En María Moliner, Diccionario de uso del español, se define la palabra demagogia como “el hecho de hacer política, que puede manifestarse, por ejemplo, en un discurso que tiene como fin predominante agradar o exaltar a las masas, generalmente con medios poco lícitos”. De ahí el llamado de alerta porque, aunque la demagogia se usa y se aplica en cualquier momento y por cualquier individuo, es en las campañas políticas cuando su uso arrecia para agradar a las masas y hacerlas creer, con medios poco lícitos, que el candidato que les habla es la persona idónea para defender los intereses de los desprotegidos. Impulsados por las ansias de arribar al poder, es en las campañas políticas cuando la mayoría de los políticos, de la manera más grosera y osada, se atreven a hacer proposiciones que están muy lejos de su verdadero compromiso con el pueblo; y mucho muy alejadas de la verdadera concepción que del uso del poder tienen, ya que no lo ven como herramienta para lograr el mejoramiento social, económico, material y cultural del pueblo, sino como instrumento para el mejoramiento personal, tanto político como económico. Como esto último pueden conseguirlo si se les concede obtener el cargo popular al que aspiran, así se explica que en la búsqueda de un puesto popular utilicen todo tipo de engaños, artimañas, mentiras, falsedades y traiciones. La 4T es el ejemplo, más claro y más reciente, del tipo de políticos que en sus campañas sostuvieron anhelar una cosa, pero en realidad lo que buscaban era otra muy distinta y hasta contraria de lo dicho en campaña. Dijeron que “primero los pobres”, y hoy nos tienen sin medicinas, sin trabajo, sin educación y muriéndonos de hambre. Todo lo contrario de lo que prometieron.
En días recientes, el gobernador del estado, Miguel Barbosa, cuadro distinguido de Morena, y avanzado maestro en el manejo de la demagogia, declaró sin el mínimo rubor: “No habrá dinero del Gobierno para apoyar a Morena en las elecciones”. Dice el adagio popular que “explicación no pedida, acusación manifiesta”. El Gobernador Miguel Barbosa Huerta, se adelanta a declarar que no habrá recursos públicos, porque para lograr conservar el poder, precisamente eso es lo que está haciendo, una inversión que se irá multiplicando a medida que avancen las campañas y se acerque el final de las mismas. Es del dominio público que los Siervos de la Nación, los presidentes municipales morenistas y los candidatos a diputados federales y locales de ese partido, ya reparten entre la población cantidades de dinero en efectivo y compran a cinco mil pesos el voto. Tienen embodegados tinacos, calentadores solares, reparten fertilizante y dispensan favores al por mayor para obtener por esa vía el voto ciudadano, recursos todos ellos que no salieron ni saldrán de los bolsillos de los candidatos de Morena, sino de las arcas públicas, es decir, de nuestros recursos que, vía impuestos, administra el gobierno del estado.
Por si hiciera falta una prueba más para dar certeza a los rumores públicos que se manejan, acaba de ser nombrado candidato a la diputación federal por el distrito XIII, con cabecera en Atlixco, el subsecretario de Infraestructura del gobierno de Miguel Barbosa Huerta, Mario Miguel Carrillo Cubillas, representante de empresas a las que se le asignan jugosos contratos por parte del gobierno, y primo del actual presidente de Morena, Mario Delgado. ¿Méritos? Ninguno. Ni siquiera el de ser ciudadano del Distrito. Su postulación obedece al hecho de haber amasado capital de sobra, con la anuencia del Gobernador y al amparo del poder, para comprar votos al precio que sea, en distrito de Atlixco. Así se explica su postulación.
Por otro lado, corren insistentes rumores de que la salida de la Secretaría de Transporte, de manera violenta a manos de la policía, del diputado federal Guillermo Aréchiga Santamaría, se explica por la gran fuente de dinero público que representan las 15 mil unidades que cotizan en dicha dependencia. Es la caja chica para el financiamiento de las campañas morenistas. Esto que a muchos pudiera parecer exageración, la cuenta más elemental nos dice que si cada unidad cotizara 20 pesos mensuales, se recaudarían tres millones de pesos mensuales y 36 millones de pesos al año.
En el ridículo remedo de las conferencias mañaneras en que ha convertido a su propia mañanera. Miguel Barbosa Huerta dijo que su gobierno blindará el proceso electoral que se avecina, protegiendo a los partidos y candidatos, de posibles acciones de la delincuencia organizada. Dijo que tiene un mapa delincuencial y que están bien ubicadas las bandas que operan en Puebla, razón por la cual “ha podido aprehender a numerosos capos y disminuir las acciones delincuenciales en toda la entidad”.
Una prueba más de la demagogia gubernamental. Aumentan las tomas clandestinas de los huachicoleros, las bandas armadas proliferan en la Mixteca, en la Sierra Negra, la Sierra Nororiental, la Sierra Noroccidental; pero el gobernador, para ganar simpatizantes, cosa imposible de lograr, se hace aparecer como ejemplo de eficacia y eficiencia administrativa, y crea un mundo imaginario donde la paz reina en su estado. Falso. Al igual que yo, tú, querido lector, sabes perfectamente bien que el clima de inseguridad reina en la inmensa mayoría de las comunidades, pueblos y municipios poblanos.
No dudamos que la 4T tenga un mapa delincuencial y sepa qué bandas operan, pero eso hace más criticable, y más digno de repudio, el hecho de no hacer nada para combatir de manera seria y responsable al crimen en el estado de Puebla y en todo el país. Que usan la demagogia para conserva el poder, que mienten flagrantemente, que dicen combatir la corrupción al mismo tiempo que la practican y la fomentan, queda demostrado con el caso de la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero. Este morenista ha sido acusado, entre otras muchas cosas, de violador, según lo declarado por la fiscalía de Guerrero. En la buscada de la conservación del poder, todo lo ignoran, de nada hacen caso, no les importa pervertir la justicia, a todo hacen oídos sordos, y Morena invistió como su candidato a un delincuente. ¿Dónde quedaron sus pronunciamientos sobre la honradez y la justicia? Duermen en el desván de los trastos viejos, de donde solo han salido para convertirse en frases de campaña, pero están mucho muy lejos de convertirse en acciones de gobierno.
De ahí nuestra invitación atenta y respetuosa para que no te impresiones con frases bonitas, para que no aceptes la ofensa que significa el querer comprar tu voluntad, con tu propio dinero; para que sufragues por los candidatos que se comprometan a luchar a brazo partido contigo en la solución de los problemas ancestrales que vivimos la mayoría de los mexicanos. Di no a las frases huecas. Di sí a los verdaderos compromisos de lucha.
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