En comparación con el ciclo escolar anterior, para el ciclo 2020-2021 se presentó una disminución en educación básica de 656,000 alumnos, de acuerdo con las cifras presentadas en el tercer informe de labores de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el abandono escolar en el ciclo 2020-2021, que coincidió con el primer año de pandemia en México, fue del 0.4% para los alumnos de educación primaria según datos de la SEP, entre los alumnos de secundaria, el abandono fue del 2.7 %, esto sin tener en cuenta la educación no obligatoria. Para ellos en realidad se interrumpe el proceso educativo, se deteriora su alimentación y se tensa la convivencia por el estrés que suelen vivir por las carencias y la precariedad laboral de sus familias. La referencia de la mayor parte de las medidas tomadas es la infancia de las clases medias y urbanas. Tendríamos que reflexionar si en esta crisis se atiende mejor a los animales de compañía que a la infancia encerrada, olvidada y desaparecida. La pobreza y la situación económica exige implícitamente el derecho a la educación en condiciones dignas. Hay una emergencia social por la pobreza en muchos centros educativos públicos, donde se concentra la población más necesitada y es necesario plantear propuestas inclusivas y equitativas, no solo para el tiempo de la crisis del coronavirus, sino también para después.

Han sido miles los estudiantes que han abandonado sus estudios de nivel medio superior y superior a causa de la falta de oportunidades en los diferentes estados del país, por el retraso educativo que se tiene en las comunidades y municipios, por esta razón la gran mayoría del estudiantado sale a otros estados a continuar con sus estudios, enfrentándose a la cruda realidad, que deja ver el poco interés al sector educativo, por otro lado, en el desarrollo de las licenciaturas los estudiantes se ven en la necesidad de rentar un lugar en el que se puedan quedar, pagar transportes, luz, agua, renta, comida, internet y demás necesidades básicas y esenciales.

Como se ha visto en los últimos meses la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), ha llevado una lucha para mejorar las condiciones educativas del país, a pesar de que ya han sido muchas las ocasiones en las que se manifiesta en contra del mal manejo educativo aún no han sido atendidas en su totalidad y que durante la pandemia muchos estudiantes se quedaron sin acceso a las clases debido a que no cuentan con una computadora y aunado a esto, no se cuenta en muchos lugares con el servicio de internet, ahora bien, la lucha también ha sido por infraestructura en las escuelas que se encuentran en mal estado y aunque la representante de la SEP, Delfina Gómez Álvarez anunció que se apoyaría en este aspecto, no se ha realizado nada de lo prometido, demostrando que no va a haber soluciones, pero sí excusas.

No conforme con esto, han planteado un regreso a clases en su totalidad presencial, pero ¿acaso no se piensa en los estudiantes?, a pesar de que los contagios siguen aumentando se sigue teniendo la firmeza en regresar a los estudiantes a clases, es necesario y es bien sabido, pero también es necesario tener las condiciones adecuadas para ejecutar dicho regreso. Nos muestran su programa “La Escuela Es Nuestra” que, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador declara que dicho programa ha resultado eficiente y que a través de éste se ha podido apoyar al 30% de escuelas públicas del país, pero y ¿qué pasa con el otro 70%?, con claridad se deja ver que solamente se apoya a las instituciones que apoyan a Morena como un programa clientelar, esto porque durante la pandemia no se dio la debida atención a las escuelas. En Estados como Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Veracruz y Nuevo León se han denunciado despilfarros al recurso de dicho programa, mientras que en escuelas de educación básica el 28.3% no cuentan con agua potable, el 13.3% no tiene una red eléctrica en buen estado y en la educación media superior el 25.2% no disponen de agua potable, ¿es esta la ayuda que brinda el Gobierno federal?

Es por esta razón es que se crean las casas del estudiante como una solución a las necesidades estudiantiles, con la finalidad de que no solo sea lo cotidiano, sino que también se lleve otro tipo de aprendizaje que beneficie su desarrollo académico y que en ello también sean hombres y mujeres cultos y sensibles ante los problemas sociales, llevando a cabo una organización entre estudiantes que encabecen el orden de dichas instalaciones, llevando a ellas talleres como la danza, el teatro, la música, la pintura, la poesía, la oratoria y demás. Y que de esta manera se sumen estudiantes a luchar por una mejor calidad educativa, vamos adelante compañeros que la lucha tiene que continuar.