actuar activamente en transformar las circunstancias que a uno (y a un colectivo) le atañen.
Es por esto que el autor de esta obra nos desarrolla, mediante la ficción, este duro caminar del hombre que le lleva a un entendimiento profundo de su realidad y, por lo tanto, a comprender la manera más efectiva de realizar en ella una transformación en beneficio colectivo.
Héctor Enciso ha sido un luchador social durante más de 43 años, de modo que en ese recorrido ha sido testigo de diversos percances e injusticias y, por ende, también del transcurso hacia su resolución, motivo por el cual es capaz de exponer fielmente la cruda realidad de muchos mexicanos y, por qué no, también la propia, con la finalidad de hacer visible esta dimensión para quienes no se han encontrado en situación de experimentar algo que para muchos es cotidiano. Más que simples acontecimientos, aquí está reflejada una trama en la cual distintos elementos se relacionan al punto de desembocar en lo que pareciera un lamentable hecho fortuito, pero que, por su desarrollo, deja claro que no es así, sino que todo estímulo influye para su concreción.
Esta novela apela a una reflexión sobre el hecho social, donde más que sólo señalar o calificar los acontecimientos, se abra una posibilidad de identificar los puntos de inflexión que en ocasiones llevan a los individuos a ciertas circunstancias que más que fortuitas, son forzosas, que les mueven profundas fibras en el alma y los llevan a la conclusión de que, para que sus historias no se sigan repitiendo trágica- mente en México, se debe actuar en unión con todos los desposeídos por un país más equitativo para todos.
Las vidas de Rafael, Charo, Arturo, Jorge, Pedro y Mariana son las de miles que se deciden por una causa social que, inevitablemente, dará sus frutos en el futuro próximo y lejano.