La estrategia de abrazos y no balazos, del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha fracasado en el combate a la delincuencia y de la reducción de los altos niveles de violencia que se viven en el país.
Sin embargo, el jefe máximo de la Cuarta Transformación ha dicho en reiteradas ocasiones que no habrá cambios, que vamos por el camino correcto, pero los datos oficiales prueban su absoluta incapacidad para implementar una estrategia que proteja la vida de los mexicanos.
Las cifras del Gobierno federal revelan que durante los primeros 42 meses del sexenio de Felipe Calderón se registraron 53 mil homicidios dolosos; en ese mismo periodo, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, fueron 74 mil; ahora, en la Cuarta Transformación de López Obrador, los homicidios dolosos superan los 121 mil; rebasando los máximos acumulados en administraciones anteriores, uno de los grandes y graves fracasos de Morena como gobierno.
Mayo ha sido el mes más violento del año, con 2 mil 910 víctimas de homicidio doloso. Desde que Morena llegó al poder, van 3 mil 463 feminicidios, 151 periodistas y activistas han sido asesinados. El 99 por ciento de los asesinatos quedan en la impunidad y lamentablemente los casos se siguen acumulando; el común denominador entre las victimas es la falta de justica, no hay quien haga cumplir la ley sino quien la viole.
Estos datos evidencian como ha fracasado las estrategias de seguridad basada en abrazos y no balazos y en la militarización; el despliegue militar que consiste básicamente en la ocupación territorial no funciona para reducir la violencia. El presidente, más allá de implementar un plan de seguridad para atacar de fondo el problema, se ha dedicado una y otra vez a cargar a otros con la responsabilidad, sin hacer la mínima autocritica a su gestión.
Recordemos que Morena prometió que en seis meses lograría resultados, pero a más de tres años, las cifras superan las de tres gobiernos panistas y priista anteriores. El gobierno no se preocupa por este alto índice de violencia, al parecer no le conmueve ni en lo más mínimo la muerte de periodistas, activistas y menos de niños, un ejemplo es el menor de tan solo 10 años que recibió balazos y no abrazos. A este niño lo mataron abrazando a su mascota en el municipio de Apaseo el Grande, Guanajuato, quienes fueron privados de su vida sin motivo aparente.
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