Hace unos días, la Reserva Federal (FED) estadounidense volvió a subir, por tercera ocasión consecutiva, la tasa de interés en tres cuartos de punto porcentual, y señaló que, cuando menos, habrá un incremento más de este tamaño en lo que resta del año.
“Si la inflación se mantiene tan alta como hasta ahora, definitivamente veremos más aumentos de tasa de interés hasta bien entrado el 2023”, dijo el economista Ken Kuttner, profesor del Williams College.
No debemos perder de vista que este aumento de la tasa de interés es el más fuerte desde 1994. Dicho incremento servirá de parámetro para el Banco de México (Banxico), que la próxima semana volverá seguramente a tener una nueva alza de su respectivo tipo de interés. Se nos ha dicho que el objetivo de los aumentos de las tasas de interés es para controlar la inflación, sin afectar la recuperación del mercado laboral, pero el alto costo de la vida está generando más hambre y más miseria en millones de familias mexicanas.
De nueva cuenta, el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con algunos empresarios, en Palacio Nacional, para reforzar el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) que lanzó el pasado 4 de mayo; aunque todos salieron con el compromiso de mantener los precios de 24 productos de la canasta básica sin aumento, en un nuevo intento por contener la galopante inflación que durante la primera quincena de septiembre registró una variación anual de 8.76 por ciento, no ha servido de mucho porque se espera que los incremento en los precios de alimentos y en algunos servicios persistan, cuando menos, hasta el cierre del año.
Por dar un ejemplo, desde el inicio del mes, el incremento de precios de la canasta básica ha provocado que muchas amas de casa decidan ir a hacer sus compras a la central de abastos de León, buscando ahorrarse unos pesos, en vez de comprar en las tienditas de la esquina de sus casas y se vean obligadas a comprar medios kilos o incluso por piezas, en vez de kilos completos, en frutas, verduras, frijol o huevo, en detrimento de la alimentación de sus familias.
El costo de la cebolla registró un aumento considerable, ya que de costar entre 12 y 20 pesos el kilo, ahora se comercializa entre los 39 y 45 pesos; la manzana, la uva y el kiwi, su precio rebasa los 90 pesos el kilo, mientras que la papaya, el plátano y otras frutas están por llegar a 50 pesos el kilo.
La fuerte alza de precios en la carne de res y de pollo ha llevado a muchos consumidores a adoptar dietas vegetarianas y veganas, en espera que los precios bajen. Dichos incrementos se han encarecido en más del 15 por ciento, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi). La situación es tan delicada que, incluso, muchos restauranteros y pequeños comercios, en diferentes municipios de Guanajuato, no descartan el cierre de sus establecimientos ante el alza en insumos, materias primas, los pago de renta, servicios como agua y luz, permisos de los negocios, entre otros.
Y por si esto no fuera suficiente, analistas económicos señalan que la economía de México podría presentar un nulo crecimiento en el mediano y largo plazo; para el año 2023 el país apenas recuperará los niveles de 2020, lo cual indica una pérdida de 4 años de crecimiento, de tal manera que la desaceleración económica traerá más desempleo y deterioro de los salarios, que inevitablemente repercutirá en un incremento de pobreza, un número mayor de pobres y la caída en el ingreso en el hogar que provocará que más niños y jóvenes abandonen sus estudios y a que las familias se vean obligadas a un mayor endeudamiento.
Si a esto le sumamos que, de acuerdo con el presupuesto de egresos, elaborado por el Gobierno federal para el año que viene, no considera la realización de obras básicas en las comunidades más humildes del país, podemos concluir, entonces, que quienes continuaremos pagando los platos rotos a consecuencia de una política económica equivocada somos la inmensa mayoría de la población. Ante ello, el planteamiento de la organización y educación del pueblo para ponerlo en condiciones de construir una sociedad más justa y equitativa sigue estando vigente.
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