Muchas familias en la Ciudad de México no cuentan con una vivienda propia.
Las estadísticas dicen que 4 millones 278 mil mexicanos viven en hacinamiento, o sea amontonadas, situación que trae consigo otros muchos problemas, desde problemas de insalubridad hasta violencia.
Esto sucede principalmente en las alcaldías más alejadas de la Ciudad porque en esos lugares pueden encontrar las rentas más baratas.
Esto conlleva a otros problemas a los que se tienen que enfrentar sobre todo los trabajadores, porque ahora tienen que invertir mucho más tiempo en el traslado de su casa al trabajo y viceversa, se sabe que muchos trabajadores tienen que vivírselas en el transporte, hasta tres horas de ida y tres de regreso, teniendo que salir en la madrugada de sus hogares y regresando ya muy entrada la noche, sufriendo un terrible desgaste.
Una vez más nos damos cuenta, que los artículos de la Constitución mexicana están de adorno porque las autoridades de gobierno no quieren hacerlos cumplir, se los pasan por el arco del triunfo y peor aún si los propios mexicanos ni siquiera los conocen, pues qué van a exigir, las autoridades felices con la ignorancia que muchas veces los mexicanos presentamos en el conocimiento de nuestros derechos.
Un ejemplo muy claro, del artículo cuarto de nuestra Carta Magna, que dice que todo mexicano tiene derecho a una vivienda digna y decorosa.
Una vivienda es uno de los inmuebles más buscados, y su costo es alrededor de 2 a 3 millones de pesos, y eso los más baratos, y para poder comprarlo a crédito se necesita ganar al menos el triple de las mensualidades, convirtiéndose esto en un sueño imposible de alcanzar para las mayorías.
Pero, en realidad estamos muy lejos de que eso suceda, ya que, en la Ciudad de México, para no ir tan lejos, la Ciudad de “vanguardia y de derechos”, adquirir una vivienda es casi imposible por sus elevados costos, inaccesibles para un humilde trabajador que vive al día percibiendo un raquítico salario o peor aún si ni siquiera cuenta con éste y tiene que emplearse en el comercio informal, por ejemplo.
Porque para poder comprar una vivienda en la Ciudad de México un ciudadano debería ganar al menos 60 mil pesos al mes.
Una vivienda es uno de los inmuebles más buscados, y su costo es alrededor de 2 a 3 millones de pesos, y eso los más baratos, y para poder comprarlo a crédito se necesita ganar al menos el triple de las mensualidades, convirtiéndo esto en un sueño imposible de alcanzar para las mayorías. Algo sumamente injusto.
Todas las familias mexicanas deberían poder resolver todos los satisfactores necesarios para llevar una vida decorosa, deberían de contar con una vivienda digna, por supuesto, con un empleo bien remunerado, con servicios de salud eficientes, con educación de calidad para sus hijos, con seguridad en sus colonias, con servicios básicos, en fin, con todo lo que nuestra Constitución marca como derechos.
Sin embargo, vivimos tristemente en un país donde cada día que pasa la situación a la que nos tenemos que enfrentar en sumamente difícil, porque la vida cada día está más cara, la canasta básica no la podemos adquirir por su elevado costo, el gobierno de la 4T ha desaparecido el Seguro Popular donde al menos podíamos atendernos de nuestras enfermedades, la educación va de mal en peor, la violencia e inseguridad aumentan de una forma muy preocupante, declarando a este sexenio como el más violento de la historia moderna.
Lo que resta compañeros, es luchar, organizar, concientizar a las masas para obtener el poder y así tener una mejor calidad de vida, no hay más.
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