Hoy, bajo la administración de AMLO, México vive la peor crisis de inseguridad que haya tenido en toda su historia. En lo que va de esta administración obradorista son ya 89 mil personas asesinadas en hechos violentos, prácticamente como si viviéramos en medio de una guerra civil. López Obrador ha dicho que está convencido que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia y esto se logrará si se atiende el campo, generando empleos en el país y atendiendo a los jóvenes, si se les garantiza empleo y estudio, “se va a serenar (pacificar) el país”, nos dice. Pero “la justicia” de la que habla sólo se ha quedado en el discurso, pues ni se generan empleos, ni el campo sale de su postración, y lo de las acciones hacia los jóvenes no es más que un ardid con fines electorales como ha quedado demostrado.
Para acabar con la inseguridad en el país se necesitaría que hubiera un modelo económico y social distinto. Un modelo que fuera justo y generoso (al estilo del de China o Rusia de los tiempos que corren) para el obrero, el campesino pobre, el empleado, el maestro, las trabajadoras, en fin… para las clases laboriosas. Un sistema que le diera vivienda al que no tiene, que le diera empleo bien remunerado a toda la población económicamente activa, que le diera educación en todos los niveles a los jóvenes, un sistema que garantizara servicio médico gratuito y universal, etc. Pero eso no va a suceder –y no de manera inmediata; los tiempos históricos se rigen por plazos con otros andares, por decirlo de alguna manera plástica– bajo el régimen neoliberal o también llamado capitalismo salvaje bajo cuya égida vivimos y en donde rige el principio de máxima ganancia. Y no es posible porque este régimen no surgió históricamente para distribuir equitativamente la riqueza social creada por los mismos trabajadores, sino, por el contrario, para concentrarla en un puñado de ricos dueños de los medios de producción. Sistema –el capitalista– generador de abundante riqueza material representada en el inmenso arsenal de mercancías, y generador, también, de pobreza. Y de la pobreza emanan los demás problemas sociales. Pensar, por lo tanto, que los problemas como el desempleo, la vivienda, la delincuencia, la prostitución, la ignorancia, se van a acabar con programas sociales “estrellas”, como los que implementa la 4T, es el mayor absurdo, y no sólo eso, sino son el mayor engaño que se le hace a los pobres de México. En particular el problema de la inseguridad, el alto nivel delictivo que azota al país entero, no se puede erradicar ni a mediano ni a largo plazo con medidas superficiales que no atacan las causas profundas.
En un artículo publicado por la revista Buzos, titulado “La comuna de parís y su alcance histórico”, del doctor Abel Pérez Zamorano, aborda el alcance y significado de este hecho histórico, donde por primera vez el proletario se hace del poder político en la capital francesa del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871. De lo que se aborda en este artículo me interesa resaltar lo que el doctor Abel cita de la obra de Marx La guerra civil en Francia, sobre las acciones concretas de la Comuna y sus resultados, y nos dice en relación a uno de los resultados del gobierno de la comuna en relación a la seguridad: “…Ya no había cadáveres en el depósito, ni asaltos nocturnos, ni apenas hurtos; por primera vez desde los días de febrero de 1848, se podía transitar seguro por las calles de París, y eso que no había policías de ninguna clase. ‘Ya no se oye hablar -decía un miembro de la Comuna- de asesinatos, robos y atracos”.
Sí, señores, hay que decirlo fuerte, ¡un gobierno de los trabajadores con sus acciones concretas, logró erradicar la inseguridad en la capital parisina cosa que ningún gobierno burgués había, y ha, logrado llevar acabo! Es cierto que eso fue hace 150 años, pero eso no le quita el mérito de haber demostrado por primera vez que se puede llevar a cabo (empezar a acabar con la inseguridad y muchos otros problemas, cosa que no logró porque no se consolidó y fue un gobierno efímero) con un sistema social justo. Pues el gobierno de la Comuna llevó acciones trascendentes en favor de los trabajadores, fue “un gobierno de los pobres para los pobres”. Enlistamos algunas que nos resalta el artículo referido: 1) Condonó los pagos de alquiler de las viviendas; 2) Fijó un salario de obrero para los funcionarios (sabemos que hoy en día los altos salarios y la posibilidad de peculado son los principales incentivos de todo aquel que aspira a un cargo público, salvo honrosas excepciones); 3) Los magistrados y jueces, al igual que los demás funcionarios, habían de ser electivos, responsables y revocables; 4) Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo.
Mire usted, amable lector, estas trascendentes medidas de un gobierno que “dio un asalto al cielo” como lo fue el de la Comuna de París, en comparación con el gobierno mercachifle de la 4T con sus programas sociales de marcado carácter electoral Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando vida, etc. El problema de la inseguridad se seguirá agravando porque este gobierno de la 4T está compuesto por arribistas, improvisados, corruptos y demagogos, empezando por su representante, AMLO. Que conste.
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