"El liberalismo político y económico, por separado o por combinación, no pueden proporcionar la solución a los problemas del siglo XXI. Una vez más ha llegado la hora de tomarse en serio a Marx&rdquo, escribió Eric Hobsbawm en su obra Cómo cambiar el mundo, publicada en 2011 por la editorial CRíTICA. Un año después dejaría de respirar este gran historiador. Sus escritos, en efecto, cobran importancia en estos tiempos de la pandemia mundial que ha llevado a la tumba la vida de más de dos millones de humanos a nivel mundial y más de 150 mil en México.
La ciencia que el capitalismo ha desarrollado a niveles inimaginados, la inteligencia artificial que hoy puede aplicarse en la creación de vacunas a gran escala y las industrias farmacéuticas tan avanzadas y sofisticadas que hoy producen vacunas a gran escala en cuestiones de semanas o meses y pueden distribuirlas en todo el planeta para erradicar de una vez y por todas la covid-19, se han vuelto improductivas e inútiles porque no están pensadas para el beneficio de la humanidad entera, sino solamente para el interés del capital.
La política económica aplicada en México y en el mundo antes y durante la pandemia no está destinada para poner los medicamentos y vacunas que se producen al servicio de los pobres. Así lo demuestran las Estimaciones de Salud Mundial, 2019, de la Organización Mundial de la Salud: de dos millones de muertos que había en el año 2000 aumentó a casi 9 millones para 2019. Y la enfermedad que más muertes ha ocasionado en los últimos 20 años es la enfermedad cardiaca. Seguida de infartos cerebrales, enfermedades pulmonares y respiratorias, que ocupan el segundo, tercero y cuarto lugar, respectivamente. Así de pavorosa estaba la salud de los humanos cuando apareció la covid-19, contribuyendo a que la lista de muertos se incrementara abismalmente.
En México la situación tampoco es nada alentadora. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi, 2019), de todas las muertes que ocurren en México, el 88.8 por ciento se debe a enfermedades y problemas relacionados con la salud. Y la obesidad es una de las que más muerte ocasiona: 200 mil al año, de las cuales 80 mil corresponden a la diabetes y 100 mil a enfermedades cardiovasculares. A estas enfermedades crónicas se agrega ahora la Covid-19, que ha cobrado la vida de más de 150 mil mexicanos y ha colocado a México en el cuarto lugar mundial con más muertes, con una tasa constante de mortalidad del 9 por ciento.
La causa, sin embargo, de todas estas enfermedades crónicas y la acelerada propagación del virus se halla precisamente en el liberalismo político y económico que reina en el mundo y en México expuesto ya por Eric Hobsbawm. Pues en este mundo capitalista, la vida del ser humano no es lo que interesa, sino su fuerza de trabajo que es la que produce la plusvalía y la ganancia del capitalista. Por tal razón, las vacunas que se producen actualmente no estarán destinadas para salvar a la humanidad entera, sino para obtener la máxima ganancia posible como lo demuestra el hecho de que solo en el año 2021, las empresas farmacéuticas Pfizer y Moderna, por la venta de vacunas contra Covid-19, obtendrán 32 mil millones de dólares (CNN, 11 de diciembre de 2020).
La situación sanitaria en México es aún tanto más desgraciada que la de Estados Unidos, China, Israel, Reino Unido, Rusia, Alemania, Italia, Canadá y España, naciones que ya comenzaron a aplicar una política más seria para la adquisición de vacunas y han vacunado ya una parte significativa de su población. De acuerdo con la revista Expansión del 5 de enero de 2021, Israel se ubica como el número uno en la estrategia de vacunación: desde que comenzó su campaña de vacunación en diciembre, ha estado vacunando a 150 mil personas al día en promedio, priorizando a los adultos mayores, médicos y enfermeros y personas vulnerables. Estados Unidos también es otro de los países con más vacunas administradas, ha vacunado hasta el momento el 1.4 por ciento de su población (4 millones 661 mil dosis aproximadamente). Mientras que México hasta ese día había aplicado la primera dosis a una población de 37 mil 500 mexicanos, equivalente al 0.03 por ciento de su población. Para el 23 de enero de 2021 lleva un acumulado de dosis inyectadas de 618 mil 768 (El Financiero el 23 de enero de 2021). Pero es la primera aplicación, falta la segunda, que es la que creará inmunidad contra la covid-19. Para darnos una idea del avance con la segunda dosis, el mismo subsecretario de salud informó que han aplicado la segunda dosis apenas a 2 mil 221 mexicanos (El Financiero, 16 de enero de 2021). Como ve, estimado lector, a esta velocidad de vacunación, el último mexicano que completará el proceso, lo haría dentro de 15 años.
En efecto, la cantidad de dosis que México ha recibido hasta este momento está muy lejos del plan presentado por el subsecretario Hugo López-Gatell Ramírez, quien había estimado que para finales del mes de enero llegaría un millón 421 mil 795 inyecciones, pero solamente para la primera dosis, faltaría el mismo número para la segunda. Además, no se está contemplando a toda la población mexicana como lo demuestra el convenio firmado con la farmacéutica Pfizer-BioNTech donde la compra es de 34.4 millones de dosis, equivalente al 17.2 millones de mexicanos. Otras adquisiciones, no firmadas todavía, con las empresas farmacéuticas chino-canadiense CanSinoBio y la británica AstraZeneca contemplan, respectivamente, la compra de 35 y 77.4 millones de dosis. Si el acuerdo se concreta, la suma total de dosis alcanzaría los 146.8 millones; lo que abarcaría a una población de 73.4 millones de mexicanos (el 58 por ciento de la población mexicana). Pero si tomamos en cuenta solamente los 34.4 millones de dosis ya pagados, y si por mes llegara un millón y medio como lo pronostica el subsecretario de salud, en el mejor de los casos, el último lote de dosis se recibirá en octubre de 2022. Pero quedarían vacunados solamente 17.2 millones de mexicanos (el 13.6 por ciento de la población mexicana). Ni siquiera estarían incluidos mexicanos con edades mayores a los 55 años, que suman 19 millones 57 mil (CIA World, 2019). Tampoco alcanzaría para las personas vulnerables que suman un total de 36 millones 920 mil de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Instituto Nacional de Salud Pública.
En México, pues, ni siquiera hay un plan que contemple a toda la población con edades mayores a 55 años y tampoco un programa serio que vele por las personas más vulnerables. Mientras tanto los decesos siguen aumentando exponencialmente. En lo que va del año, hasta el 23 de enero de 2021 el acumulado ya es de 23 mil 177 decesos, es decir, un poco más de mil muertos diarios, una verdadera tragedia. Sin embargo, este fenómeno tan aterrador sigue sin conmover al presidente de la República, pues es el día que no ha presentado un plan para combatir de manera eficaz la pandemia. Y no ha presentado un plan de confinamiento severo no por falta de iniciativa ni de especialistas ni de dinero, sino que en el fondo no quiere garantizar el alimento y un apoyo económico mínimo para los mexicanos más pobres. Ante esta cruda realidad al pueblo de México no le queda más que organizarse y cobrarle factura al partido gobernante en las elecciones de junio de 2021.
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