La publicación de sendos documentos del Instituto Nacional de Estadistica y Geografia (INEGI) y el Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social (Coneval) puso al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) exultante. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares y el informe “Medición de la pobreza 2022” publicados hace unos días, 26 de julio y 10 de agosto respectivamente, le dieron las herramientas que él quería para poder presumir con argumentos harto falaces que la ruta que ha emprendido México de la mano de la 4T es la correcta; que no hay que seguir buscando más. Según esto, experimentamos la versión criolla del Fin de la Historia, de Francis Fukuyama.
“El presidente AMLO aseguró que la reducción de la pobreza en México coincide con la caída en los delitos, entre ellos homicidio, secuestro y robo, lo que significa que la estrategia de ‘abrazos, no balazos’ sí funciona, al igual que ‘por el bien de todos, primero los pobres’”. (sinembargo.mx, 11 de agosto de 2023).
Para cualquier mexicano mínimamente informado es obvio que la comparación de las declaraciones presidenciales con la realidad le provocará sorpresa, indignación, incluso repugnancia, pues tiene en la mente cifras como las siguientes:
“...del 1 de diciembre de 2018 al 21 de agosto de 2023, tiempo que lleva la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, las fiscalías estatales y federales han registrado 163 mil 689 homicidios dolosos en México.” (lopezdoriga.com, 22 de agosto de 2023) Esto es, comparando los 57 primeros meses de gobierno de cada mandatario, 55 mil 565 más que en el sexenio de Enrique Peña Nieto y 78 mil 298 más que en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa –con el que tanto gusta compararse AMLO.
El hecho de tener una o varias carencias, el no poder alimentarse, educarse, curarse, hacerse de una casa, calzar y vestir bien, significa, en una economía en la que todo se adquiere mediante una operación de compra de productos ajenos, no tener suficientes recursos económicos para hacer estas compras; en una palabra, significa ser pobre.
“De acuerdo con la información de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, una de cada tres personas desaparecidas se ha registrado en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, al contabilizarse 31 mil 533 desaparecidos en lo que va de la actual administración.” (elfinanciero.com, 16 de mayo de 2022). Y la tendencia es ascendente, pues “en lo que va de la actual administración, del presidente Andrés Manuel López Obrador (1 de diciembre 2018 al 15 de marzo de 2023), suman 41 mil 673 personas desaparecidas que siguen sin ser localizadas, de acuerdo con los reportes de la Comisión Nacional de Búsqueda". Las cifras son más alarmantes si se toma en cuenta que existe la posibilidad de que las desapariciones vayan en aumento como una estrategia para minimizar homicidios: “el último informe del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), presentado en abril de 2022, alertó sobre el aumento de desapariciones en México. El análisis realizado califica de ‘alarmante’ el número de casos reportados durante los años, e incluso menciona la posible participación del crimen organizado en coordinación con autoridades de los tres niveles de gobierno.” (lasillarota.com, 3 de abril de 2022) ¿De cuál reducción de los homicidios y secuestros habla el presidente?
Respecto a la pretendida “reducción de la pobreza” dice Julio Boltvinik, especialista de El Colegio de México en temas de pobreza: “...el método del Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social (Coneval) o Método de Medición Oficial de la Pobreza (MMOP) no mide la pobreza; mucho menos puede medirla bien para saber si está bajando o subiendo. Mide un neoconcepto que es los hogares/personas que tienen un ingreso menor a la línea de pobreza (LP) y que, además, padecen una o más carencias sociales.” (jornada.com, 18 de agosto de 2023). Boltvinik explica que el Coneval clasifica a la población que sobrevive con más dificultades en dos grandes grupos, vulnerable y pobre, para luego añadir al respecto: “la suma de vulnerables más pobres es igual a 72.9 por ciento, casi las tres cuartas partes de la población. (…) México es el único país del mundo que tiene dos MMOP. El MMOP que adoptó el Evalúa CDMX –equivalente local al Coneval–, es el Método de Medición Integrada de la Pobreza que desarrollé en 1992 (MMIP). La pobreza que el Evalúa CDMX obtuvo en 2022 a nivel nacional fue de 75.8 por ciento, muy cercano a la suma de pobres más vulnerables del Coneval. En 2010, después que el MMOP se hizo público, en un Seminario en la UNAM, pregunté a los autores del método si reconocen que la población vulnerable es carenciada, a lo que contestaron que sí. Mi siguiente pregunta fue ¿por qué, entonces, no la reconocen como pobre?, a lo cual contestaron con evasivas, pues es obvio que la pregunta no tiene respuesta, dando a entender que fueron forzados a usar los dos apelativos (pobres y vulnerables) para que la pobreza resultante fuese menor a 50 por ciento. Reconocieron que México es un país dividido entre 75 a 80 por ciento de pobres y 20 a 25 por ciento de no pobres. Esa dura realidad la negó el Coneval públicamente y los ciegos voluntarios no la quieren ver.” (Ídem).
El hecho de tener una o varias carencias, el no poder alimentarse, educarse, curarse, hacerse de una casa, calzar y vestir bien, significa, en una economía en la que todo se adquiere mediante una operación de compra de productos ajenos, no tener suficientes recursos económicos para hacer estas compras; en una palabra, significa ser pobre. Así, la cifra de mexicanos pobres ronda los 100 millones de personas: nada que ver con las cifras halagüeñas del Coneval que tanto celebra AMLO.
Llama la atención que no solo los turiferarios del presidente celebraron la “reducción de la pobreza”, sino incluso muchos de sus más feroces críticos en los medios. Esto se explica porque muchos de estos en realidad no buscan la erradicación de la pobreza, sino solo su existencia a niveles manejables; lo que buscan, como el jefe de la 4T, solo es controlar la “ultra pobreza” que mide el Coneval para que el capital pueda seguir explotando a sus anchas a los trabajadores. Los verdaderos científicos sociales desenmascaran la mentira oficial.
Los luchadores sociales encontramos en los intentos de adormecer a las masas con cifras tranquilizadoras, la prueba irrefutable de que sigue haciendo falta redoblar esfuerzos, una labor más intensa y efectiva para despertar a la mayoría de los que sufren con el modelo económico actual al que ni AMLO ni sus más fieros críticos piensan tocar ni con el pétalo de una rosa, ya lo estamos viendo. Organizar y educar a los trabajadores para que tomen las riendas del país en sus manos sigue siendo la tarea del momento; más aún en tiempos de embaucadores profesionales disfrazados de adalides populares.
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