En el Occidente del país, la mayoría de la prensa se escribe con tinta roja, pues en los últimos tres años la inseguridad en estos estados ha aumentado a niveles realmente alarmantes, ocasionando con esto que nos posicionemos como el primer país con el mercado criminal más grande del mundo, y nos encontremos, al mismo tiempo, ocupando la cuarta posición entre las naciones más afectadas por la criminalidad.
Esto no es sorprendente, pues la ubicación de estos estados es utilizada estratégicamente por los cárteles de la droga y el robo del combustible, abarcando a estados como Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Colima y el Estado de México.
Entre los medios nacionales e internacionales, resonó en meses pasados la noticia de que, entre las 10 ciudades más violentas del mundo, ¡sí, del mundo! se encuentran siete ciudades mexicanas (Celaya, Tijuana, Juárez, Ciudad Obregón, Irapuato, Ensenada y Uruapan). Declaraciones que han sido confirmadas por datos estadísticos, pues según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la percepción de la delincuencia aumentó en los últimos años en estados como Michoacán, de 76.1 a 80 por ciento, Jalisco de 71.2 a 77, y el caso más grave, Guanajuato, de 54 a 88. 8 por ciento.
Otros indicadores que ponen de manifiesto la situación tan grave por la que atraviesan estos estados fue el aumento de homicidios registrados, a nivel nacional 36 mil 579; ahí salen a relucir nuevamente los estados de Guanajuato, Jalisco y Michoacán, con 3 mil 947, 2 mil 495 y 2 mil 448 casos, respectivamente.
Los feminicidios, problema social de gran resonancia en los últimos años, tampoco va a la baja; a pesar de las múltiples manifestaciones que han tenido lugar en muchas ciudades, que han sido, muchas de ellas, tema de primera plana en medios de comunicación también; no obstante ello, se ha registrado un incremento alarmante de feminicidios de 7.1 por ciento a nivel nacional. Miles son las mujeres que han desaparecido o han sido asesinadas en México; pero no solo es la cuestión de género, pues también la trata de personas, que involucra tanto a hombres como a mujeres, tuvo un incremento del 47 por ciento.
Todos estos indicadores, no son casos aislados, sino el reflejo de una sociedad que se cae a pedazos; una sociedad que ha engendrado a hombres y mujeres individualistas, cuyo fin último, la mayoría de las veces, es llegar al punto más alto de la cima de lo que coloquialmente llamamos pirámide social, esto sin importar a quién atropellan y a quién tengan que pisar; esta construcción social que se crea a partir del capitalismo, se ha formado y construido sobre la idea de que el más fuerte dominará siempre al más débil. Esto, aunado a la falta de oportunidades que la gente tiene para salir adelante, nos ha situado en los altos niveles de violencia y delincuencia en que nos encontramos.
Para explicar esto tomaremos en cuenta dos aspectos principales: uno, la falta de oportunidades y recursos para una vida más digna de los mexicanos, y dos, el poco interés del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para garantizar la seguridad de todos nosotros.
En el primer aspecto para nadie es novedad que por cuarto año consecutivo el gobierno de la Cuarta Transformación ha encabezado los recortes más severos al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), recursos generados mediante el cobro de impuestos a todos los mexicanos, la venta de petróleo, que es recurso natural del país, entre otros, y que debería ser aplicado, en teoría, al bienestar del pueblo; desafortunadamente esto no ocurre, pues durante meses y años se ha puesto de manifiesto que el propósito principal de este gobierno ha sido etiquetar el recurso de todos los mexicanos en sus programas clientelares, para garantizar al gobierno su permanencia en el poder.
Recordemos que para 2019, se eliminó el Ramo 23, que garantizaba, entre otras cosas, la inversión en infraestructura pública, el apoyo a migrantes y sus comunidades, la accesibilidad para personas con discapacidad y el impulso para espacios culturales y deportivos; en 2021, justo cuando los desastres naturales tocaban territorio mexicano, el gobierno eliminó el FONDEN, rubro que apoyaba a los estados y poblaciones que sufrían emergencias por desastres naturales, y ahora, para el PEF 2022, nuevamente se prevé que se deje de lado a los mexicanos más humildes.
El segundo aspecto, es también de suma importancia, pues a pesar de las cifras de violencia que siguen creciendo, y el abandono hacia los mexicanos más débiles, el gobierno de la Cuarta Transformación ha bajado la inversión pública en el sistema de seguridad en un 31 por ciento, y en un 3 por ciento en el sistema de justicia; por otro lado, incrementó en 14 por ciento el recurso para el gasto militar; esto quiere decir, “armar” a un ejercito que ha servido últimamente como niñera del gobierno, y desarmar los organismos y dependencias que deberían proteger a los mexicanos.
Así pues, nos encontramos situados en una encrucijada en la que no decidimos estar por cuenta propia, sino que es el gobierno quien nos ha puesto en ella, desamparándonos cada vez más, con el fin único, como se dijo arriba, de posicionarse en la punta de la pirámide. Nos queda a los mexicanos una sola ruta; la unión y la lucha, a partir de la cual deberemos encaminar al pueblo hacía puerto seguro, al que no será fácil de llegar, pero en el que sus necesidades serán prioridad. Que conste.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario