Mientras López Obrador y sus corcholatas están enfocados en el proceso electoral de 2024, y estas hacen de todo para ganarle la candidatura al consentido o consentida del presidente, millones de mexicanos sufren por la tercera ola de calor y la falta de agua en sus viviendas y comunidades.
Pero eso no le importa al Gobierno federal ni a los estatales o municipales: ellos también están más preocupados por la sucesión presidencial que por los dolores que sufren sus gobernados, a quienes en campaña muestran su buena voluntad con baratijas (camisetas, gorras, tortilleros, despensas), pero que son instrumento de engaños, de promesas que nunca se cumplen.
Lamentablemente, de nuevo veremos esos espectáculos políticos repugnantes, que solo despiertan el morbo de muchos medios de comunicación, los cuales están más atentos al chisme de quién se peleó con quién que de ver cómo los gobiernos están solucionando la pobreza y cómo la gente se empobrece más, al grado de que ya no les alcanza para comprar una pipa o por lo menos un garrafón de agua para hidratarse y soportar el calor extremo.
Francamente no estoy segura de que, de un día para otro termine ese fenómeno conocido como ola de calor que en muchos estados del país ha traído temperaturas arriba de lo normal, que van de los 37, 40, 45 o 50 grados, en las zonas más extremas, las cuales provocan dermatitis, edemas, quemaduras, insolación, calambres, pérdida del conocimiento, de sensibilidad, desubicación y muerte. A ciencia cierta no se sabe cuántos muertos hay por golpe de calor, tal vez haya línea de no publicar esas cifras –como no se publicaron las cifras reales de muerte por covid-19– porque la política del presidente es negarlo, como hizo en conferencia de prensa y obligó al secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, a que hiciera lo. Mismo a pesar de que el 16 de junio había aceptado que se habían registrado ocho muertes.
Todos sabemos que los procesos industriales que los grandes capitalistas utilizan en sus fábricas y empresas lo menos que cuidan es el medio ambiente y que, por tanto, son ellos los que han deteriorado el medio ambiente; son los que han roto el vínculo entre la naturaleza y el ser humano porque sobre explotan los recursos naturales de la tierra con tal de hacerse de grandes ganancias con las mercancías que producen sus trabajadores, a los que pagan salarios miserables.
Dice la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, Paulina Ordóñez que “las olas de calor pueden intensificarse o durar más días por la interacción con la superficie de la atmósfera, si existen sequías; también influyen algunos modos de variabilidad climática, esto es, fenómenos como El Niño o La Niña”. Fenómenos que, como saben hasta los niños de primaria, son provocados por la sobre explotación de los recursos naturales.
¿Qué hace el gobierno mexicano ante este problema que afecta a millones de mexicanos? Lo mismo que ha hecho para solucionar otros graves problemas que padece el país: nada, nada y más nada.
Un gobierno que verdaderamente trabaje para beneficiar a todos, tal vez vería que la solución al grave problema de deterioro del medio ambiente esté en regular la explotación de los recursos naturales y hacer que los grandes capitalistas respeten esa regulación a costa de que bajen sus ganancias.
Eso, ni en sueños lo hará López Obrador ni los políticos tradicionales que conocemos. Y no lo harán porque simplemente están de parte de los empresarios que apoyaron sus campañas políticas y son los que realmente los mandan en este país.
“Paulina Ordoñez recomienda que, ante la presencia de una ola de calor, la población se exponga lo menos posible a los rayos de sol; que se hidrate, utilice bloqueadores solares, sombreros, y extreme precauciones para evitar golpes de calor.” También señala que las personas de la tercera edad y los niños, son el segmento de la población más vulnerable porque los efectos negativos pueden derivar en deshidratación y problemas cardiovasculares debido a los cambios bruscos de temperatura y temperaturas extremas.
Sin embargo, esas recomendaciones ¿las puede seguir la gente que vive en pobreza y pobreza extrema? Indudablemente que no porque precisamente ese sector es el que no cuenta con viviendas dignas donde haya habitaciones frescas y, el colmo, ¡en sus casas no tienen ni agua para beber!
No pueden beber agua a satisfacción porque tienen que comprarla y para ello se necesita dinero, además de que, como en todo, el agua es una mercancía preciada a la que se le puede sacar provecho monetario; por ejemplo, en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México, –el cual gobierno Felipe Arvizu de la Luz, un priista renegado que ahora milita en Morena–, los empresarios del agua obtienen el líquido de los pozos públicos y luego venden la pipa a la población entre 900 y mil 200 pesos; en el municipio de Chalco, sucede lo mismo, pero la gente no puede comprar el agua a ese precio en tanto su salario es menor a esa cantidad. Por eso los pobladores de la colonia El Recodo, de San José Axalco, se organizan y entre todos compran una pipa, pero con la cantidad de agua que les toca no alcanzan a satisfacer sus necesidades de la semana, por lo que tienen que repetir la operación.
Hay casos todavía más difíciles en la colonia La Antorcha de Toluca, la cual tiene 15 años de fundada, tienen construida la red de agua potable y hasta un tanque elevado para desde ahí distribuirla a todas las casas, pero ¡no tienen agua! Toluca también está padeciendo la ola de calor, pero mucha gente, aparte de los habitantes de la colonia mencionada, no tiene agua en sus casas. ¿Cuál es la solución que les han dado los gobiernos municipales o estatales? Ninguna.
¿Qué me dicen de lo que pasa en el municipio de Ecatepec? El alcalde morenista Fernando Vilchis Contreras está entregando miles de tarjetas de apoyos económicos. Pero durante su segundo periodo de gobierno prácticamente cada semana ha habido bloqueo de calles de parte de la ciudadanía para exigirle agua. ¿Por qué en lugar de gastar el dinero en tarjetitas, no lo invierte en solucionar los graves problemas de agua? Eso no le interesa porque su objetivo es incentivar el voto a favor de Morena en 2024.
Los campesinos del municipio de Joquicingo también padecen de falta del vital líquido, mientras su presidente municipal, Rausel Cervantes, solo se dedica a hacer obres en su pueblo natal, al resto de la población la discrimina y ni agua le da.
Tanto en los municipios de Chimalhuacán como Ixtapaluca, los gobiernos morenistas no pagaron la luz de pozos de agua y eso derivó en que la CFE les cortó la energía en los pozos de agua, por lo que miles de personas no reciben agua por la deuda millonaria que han acumulado los ayuntamientos morenistas. Sin duda, son acciones criminales por parte de Morena en esta tercera ola de calor.
Pero no es todo en Chimalhuacán, además de que desde que todo el municipio tiene problemas de agua desde que la morenista Xóchitl Flores asumió el poder, ahora resulta que el agua que llega al barrio Hojalateros está muy sucia y contaminada, lo que ha provocado que cientos de niños padezcan de enfermedades cutáneas.
Que Morena llegue al poder de varios municipios y estados del país ha traído resultados negativos para la población, quien pensó que votando por ese partido se solucionarían los problemas que padecen desde hace varios años, pero ya ven que eso no está resultando como ellos pensaron cuando se fueron con la moda política.
Pedirle a Morena y sus políticos que solucionen el problema de escasez de agua, y otros más complejos, es como pedir peras al olmo.
Lo que realmente se necesita es que el pueblo se organice y con su gran fuerza exija a sus gobernantes que se pongan a trabajar y a resolver problemas, que fue para lo que los eligieron. Y si no lo hacen, que elijan a un hombre o mujer del pueblo, que haya padecido lo que ellos ahora sufren, para que sea sensible y remedie lo que haya que remediar.
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