Todavía le faltan dos años para que concluya su periodo al frente del gobierno del estado de Morelos, y Graco Ramírez Garrido Abreu ya piensa en dejar botada la responsabilidad que le encomendaron los morelenses en el año 2012, a través del voto –luego que hizo miles de promesas que no ha cumplido, y por lo que se ve no cumplirá- para lanzarse como candidato a la presidencia de la República por el PRD...o por quien quiera que sea su representante.
Seguramente por eso no tiene en mente resolver los problemas de sus gobernados, sino en hacer alianzas políticas y en engordar el cochinito para cuando sus aspiraciones políticas así lo requieran.
Son tantas sus ganas de ser candidato presidencial para competirle al "mesías" (como calificó a Andrés Manuel López Obrador) que, en una entrevista que publicó el diario El Universal, el 27 de junio de 2016, se apuntó para ser el candidato presidencial de una alianza formada por partidos totalmente opuestos como el PRD (su partido), el PAN y los políticos progresistas del PRI. Lo que algunos interpretan como que no le importaría vender su alma al mejor postor, pese a que una alianza con el PAN podría parecerle a varios como antinatural -como insinuó el entrevistador- con tal de que su nombre aparezca en la boleta electoral del 2018.
Y como empezó su campaña rumbo al 2018 con bajo porcentaje de aprobación de sus gobernados, apenas 36.8%, de acuerdo con una encuesta realizada por Consulta Mitofsky, el gobernador perredista trabaja arduamente para subir sus bonos, aunque nadie se explica por qué algunas encuestadoras le dan calificación alta en la aprobación que hacen los morelenses de su ejercicio administrativo toda vez que el estado está en el absoluto abandono: los homicidios, secuestros y extorsiones son algunos de los delitos que han ido a la alza en el estado de Morelos, uno de los más afectados por la inseguridad..
Tras el asesinato del catedrático Alejandro Chao y el de su esposa, en mayo de 2014, miembros de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos (CMMC), así como familiares de víctimas y desaparecidos, realizaron la Caravana por Dignidad de Morelos. Partieron de Cuernavaca y se trasladaron a Palacio Nacional, en la ciudad de México, donde entregaron una carta dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, en la que detallaron la situación de incertidumbre y violencia que vive la entidad desde hace años, pero que se ha incrementado desde la llegada de Graco Ramírez, superior a la del gobierno de Jorge Carrillo Olea, a quien Graco denunció por no tomar las medidas pertinentes para bajar la inseguridad, pero que ahora como Gobernador tampoco revierte.
Al 3 de junio de 2016, en tan sólo 11 días de trabajo, peritos exhumaron 109 cadáveres de las fosas clandestinas de Tetelcingo, municipio de Cuautla, donde la Fiscalía General del Estado (FGE), dijeron, los depositó porque "no fueron reclamados" en el Servicio Médico Forense.
Así es que para tender una cortina de humo en torno a la inseguridad y a las fosas clandestinas donde hay decenas de muertos, etc., Graco Ramírez Abreu invierte tiempo y dinero, mucho dinero, para hacerse presente en la mente de los electores y, con ello, lograr su tan anhelado sueño: ser presidenciable en el 2018, o bien, como premio de consolación, negociar un buen puesto que le permitirá seguir viviendo del erario.
Así es de que, a su vocación electoral, Graco Ramírez le dedica tiempo y dinero, pero margina la atención de sus gobernados y sus problemas, como ocurre con la resolución de demandas que le solicitan quienes fueron engañados por su demagogia y, con su voto, lo llevaron al poder estatal en el año 2012.
Contrario a lo que de sí mismo dice el gobernador de Morelos en los boletines emitidos por su dirección de comunicación social (en los que miente y distorsiona a su conveniencia lo que en realidad sucede en su estado y cómo atiende a sus gobernados), el gobernador sigue utilizando la demagogia para engañar a los peticionarios y luego determinar no resolver ninguna de sus demandas con el pretexto de que no tiene dinero.
Eso ocurrió en la segunda audiencia que otorgó a líderes antorchistas -quienes desde hace tiempo buscan que el gobernador dé solución a varios problemas que aquejan a comunidades morelense. Luego que el gobernador le preguntara a la dirigencia antorchista acerca de que opción educativa preferían para la comunidad de Emiliano Zapata, si un Conalep o un Colegio de Bachilleres, y de que los antorchistas optaran por esta segunda opción, el gobernador se comprometió a realizar los estudios pertinentes para cubrir el requisito de factibilidad y luego empezar a construir el edificio que lo alberagía.
Pero el prometer no empobrece... por eso Graco Ramírez se COMPROMETIó SóLO DE PALABRA y no firmó ninguna minuta. Sin embargo, en el boletín que luego dictó a sus empleados de comunicación social quedó asentada su verdadera determinación: "se decidió consultar con la federación la factibilidad económica...". O sea: si la federación le da dinero hará el Colegio de Bachilleres, pero si no lo hace, el gobierno estatal no resolverá la necesidad que tienen cientos de jóvenes morelenses de contar con una escuela de nivel medio superior.
Ni hablar de la solución a los otros problemas que requieren atención estatal pues el gobernador se levantó de la mesa y, junto con él, sus secretarios de Educación y de la Comisión Estatal del Agua, entre otros. Quien sí se quedó fue el secretario de Obras Públicas pero sólo para decir que ¡no tenia presupuesto para dar respuesta! y nombro como enlace con Antorcha al director de Gobierno, quien tiene nula capacidad de resolución a los problemas planteados por sus gobernados.
Es decir, el gobernador sólo se presentó a la segunda audiencia con los líderes antorchistas para que su departamento de comunicación social obtuviera testimonios gráficos para su boletín titulado "Atiende Graco Ramírez a representantes de Antorcha Campesina", y con ello matar dos pájaros de un tiro: 1) engañar a la ciudadanía con el verbo "atiende", pero con la agravante de que "no resuelve" ninguna de las peticiones de los morelenses, lo que es absoluta demagogia del "hombre de izquierda", como lo califican algunos y, 2) con ello subir puntos en el conocimiento que de él tenga la gente para abonar en su carrera rumbo a la candidatura presidencial del partido que así lo acepte o bien venderse al mejor postor.
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