Para poder discernir el sentido de cualquier ente que tratemos, sea material o inmaterial, debemos conocer a cabalidad de qué se trata, qué o quiénes, en qué espacio se sitúa, qué contexto lo rodea, y en sobre todo en el caso de la sociedad y sus producciones, el devenir histórico del mismo.
Entonces, es menester que indiquemos en el presente ensayo “¿qué es un proceso social y de dónde viene su capacidad transformadora?”.
Entendamos un proceso social, como la generación, el escrutinio, la aceptación y el rechazo a que todo producto de la convivencia humana está sujeto. Pero, ¿por qué referirnos en un mismo punto a aceptación y rechazo como parte del “proceso social”? La razón es simple, y responde a uno de los métodos filosóficos más eficaces y comprobados el quehacer social e incluso fuera de este, nos referimos al método dialecto desarrollado por Hegel entre los siglos XVIII y XIX. Describiremos someramente en qué consiste: se tiene dos partes en constante pugna (tesis y antítesis), el enfrentamiento entre ambos fenómenos (del tipo que sean), terminará por arrojar un nuevo producto, un resultado donde se conserva lo mejor de cada parte (casi nunca de manera proporcionada), este será conocido como “síntesis”; no obstante, tal resultado no es inamovible, sino que se verá constantemente cuestionado, generando con ello una nueva tesis, antítesis y síntesis, implicando por ende, al movimiento. Ahora, todo proceso social, está sometido a tales leyes, ningún proceso social es estático, y cualquier avance, resultado o producto del trabajo humano y, por tanto, de la sociedad (ya que para el ser humano la sociedad es imprescindible en su sobrevivencia), se verá en constante movimiento.
Pero el movimiento a que nos referimos, no es un movimiento cualquiera. Este, generará cambios a través de la acumulación de conocimiento humano, ya que, como nos ha demostrado la historia, los avances y primeras especulaciones han sido rebasados, ha generado conocimiento que con el devenir histórico se ha perfeccionado a través no sólo del cúmulo de conocimiento y la abstracción de la realidad, sino de la generación de ciencia.
Cuando hablamos de generar ciencia, nos referimos a un ámbito algo acotado del conocimiento humano, debido a su alto nivel de abstracción, pero más que nada, debido su carácter certero y comprobable, que no estático. Para reforzar este último punto (la no estaticidad) nos gustaría recordar a Thomas Kuhn y a sus revoluciones científicas:
“Las revoluciones políticas comienzan con la creciente sensación, a menudo restringida a un segmento de la comunidad política, de que las instituciones existentes han dejado de abordad adecuadamente los problemas por un medio que ellas mismas han creado en parte. De manera muy similar, las revoluciones científicas se inician por una sensación creciente, de nuevo restringida a un pequeño sector de la comunidad científicas de que el paradigma existente ha dejado de funcionar adecuadamente en la exploración de un aspecto de la naturaleza hacia el que había conducido previamente el propio paradigma” (Kuhn, 2007, p.p. 186-87).
Como podemos observar en la cita anterior, Kuhn, habla, al igual que señalamos al inicio, de un uso y desuso de ciertos paradigmas, tanto políticos /sociales, como científicos.
Pero no sólo eso, anota las similitudes entre procesos sociales y procesos científicos, o como les llamara él: revoluciones. Ahora, ya hemos definido “proceso social” y comenzamos a esbozar brevemente, la coincidencia que hay entre un proceso social y uno científico, sin embargo, la ciencia y su desarrollo no han sido producto sino del trabajo y acumulación de conocimiento humanos que mencionábamos en las primeras líneas de este ensayo, entonces, ¿al hablar de ciencias, también estamos hablando de un proceso social? La respuesta es sí.
La ciencia, no ha sido cultivada ni desarrollada fuera del ´ámbito que atañe a la humanidad, y su acumulación y los avances de la misma, han estado delimitados y contextualizados por procesos históricos donde la sociedad, a través de individuos, ha gestado los más grandes avances científicos en aras de su progreso y del mejoramiento de su nivel de vida. Pero si evidentemente la ciencia es un proceso social, ¿por qué aceptamos la separación al inicio? La respuesta tiene que con el carácter sui generis del desarrollo científico y el impacto que el mismo tiene en su productora: la sociedad. Para ilustrar este aspecto, volvamos a Kuhn: “Si la ciencia es la constelación de hechos, teorías y métodos recogidos en los textos al uso, entonces los científicos son las personas que, con éxito o sin él, han intentado aportar un elemento u otro, de esa constelación concreta.
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