Las tradiciones, como manifestaciones culturales y creencias religiosas de las comunidades, con rasgos muy particulares con los que se identifican, tienen una gran influencia y son preservadas y transmitidas de generación en generación. Obedeciendo a sus raíces, la tradición es “transmitir”.
La mayoría de las tradiciones son resultado del sincretismo, de esa combinación de creencias de los pueblos originarios y la influencia católica, consecuencia de la conquista. En gran parte del territorio es evidente la vigencia de la grandeza cultural de las grandes civilizaciones de las cuales, como mexicanos, estamos orgullosos.
Desde los Mayas con sus estudios astronómicos y matemáticos, pasando por los Mexicas, Toltecas, Olmecas, Totonacas, Otomíes, etcétera, nos muestran la grandeza cultural y las manifestaciones artísticas en sus asentamientos de gran impacto arquitectónico que asombraron a los conquistadores, además de otras culturas que no fueron totalmente conquistadas. Para evitar su extinción, se adaptaron a las costumbres occidentales manteniendo su esencia cultural.
En Querétaro, el huapango tiene presencia en los municipios de la Sierra Gorda: San Joaquín, Pinal de Amoles, Landa de Matamoros, Peñamiller, Jalpan de Serra, Arroyo Seco y Cadereyta.
Querétaro es un estado que tiene muy marcada su identidad cultural, de la cual la población se siente orgullosa por ser herencia de sus antepasados, compartida con estados como Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí, Puebla y Tamaulipas, y particularmente identificada con el huapango y son huasteco.
El huapango, que se baila sobre una tarima, apareció aproximadamente en el siglo XVI durante la Colonia novohispana, influenciado por rasgos musicales españoles, llegando a la región huasteca alrededor del siglo XVII. Es considerado como un género mestizo, al igual que su variante, el huapango arribeño, con similitudes con la tradición de los trovadores medievales.
Los sones interpretados por conjuntos huastecos con instrumentos como la quinta huapanguera, la jarana huasteca y un violín, acompañados por falsetes y versos durante sus interpretaciones, y su repertorio lírico, muestran una inmensa variedad de coplas que pueden improvisar los músicos. Hablando en términos literarios, no es posible encontrar dos versiones iguales de un son.
En Querétaro, el huapango tiene presencia principalmente en los municipios de la Sierra Gorda: San Joaquín, Pinal de Amoles, Landa de Matamoros, Peñamiller, Jalpan de Serra, Arroyo Seco y Cadereyta. En San Joaquín, alrededor del año 1970, como una necesidad de construir un espacio para el disfrute del huapango, se recurrió a convocar a un concurso que hasta la fecha sigue vigente.
En 1987, el municipio de San Joaquín fue nombrado por el Instituto Nacional de Bellas Artes como la “Catedral del Huapango”. El Concurso Nacional de Baile de Huapango Huasteco en su última edición reunió a más de 300 parejas, en categorías que van desde infantil hasta la de adultos.
Al igual que en San Joaquín, otros municipios del estado también realizan sus concursos, como Pinal de Amoles, que además de ser municipios promotores de la cultura y las tradiciones, sirven como motor para promover el turismo y fomentar derramas económicas importantes entre los pobladores de la región.
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