MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La esclavitud moderna en Othón P. Blanco

image

El obrero es digno de su pan dice un proverbio. A través de la historia, la parte coercitiva en las largas jornadas de los esclavos era la fuerza bruta y el látigo que los forzaba a ser más productivos, hoy los tiempos han cambiado y también las formas, pero se sigue dominando, sometiendo al trabajador para ser explotado.

En la sociedad actual el método coercitivo ya no es necesario; el látigo, entonces, es un factor económico, la deuda. Aquí en México en tiempos de Porfirio Díaz, las compañías dejaban sin tierras a pueblos enteros en favor de las transnacionales de Estados Unidos e Inglaterra, con ello surgen las tiendas de raya, en donde el jornalero se endeudaba con grandes cantidades impagables, lo más cruel era que dicha deuda se podía heredar.

Hoy por hoy a partir de 1982, cuando surge el neoliberalismo en México, el capitalismo rapaz ha modernizado y disfrazando sus métodos más salvajes de explotación.

Ahora se generan condiciones de pobreza como método sutil de coacción para hacer productivo al obrero y seguir explotando. Que no hay esclavitud, que las largas jornadas en las haciendas ya son historias y que vivimos mejor. Pero es mentira, cambió la forma de explotación, en esencia, los ricos siguen explotando al pobre obrero, continúan siendo explotados a cambio de un salario mísero. 

Le achacan la pobreza al alcoholismo, a la indolencia y a la incapacidad intelectual, y no es así. Sucede que el poder adquisitivo ha caído por los suelos, al nivel más bajo de la historia monetaria del país y por más que trabajes duro, por más que ahorres, la condición de pobreza no cambia de forma significativa.

Aquí en Chetumal veo a mis compañeros y vecinos como madrugan y se van a trabajar largas jornadas, los albañiles, los empleados domésticos todos los días trabajan sin tener un descanso y dan todo para no perder su trabajo.

Esta rutina es interminable, es de por vida, así se acaban su fuerza, su juventud y en ocasiones hasta las ganas de vivir, es un claro ejemplo de esclavitud moderna. Es una práctica de explotación capitalista cómo el poder adquisitivo ha caído al nivel más bajo. El poco dinero que se obtiene no alcanza para la canasta básica, el sueldo no alcanza para comer. Con un salario mínimo es imposible darle techo, alimento, medicamento, educación y abrigo a una familia.

En Chetumal, como en el resto del país, hay hambre, desnutrición, delincuencia y suicidio por los problemas económicos. El gobierno en sus distintos niveles debe valorar, con sentido de humanidad, la demanda urgente del pueblo pobre. Es evidente que el país se resquebraja, pero el interés de los grupos de poder no permite avizorarlos con absoluta claridad. Urge el despertar de las conciencias populares para cambiar el rumbo del país.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más