El partido actual en el poder tiene “consignas sagradas”, por ejemplo: “Nadie por encima de la ley”, argumento suficiente para negar soluciones y una mejor alternativa de vida para millones de mexicanos, quienes padecen en mayor o menor medida de los estragos de la pobreza.
Dicha consigna la replican los gobiernos morenistas en los estados en donde actualmente tienen el poder, que son la mayoría (22 de 32). Tal es el caso de Hidalgo, en donde el actual Gobierno del estado no ha solucionado verdaderamente los graves problemas sociales: falta de caminos, programas para el campo, salud, educación, vivienda popular, energía eléctrica y la creciente crisis hídrica.
No basta con el cambio de un partido en el poder: eso no resuelve de fondo el problema de la pobreza que viven millones de mexicanos.
Estando así las cosas, cabe la pregunta: ¿Qué han hecho las distintas dependencias estatales, a lo largo de dieciocho meses de Gobierno? La respuesta no es otra más que seguir en campaña.
En días pasados se desplegó una actividad publicitaria por parte del Gobierno, donde presumen con bombo y platillo las mesas ciudadanas, con las cuales, según los carteles publicitarios, visitaron 42 de los 84 municipios de la entidad; apenas el 50 %, y se atendió a más de 30 mil hidalguenses, el 1 % de la población, a quienes se les “asesoró” en distintos trámites administrativos.
¡Atención! ¡Estamos hablando solamente de trámites! En los hechos no es otra cosa más que ingresar un documento solicitando la solución de una petición personal o colectiva; esta última, improcedente pues ello significa la organización de los ciudadanos, la cual es enérgicamente condenada por los gobiernos morenistas, quienes satanizan esta práctica con el argumento tan socarrón de que esta fomenta la corrupción “al no permitir que los recursos lleguen a la gente” y según ellos, “se queden con los líderes”. Simples pretextos.
Esto explica las crecientes protestas sociales, las cuales reclaman mayor atención a la solución de los problemas de la gente; esa que aparece en todas las dependencias estatales con la frase “Primero el pueblo”.
Una de las principales promesas de campaña del actual Gobierno fue resolver el gran problema hídrico que asola a nuestra entidad, cosa que no se ha hecho. Según los últimos datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en Hidalgo se vive una sequía más mortífera que la del año pasado.
Según la nota del diario El Sol de Hidalgo del 21 de febrero: “Al segundo mes del año, Hidalgo se mantiene como un estado seco. De acuerdo con el corte a la mitad de febrero del Monitor de Sequía de la Conagua, los 84 municipios presentan este fenómeno”.
Sigue la nota con más datos alarmantes: “De los quince municipios que presentaban sequía severa en enero, a la fecha del artículo sumaban siete más”. Esto indica que el 26 % del territorio hidalguense no tiene agua. ¿Qué dice la Comisión Estatal del Agua?
Aunque no conozco una declaración seria del problema, el pasado 30 de enero, una comisión de antorchistas se hizo presente ante la dependencia, donde según su director de Infraestructura “hoy es un año muy seco, incluso en ocho años el estado se encontrará en igualdad de circunstancias de estados como Nuevo León”; dato interesante, el cual sólo sirve como eso, pues no se le trata como lo que es, un problema serio, que requiere de un plan científico para su solución. Así las cosas.
En igualdad de circunstancias se encuentra la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim) quien ofrece servicio a catorce municipios y a la capital hidalguense. Dicho organismo enfrenta serias protestas ante la mala distribución del agua, sumándole un encarecimiento del servicio.
De lo anterior dan cuenta varias colonias como Venustiano Carranza, Aquiles Serdán, Santa Julia, Camelia, Cerro de cubitos, y varias colonias de atrás de la penitenciaria, que a una sola voz exigen “Agua para Todos”.
Pero la respuestas son las mismas: promesas de solución, las cuales retrasan el envío de pipas de agua y no resuelven el problema de fondo.
En el caso de las colonias antorchistas, la respuesta es más cruda: se les acusa de querer politizar el asunto por los tiempos electorales que se están viviendo, como si alguno de los colonos, que sólo exigen agua y precios justos, estuvieran como candidatos en la actual contienda.
Es así como en los hechos se les niega el derecho universal al agua, pues ahora se recurre a las prácticas del pasado y el organismo no ha enviado ni una sola pipa para las colonias carentes del servicio, como la Ampliación Jorge Obispo y la Margarita Morán.
Esta no es la única dependencia gubernamental que no resuelve; en igualdad de circunstancias se encuentra la Secretaría de Infraestructura, antes Obras Públicas, quienes con el argumento casi bíblico de “no somos iguales”, en los hechos, igual que los otros, se niegan a resolver la lista prioritaria de cientos de colonias organizadas en el Movimiento Antorchista.
El argumento es el de siempre: “No hay recursos y son muchas las necesidades”. En la misma actitud se encuentra la SEPH, quien continúa con el bloqueo administrativo en contra del bachillerato “Nicolás Romero” al no pagar a los maestros, quienes suman ya cuatro años sin salario, y en recientes días se negaron a homologar los salarios del nivel básico, quienes ganan miserables 4 mil pesos al mes, por debajo del salario mínimo a pesar de la promesa del presidente de la república de que ningún maestro ganaría menos de 16 mil pesos mensuales.
Así las cosas con las dependencias “que atienden”. Pero hay otras, como la del Bienestar y Agricultura, quienes simplemente hacen oídos sordos a las peticiones de campesinos y colonos y ahí sí, ni las puertas abren.
La actual situación nos debe poner a reflexionar en el hecho de que, como lo hemos dicho los antorchistas desde hace tiempo, no basta con el cambio de un partido en el poder: eso no resuelve de fondo el problema de la pobreza que viven millones de mexicanos.
Tampoco apostamos a regresar al pasado, pues la transformación tan prometida no se ha hecho; hoy se siguen privilegiando los intereses de un puñado que controlan el gran capital industrial y comercial, a costa de dejar a la inmensa mayoría sin nada.
Necesitamos un partido que enfrente con decisión este reto y cambie radicalmente la realidad de este país y, por tanto, de nuestro estado. Por lo pronto, debemos seguir organizando a más gente con la decisión no solamente de resolver una demanda, sino la vida de miles de hidalguenses y mexicanos que los necesitan.
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