MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El verdadero tamaño de las medidas “antipobreza”

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Después de la publicación del documento Medición de la Pobreza 2022 que hizo el Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval), en el que da a conocer la reducción de la pobreza en México de 2018 a 2022 al pasar de afectar un porcentaje de 41.9 por ciento a 36.3 por ciento de la población, y la consecuente celebración del morenismo nacional, se han conocido varias reflexiones de estudiosos de la economía y la sociedad que, con argumentos a la vista, dejan muy mal parados los resultados del gobierno actual en el combate a la pobreza y, por tanto, desvirtúan la fiesta de Morena.

En un escrito anterior hice mención del artículo de Julio Boltvinik en el que refuta los citados datos del Coneval y demuestra que su metodología para calcular la pobreza es errónea, ajustada para subestimar intencionalmente la magnitud del problema a menos del 50 por ciento de la población; en contraparte, con una metodología distinta, que no pretende maquillar la miseria sino desvelarla completamente, el investigador de El Colegio de México dice que la pobreza en nuestro país tiene cautivos a más más de 90 millones de personas (jornada.mx, 18 de agosto de 2023), una escalofriante cifra.

Hoy, leo un documento del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México, La caída de la pobreza multidimensional en 2022, se titula, firmado por Fernando Cortés, Hector Nájera y Servando Valdés, publicado en la revista Nexos (nexos.com.mx, 5 de septiembre de 2023) que no cuestiona la metodología del Coneval sino con ella misma, analiza los resultados que publica el organismo y saca conclusiones muy importantes, mismas que trataré de plasmar a continuación lo más claramente posible.

Partimos de la premisa de que la pobreza es alimentada por dos campos o espacios, el de la “Privación social” y el del “Bienestar”; el primero se refiere a carencias sociales, como vivienda, educación y salud, mientras que el segundo espacio contiene solo los ingresos de las personas. El documento señala que comparando los datos de prevalencia de la pobreza para los años 2018, 2020 y 2022, donde se ven las disminuciones más marcadas es en los porcentajes de pobreza extrema y pobreza por ingresos, por lo que quiere decir que las disminuciones en las cifras de pobreza que publica el Coneval son principalmente en este espacio, por lo que ahí hay que enfocarse: espacio de Bienestar o de los ingresos. A su vez, dentro de este, los que más se mueven de un año a otro son los ingresos laborales y los ingresos por transferencias.

Analizando las transferencias, el componente de estas que más creció fue el de los Beneficios provenientes de programas gubernamentales, pues crecieron 56% de 2018 a 2022 y 40% de 2020 a 2022, pero los autores llaman la atención en que por muy espectacular que parezca el aumento de este concepto, representa menos de 3 por ciento del ingreso total de los hogares.

Así, para valorar cuánto estarían incidiendo realmente los programas gubernamentales en la disminución de la pobreza, los autores los eliminaron del ingreso total y recalcularon ésta; el resultado fue que sin programas gubernamentales la pobreza habría sido 2.1 puntos más alta que la que hoy se reporta para el año 2022 y 1.2 puntos más alta que lo que se reportó en 2018.

Pero en 2018 gobernaba Peña Nieto, del PRI; por lo que los resultados de los programas sociales tan cacareados por AMLO solo alcanzan para reducir la pobreza 0.9 puntos porcentuales más que los del neoliberal gobierno anterior. ¿Dónde está la superioridad de los programas actuales respecto a los anteriores?

Enseguida los autores pasan a analizar el comportamiento de los ingresos que los mexicanos obtienen en sus trabajos y observan que crecieron 14% de 2020 a 2022 por lo que concluyen que, puesto que la reducción en pobreza es de al menos 3 puntos más que lo que es atribuible a los programas sociales, los ingresos laborales son más decisivos para abatir la pobreza que los programas gubernamentales.

Finalmente, los autores dicen que por algunos cambios hechos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en el año 2016 en el levantamiento de datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), el Coneval (que tiene como materia prima para sus evaluaciones esta encuesta) se ha visto obligado a corregir los datos objeto de su estudio con un instrumento llamado Medición Estadística de Continuidad (MEC), por lo que publica cada dos años su Medición de la pobreza y Medición de la pobreza corregida con MEC; como para este año Coneval no ha publicado la segunda, el PUED-UNAM se adelanta y hace, a decir de sus autores, un cuidadoso cálculo propio de los datos corregidos, con los cuales obtiene que la pobreza habría pasado de afectar a 41.9 % de la población en 2018 a 41.8% en 2022; la pobreza extrema, por su parte habría avanzado de 7.4% de la población que tenía en 2018 a 8.7%. Estos son los datos corregidos, y usando la misma metodología del Inegi y Coneval.

El estudio en cuestión pues, nos arroja al menos tres conclusiones importantes. Los programas sociales están sobrevalorados en la 4T, pues se les destinan ingentes recursos del presupuesto y tienen resultados apenas perceptibles en la mejoría de la vida de la gente, casi iguales que los de los gobiernos neoliberales que tanto ataca; ahora, si tomamos en cuenta los datos corregidos por MEC la política antipobreza de la 4T ha sido absolutamente inocua, pues la pobreza ha quedado igual y la pobreza extrema ha aumentado.

¿De qué han servido, pues, todos los sacrificios y privaciones a los que se les ha sometido a las grandes mayorías? ¿Y todo para qué? Esto ratifica que se usan los programas sociales al estilo 4T no con fines de justicia social sino para control del voto.

La segunda conclusión es que a pesar de su efectividad en el impulso que da a las familias el ingreso laboral, está totalmente subvalorado por la 4T como una herramienta de movilidad social pues, aunque se ha elevado más del cien por ciento nominalmente, el nivel real de los salarios está 7 por ciento debajo del salario real de 2008 (proceso.com.mx, 30 de noviembre de 2022). Los trabajadores sí pueden apoyarse en el aumento a sus salarios para abandonar la pobreza, pero el aumento debe ser real, les debe alcanzar para comprar más bienes que les permitan vivir mejor, de otro modo, solo es una simulación.

La tercera es que deben atacarse las carencias sociales pues estas incidirían directamente en la reducción de las privaciones sociales de los trabajadores, reducirían la pobreza de manera tan efectiva como el aumento real del ingreso laboral.

A esto abonaría abatir el trabajo informal; según datos del Inegi, 32.6 millones de personas trabaja en la informalidad y 26.1 lo hace en la formalidad (eleconomista.com.mx, 7 de diciembre de 2022); pero es este tipo de trabajo, el formal, el mejor, pues da acceso a créditos de vivienda y seguridad social. Pero nada hace al respecto el gobierno actual. También contribuiría a abatir las carencias sociales aplicar una política fiscal progresiva que engrose el presupuesto público y permita dar mejor salud, educación y vivienda a las mayorías. En el Proyecto de presupuesto para 2024 el presidente no propone cobrarle más impuestos vía ISR a los mega millonarios, tampoco se encamina en esa ruta.

El PUED-UNAM pues, contribuye de manera valiosa a aclarar si el gobierno actual está favoreciendo grandemente a los pobres. Debe conocerse su estudio para que se dimensione la alharaca que los defensores oficiales y oficiosos han hecho en torno a la fantasiosa reducción de la pobreza. El rezago de nuestro pueblo es un problema que no ha resuelto ni resolverá el gobierno actual, sino el pueblo organizado, cuando forme una fuerza social que alcance el poder de la nación y desde ahí haga lo que los morenistas no quieren o no pueden hacer.

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