En el reciente discurso que realizó Andrés Manuel López Obrador, frente a los representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con respecto a la inseguridad, señaló uno de los puntos importantes que hemos mencionado como alarmantes para todos los mexicanos: las vacunas aplicadas en México.
Pero de nueva cuenta su vacío discurso solo centró su atención en acusar y catalogar de egoístas a las farmacéuticas privadas que han vendido el 94% de las vacunas a los países, contrario a lo que ha sucedido con el mecanismo Covax, que ha distribuido tan solo el 6% a los países pobres, “un doloroso fracaso”, dijo.
Mientras eso sucede, en México la distribución de vacunas contra la covid-19 es lenta, motivo que ha indignado a la población, denunciando al Gobierno Federal para que se aplique la vacunación a niños de 12 a 17 años. Lo que ha ocasionado que padres de familia recurran a amparos para recibir la vacuna Pfizer, la única avalada para niños de esa edad. Por su parte, el Gobierno Federal y la Secretaria de Salud buscan esquivar a toda costa la orden que hace días dicto un juez federal, iniciando con la vacunación de niños con algún problema de diabetes, hipertensión o enfermedad congénita, pero eso no resuelve el problema de fondo.
Las incongruencias de su discurso salen a relucir por la falta de efectividad con la que ha actuado el Gobierno, la falta de presupuesto que se ha asignado a la salud y porque “acusar de egoístas” a las farmacéuticas no resolverá el problema. Los mexicanos sabemos que los hospitales están saturados, que hacen falta medicamentos, que todos los días están muriendo miles de mexicanos a causa de covid-19 y el gobierno no se siente responsable por eso, solo acusas y acusa para quitarse el problema de encima.
En su discurso, también mencionó una de sus famosas propuestas: “Fraternidad y Bienestar” para 750 millones de personas que se encuentran sumidas en la pobreza, un programa que obtendrá recursos de tres fuentes: El cobro de una contribución voluntaria anual del 4% de sus fortunas de las mil personas más ricas, una aportación similar de las mil corporaciones privadas más importantes por su valor en el mercado mundial y una cooperación del 0.2% del PIB de cada uno de los países integrantes del grupo de los 20. Las críticas no se dejaron esperar, incluso algunos analistas mencionaron “¿Por qué no se nos ocurrió antes?” o “Mejor vamos a imprimir más billetes y así sacar a la gente de la pobreza”, es claro la falta de compresión del presidente, ante la complejidad del asunto y la poca idea de análisis por parte de su gobierno.
Pero no olvidemos el reciente escándalo mediático que ha sufrido el gobierno, después de tres años en el poder y de haber declarado la guerra contra la corrupción y la austeridad, hoy Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), nos demuestra que lo que menos practica el gobierno de la 4T es la austeridad. La realidad que solo quiere ver López Obrador, está muy alejada de lo que sucede en nuestro país, no importa que se haya optado por el despido (no renuncia) del titular de la UIF.
La falta de medicamentos y de vacunas son temas de todos los días y cuando todos pensábamos que AMLO, por fin había sacado la casta para enfrentar a sus colaboradores, un día después del regaño y la exigencia se arrepiente de haberse dirigido de esa forma, ¿será porque en verdad no existe una distribución eficiente? o quizá ¿será que no hay medicamentos en existencia? Pero mientras todo esto acontece, estamos a expensas de más sufrimiento y más oportunismo por parte del Gobierno federal. Es momento de abrir los ojos, poner un alto a todas las mentiras que ha difundido el gobierno, de exigir un verdadero plan que distribuya medicamentos y vacunas, es tiempo de exigir que se atienda a todos los mexicanos que en estos mementos están pasando por dificultades por la covid-19 y de garantizar la seguridad de los jóvenes que aún no han sido vacunados y poner fin a todas las “cortinas de humo” de las cuales el actual mandatario utiliza para desviar a la ciudadanía de los problemas que no quiere resolver.
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