A un año de la suspensión de clases por la pandemia, la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ha presentado las cifras reales de la deserción y aprovechamiento escolar, por otro lado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) llevó a cabo una encuesta que indica que en el sector educativo fueron 5.2 millones de estudiantes los que ya no se inscribieron al presente ciclo escolar, de los cuales 2.9 millones son de educación media superior, donde el principal motivo fue económico.
De acuerdo con la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020, una de las razones para no inscribirse es que las clases a distancia les parecían poco eficaces, es decir, las medidas tomadas desde la federación no fueron las más adecuadas para adquirir el aprendizaje mínimo, otros motivos son: que los padres perdieron su empleo o porque no contaron con el equipo tecnológico que les permitiera tomar las clases en línea.
La encuesta también arroja que las clases a través de la televisión “Aprende en Casa” no fueron utilizadas como lo presume el Gobierno federal y estatal, dado que las principales herramientas digitales fueron: el teléfono un 65.7%, seguido de la computadora 26%, la televisión digital un 5.3% y tablet’s 3.6%. Dichos porcentajes nos dicen que el recurso invertido en las televisoras fue un negocio redondo de unos cuantos.
Pero las cosas no terminan ahí, muchas han sido las voces que con justeza piden el regreso a clases presenciales ante el fracaso educativo, propiciado por el mal manejo de la pandemia, sin embargo, no podemos tomar las cosas a la ligera, la pandemia, si bien es cierto ha ido disminuyendo, también es cierto que sigue vigente, y el hecho de reactivar las clases nos llevaría a aumentar los contagios de forma inevitable; estamos en una disyuntiva, donde, o nos hundimos educativamente o nos contagiamos de covid-19 y llevamos la muerte a nuestros familiares; y pareciera que esto no tiene salida, pero la solución la tiene la presidencia, la única forma de que podamos regresar a clases es que alumnos y maestros seamos vacunados, es decir, dejar de utilizar la vacunación como una herramienta política para ganar elecciones y solucionar el problema de fondo; mientras otros países se están enfocando en vacunar a toda la población, nuestro presidente se enfrasca en pleitos inútiles, en circos mediáticos y temas sin importancia. Urge se vacune a maestros y estudiantes.
Aunado a la vacunación, es necesario que la Federación y los estados atiendan las necesidades de infraestructura educativa, en Morelos no existe un plan de conservación y arreglo de las escuelas, que después del abandono, tienen problemas como baños y vidrios rotos, maleza crecida, deterioro en pintura y fachadas, así como desperfectos en grifos, cableado eléctrico y lámparas; y en otros casos más críticos, el robo de equipos de televisión y cómputo, son aproximadamente 250 las escuelas que se encuentran en esta situación.
Esto en las escuelas que cuentan con salones, del otro lado están las escuelas gallinero que ni letrinas tienen, que la escuela no existe físicamente, ahí la situación está peor, son los olvidados, los inexistentes para cada gobierno que pasa, y Cuauhtémoc Blanco Bravo es un gobernador más, que ni oye, ni atiende ni soluciona.
Por lo anterior la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) en Morelos, encabeza la lucha por demandas básicas en temas educativos, como lo son: reconocimiento de dos bachilleratos como escuelas públicas, para que los alumnos tengan acceso a los apoyos, para que les permita hacerse de las herramientas básicas para estudiar; la construcción de aulas, baños, servicio de agua potable, etc. necesidades elementales para el regreso a clases, necesidades que las autoridades educativas de Morelos no atienden alegando que la “austeridad republicana” de López Obrador los ha dejado sin recursos.
Como muestra de lo dicho, está el reconocimiento como escuela pública de la Preparatoria Ejército Libertador del Sur que, a casi 10 años de su creación con estudios de factibilidad a favor, con un terreno gestionado por la comunidad y con más de 100 alumnos matriculados, el gobierno estatal no ha tenido el deseo de otorgar la clave de escuela pública, con lo que decenas de jóvenes por lo menos tendrían acceso a la beca Benito Juárez, para así ayudarse un poco en sus estudios. Gobiernos han pasado y todos han puesto trabas, porque no lo ven como botín político. En el municipio de Emiliano Zapata, donde se ubica esta preparatoria, egresan de secundaria en promedio 1,800 jóvenes, los cuales solo cuentan con una opción de bachillerato público que es el CECyTE, el cual da acceso a primer año a aproximadamente 600 alumnos, otros 400 salen a estudiar a escuelas privadas a Temixco, Cuernavaca o Jiutepec, ¿Qué pasa con los otros 800? Su destino es la vagancia y la delincuencia. El Gobierno estatal deja en el desamparo a cientos de jóvenes que quieren estudiar, generando un caldo de cultivo que terminará por hundirnos más en la pobreza.
Hoy más que nunca los estudiantes deben alzar la voz en defensa de su derecho a la educación; los maestros formadores de alumnos con conciencia crítica no podemos mantenernos a la distancia, los padres de familia por mejorar sus condiciones de vida y la sociedad en busca de eliminar todos los males que la aquejan, debemos ir al frente, estamos obligados a exigir se cumpla con una educación de calidad, que el gobierno invierta en educación, se entreguen las claves de centro de trabajo, se construyan aulas, se realicen las mejoras en infraestructura, se instale la red de agua potable, se dé mantenimiento a las escuelas y si realmente se desea regresar a clases se vacune a todos los alumnos y maestros.
Han sido numerosas las ocasiones en que las puertas de la llamada “Casa Morelos” se nos han cerrado, dejándonos la manifestación pacífica como única salida, por lo que iniciaremos la lucha por nuestra escuelas en las calles de la capital del estado, buscando se dé respuesta a estas demandas elementales, no más, no menos.
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