MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El desaire de Morena hacia los pobres

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En los recientes días salieron en los medios información importante, donde hacían mención sobre diversas situaciones por las que nos enfrentamos día a día los mexicanos, especialmente los más pobres, aquellos que viven al día y que sufren los estragos que la pandemia trajo, salud y económica y a ya dos años del patógeno, no hemos podido salir del atolladero y cada día una sepa surge, amenazando a la población.

Los mexicanos humildes, desde tiempos inmemoriales, carecen de lo elemental para vivir, el salario poco les alcanza para comprar la canasta básica, pues periodo con periodo, la inflación en México va en aumento, imposibilitando acceder a lo elemental para alimentarse; asimismo, la precariedad en la que viven, desde un techo de paja, hasta calles sin pavimento, sin luz y agua, en sí, sin obra pública.

Pues con justa razón, durante los tres años de Gobierno morenista que encabeza Andrés Manuel López Obrador, su lema de “primero los pobres”, se ha quedado muy lejos. Y se vio desde el primer momento en que, en el Presupuesto de Egresos de la Federación, se eliminó y no se contempló obras y servicios sociales para los mexicanos. Durante tres años a la gente se le ha privado de calles pavimentadas, lugares de esparcimiento, luz, drenaje, introducción de agua pública, por mencionar algunos.

Los efectos de esta medida rapaz la vimos desde el primer año de Gobierno y a tres, sale más a relucir, provocando que la gente viva cada día más en la marginación. Veamos. En una nota publicada en El Sol de México, hace mención que “tan sólo en 2020, los 32 poderes ejecutivos estatales ejercieron un gasto neto total de 2.3 billones de pesos, de los cuales 3.9 por ciento se destinó a obra pública (89 mil 386 millones de pesos)”, indica un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Haciendo énfasis que en las 32 entidades federativas las obras públicas se estancaron, donde los Gobierno sólo destinaron en promedio 4.9 por ciento del total de sus recursos, privilegiando el pago de salarios, deudas y prestaciones de su personal.

En este mismo informe, señala que la mitad de la inversión federal se concentró en proyectos de infraestructura relacionados a la extracción y procesamiento de hidrocarburos, fiel a la política energética que ha impulsado el tabasqueño. Si bien el Gobierno federal ha impulsado reformas energéticas, se contrasta con los datos que ha ofrecido el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en el panorama sociodemográfico 2020, donde hace mención que sólo el uno por ciento de viviendas en el país no tiene acceso a energía eléctrica.

Reflejando también que la falta de energía eléctrica es uno de los tantos síntomas de la pobreza que afecta a un millón de mexicanos. Que, si bien cuentan con alumbrado público, en sus viviendas no cuentan con el servicio de luz eléctrica, como es en muchos asentamientos de Mérida, Yucatán.

Si bien son cifras para muchos “escandalosas”, la realidad las refuerza a lo largo y ancho del país y en concreto en Yucatán. Donde también a tres años de Gobierno de Mauricio Vila Dosal, no ha atendido las necesidades de los ycuatecos más pobres, de la capital, así como del interior del Estado.

Familias de municipios como Peto, Yaxcabá, Espita, Panabá, Dzán, Tecoh, entre muchos otros, viven en casas de guano, mientras que, en la periferia de la capital, los yucatecos han tenido que hacer sus casas con maderas, lonas, o lo que pudieran conseguir para hacer un refugio para sus seres queridos.

Ante esta situación y donde los pobres se hacen más pobres, es necesario que se organicen y luchen para cambiar su situación. Son tres años de malos Gobiernos y donde los perjudicados siempre han sido los humildes de México. Es necesario que el pueblo despierte y luche por lo que le pertenece, no ser conformistas y aspirar a una vida mejor y de calidad, porque es justo y necesario. Para ello la organización y que el pueblo tome el poder político del país.

Estamos a unos días de cerrar el año viejo y de empezar el nuevo. Empecémoslo con una mejor actitud, dispuesta a luchar y seguir cambiando nuestras condiciones de vida. De no hacerlo, nos estaremos condenando a seguir viviendo en la desigualdad y marginación.

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