En definitiva, el golpe mediático dado por el periodista Carlos Loret de Mola, junto con Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MMCI), al parecer dio en el blanco con su reportaje de la casa gris, como lo llamo una senadora del PAN; la casa que habitó el hijo mayor del presidente, José Ramón López Beltrán. Ni la fabrica de chocolate enojó tanto al presidente, que se la ha atacado a todos, sin pruebas y sin sustento.
El presidente ha implementado varias estrategias para resarcirse del golpe: desde una pausa con España, dar a conocer los “supuestos ingresos del periodista”, un desplegado en donde firmaban los gobernadores emanados de Morena, respaldando al presidente. Pero la gente sigue hablando de la casa gris.
Y, lo más reciente, a decir de los senadores morenistas, que hicieron circular una carta, siguiendo los dichos del presidente, es que los que no apoye al primer mandatario de la nación y lo critique son “traidores de la patria”, porque “encarna a la Nación, a la Patria y al Pueblo”. Además, dice que los que atacan al presidente son unos “mercenarios”, por no decir lo peorcito que dijeron de los que no están de acuerdo, que al parecer si no suman millones, si miles.
Hace mucho que se dijo que “los trabajadores no tienen patria”, así como el capital se volvió internacional, los trabajadores también tenían que organizarse de forma internacional para hacerle frente. Mucho antes de eso, en la época de la revolución francesa, aún no habían nacido los conceptos de patria y nación, porque muchas de ellas aún eran colonias de los españoles, franceses, ingleses.
En fin, el concepto de patria y nación es reciente, pero, aun así, aunque debemos entender que como trabajadores tenemos intereses similares, hay ciertas cosas que nos diferencian si pertenecemos a un país de América latina o somos ciudadanos de Estados Unidos. Sólo por poner un ejemplo, la prohibición de la exportación de aguacate a Estados Unidos (porque un grupo de la delincuencia amenazó a un funcionario) perjudica más a los trabajadores mexicanos porque es cierto que afecta a los empresarios, pero éstos, como todos sabemos, tienen más facilidad de sobrevivir, mientras los trabajadores viven al día. Los trabajadores gringos pueden conseguir ese producto en otro país. Mientras que los trabajadores michoacanos se morirán de hambre “literalmente” hablando.
¿Y quién tiene la culpa de la inseguridad que se vive en Michoacán?, precisamente el presidente. Otro ejemplo, la fuerza civil de Coahuila, a cada rato detiene a la gente y les solicita la credencial de elector, con el pretexto de que están revisando que no ingresen los inmigrantes a Estados Unidos, en Monclova, en el Huachichil se pueden ver esos retenes. ¿Quién aceptó que México sea un tercer país seguro? No debemos olvidar las imágenes de la gente que se cosía la boca en protesta porque el gobierno mexicano no le permite circular por el país.
México acumula 5.2 millones de contagiados por covid-19 y más de 311 554 muertes según cifras oficiales, si a ello le sumamos a las víctimas por la inseguridad, que suman 100 mil, casi medio millón de muertos, sin olvidar los recientes acontecimientos en Colima y Zacatecas. ¿Así se defiende a México? Una más. ¿Qué presidente de la República no le rinde honores a la bandera? ¿Qué presidente permitió operar a los agentes de la “compañía” libremente por nuestro país?
Si defender al presidente es ser patriota, entonces no soy un patriota estilo cuarta deformación. Como trabajadores debemos entender que los países extranjeros no van a venir a resolver nuestros problemas, y en este sentido no estamos de acuerdo que haya extranjeros destruyendo a nuestro país, pero no es suficiente denunciarlo. No basta decir que el “el litio es nuestro” si eso no redunda en un mejor nivel de vida de las clases trabajadoras.
Según el innombrable, ser patriota proponer una “pausa con España”; pero al atacarlos, está dañando el empleo de cientos de miles de trabajadores que dependen de las inversiones de ese país, el segundo después de EUA, para seguir viviendo. No se trata de expulsar a los modernos Jesuitas de nuestro país, lo que se trata es trabajar en serio para crear fuentes de empleo nacionales y seguras. ¿Lo están haciendo? Claro que no. Sólo es un odio irracional el que demuestran, como los primeros trabajadores que destruían las máquinas pensando que ellos eran la causa de su pobreza.
Nuestro dirigente nacional, nos ha dicho que debemos defender el pedazo de patria que aún nos queda, pero eso no se logra con gritos y sombrerazos, para que realmente lo defendamos, tenemos que conocerlo, estudiarlo y de esa forma darnos cuenta, de quienes son realmente los enemigos de México que lo único que han hecho es destruir lo poco bueno que se había construido y que aún quieren seguir destruyendo lo poco que queda. ¡No lo permitamos!
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