MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La imperiosa necesidad de apoyar al campo

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En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021 se destinaron al campo mexicano 334 mil 875 millones de pesos a través del llamado Programa Especial Concurrente (PEC), este dinero es el direccionado al sector agropecuario y aunque se habla de miles de millones de pesos, la cantidad es insuficiente si se toma en cuenta el rezago de México comparado con los países que usan tecnología de punta y producen grandes cantidades de alimento en el menor tiempo y con bajos costos de producción.

En el desglose no se especifican entidades ni programas, aunque en algunos sitios sean más urgentes, por ejemplo en las zonas serranas que limitan con Zacatecas. El PEF está ya etiquetado para diversos acciones con claro sesgo electorero a través de Liconsa y Diconsa que destinarán 3 mil 388 millones de pesos, Sembrando Vida 28 mil 718,4 millones, Pensión para el Bienestar 79 mil 865,8 millones, Atención a  pobreza Medio Rural 112 mil 293 millones, 31 mil millones para autosuficiencia alimentaria, en combate a la pobreza 117 mil 607 millones, 49 mil 291 millones para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y quedarían 13 mil 500 millones para el programa del Bienestar destinado a los productores de maíz y frijol.

Este último es el que pudiera brindar algún beneficio a los productores de nuestro estado, pero hasta la fecha no se conocen montos, requisitos y no se ha dicho y menos simplificado las reglas de operación que faciliten el trámite de los campesinos para acceder a dichos apoyos que hablando del campo tendrían que ser: fertilizantes, semillas mejoradas, adquisición de maquinaria, equipos de riego, etc. 

En el programa de producción para el bienestar solo dice que se brindará el apoyo a los productores de temporal por hasta 20 ha y 5 ha en caso de ser cultivos de riego y enfocado en la siembra de caña de azúcar, maíz y frijol, que para nuestro caso sería el programa que más beneficiaría porque en Zacatecas se produce la leguminosa.

Como se ve, es poco el recurso destinado a este fin, sólo 13 mil 500 millones de pesos para todo el país, si esta cantidad la dividimos en los 2457 municipios tocaría de 5.4 millones de pesos a cada uno. Tomando como referencia el apoyo del seguro catastrófico del año pasado alcanzaría tan solo para 900 productores en el caso de llegar a Fresnillo. Estas acciones no resuelven el problema del campo de ningún estado de la república.

En las colindancias con el estado de Jalisco, Nayarit y Durango nos damos cuenta que las condiciones de vida son escalofriantes, por lo menos en las comunidades ubicadas en la Sierra Madre Occidental encontramos resabios del sistema feudal en donde la situación de los ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios de la tierra es de absoluta marginación e injusticia.

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Sumado a la falta de comunicación, la escasez de fuentes de trabajo, de escuelas, de centros de salud y de abasto, -como vimos en una opinión anterior con los recolectores de orégano en la sierra de Valparaíso- esta gente está en manos de agiotistas, especuladores y de exploradores de su trabajo que les exprimen por distintos medios hasta el último jugo de la economía campesina.

En esas regiones se viven los cuadros más deprimentes de miseria física y moral: hay hambre, insalubridad, alcoholismo, carecen de vivienda digna y donde miles de mexicanos que habitan estas zonas subsisten con ingresos que están muy por debajo del mínimo que se requiere para una vida que pueda llamarse humana.

En contraparte, los grupos económicamente poderosos se distinguen no solo por su falta de elemental solidaridad hacia quienes les trabajan sus tierras, les cuidan su ganado o les cosechan maíz, frijol u orégano, sino incluso, por una notable falta de inteligencia y sentido de sobrevivencia como grupo de poder maltratan y desprecian al pobre encareciendo mucho los productos básicos de subsistencia.

Las carencias y la pobreza se vuelven estrujantes; la gente deambula con el hambre y la angustia dibujados en el rostro sin que nadie se preocupe por proporcionarle un medio para aliviar sus penurias. Como vemos, todos los millones anunciados renglones arriba, difícilmente se verán reflejados en estos lugares en un verdadero programa de modernización y liberación en todos los sentidos para beneficio de los habitantes de estas zonas serranas.

Por esto, al pueblo solo le queda unirse y organizarse, ser partícipe de su propia transformación y exigirle al gobierno de Morena, por lo pronto que les regrese lo que les arrebató como el seguro popular, prospera, pro campo, el seguro catastrófico, o bien los programas de empleo temporal que se destinaban a la reparación de sus caminos, con lo que recibían un salario. Si la justicia no llega, este año será una buena oportunidad para mandarlos por la vía electoral al basurero de la historia.

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