MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El árbitro de la democracia mexicana está en riesgo

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La democracia en el mundo está en franca decadencia, tanto en las democracias consolidadas y en consolidación, la mayoría son procesos democráticos similares y sus crisis que las carcomen también: pobreza, impunidad, corrupción, inseguridad, pésimos servicios públicos, la pérdida de credibilidad de los partidos políticos y órganos legislativos, los discursos polarizados, etc.

Las inmensas mayorías se están dando cuenta que no les sirve de nada la democracia élite y clasista para resolver los problemas de la vida diaria. Por ello, urge fortalecer las democracias, formas de gobiernos más justas y distributivas, la participación de la ciudadanía sea el eje rector de los cambios sociales que beneficie a las mayorías más desfavorecidas, donde los gobernantes y ciudadanos sean un verdadero trabajo de coparticipación y no solo una simulación, al mismo tiempo fortalecer a los órganos públicos responsables de organizar, dar certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad a todos los procesos electorales.

Esto es lo que no está pasando en el mundo y menos en México. En diciembre, los diputados y senadores fueron rehenes de la presión presidencial y cedieron penosamente, anteponiendo sus intereses personales y prebendas partidistas, al plan B de la reforma electoral al más viejo estilo, sin pasar por comisiones, aprobaron 307 páginas que contenían cinco reformas con sus leyes secundarias, provocando un debilitamiento de nuestro sistema nacional electoral.

El actual sistema nacional electoral, órgano independiente y autónomo, con un consejo general integrado por 11 consejeros, un presidente que se elige cada 10 años y una estructura distribuida en todo el territorio nacional que le permite desempeñar su función para lo cual fue creado, siendo resultado de la exigencia histórica y aguerrida de la ciudadana durante décadas que luchó, exigió y construyó al Instituto, por todo esto, fuera de venganzas, rencores, resentimientos, revanchismo, caprichos de los que están en el poder, nos corresponde a la ciudadanía defender los avances que hemos alcanzado en nuestra democracia en México en los últimos 30 años; las instituciones, sus recursos materiales y humanos, su funcionamiento en cada proceso electoral, por ello es grave que se le ponga en riesgo, con las nuevas reformas propuestas por el ejecutivo y respaldadas por la mayoría del partido en el poder. Las consecuencias negativas que traerán las reformas a las leyes secundarias que propuso el Ejecutivo, y aprobaron las cámaras de Diputados y Senadores en el mes de diciembre, se verán reflejadas en el próximo proceso electoral del 2024.

Toda reforma que no contribuya al fortalecimiento, como son las aprobadas en diciembre, inevitablemente afectará el proceso electoral 2024, el Instituto llegará con una estructura debilitada e incompleta, debido al despido de personal en varias áreas y de capacitación. La transferencia de votos de los partidos grandes a los más enanos para que estos no desaparezcan permitiéndoles vida eterna, blindarlos ante la posible pérdida de registro y fidelidad incondicional al partido oficial, en coaliciones o alianzas en las próximas elecciones. Permitirles a los partidos políticos hacer guardaditos para financiar elecciones subsecuentes, porque estos ya no tendrán que regresar al INE cada año el recurso que no se gasten. Desaparecer las Salas Regionales Especializadas del Tribunal Electoral permanentes y pasarán a ser temporales. Quitar los candados para evitar delitos electorales en actos anticipados de campaña, permitirá que las elecciones se conviertan en tierra de nadie, como ya está sucediendo. Desaparecerán las Juntas Distritales Locales cada una con su consejo distrital con cinco vocalías, encargadas de organizar, capacitar, ejecutar y validar las elecciones de las candidaturas de las diputaciones locales. Van a disminuir o a desaparecer los módulos para registrar, tramitar y actualizar la credencial de elector. Por último, todo esto provocará el despido de miles de trabajadores del INE, que se sumarán a los millones de desempleados que hay actualmente. Todo esto con fines de austeridad -dicen las voces oficiales-, pero lo que no dicen es que quieren formar un árbitro sin garras que esté a la medida de sus intereses, para controlar desde el poder oficial las próximas elecciones.

El objetivo final es poco a poco debilitar, destruir y controlar el INE desde el Poder Ejecutivo, de esta manera mutilar la democracia y cambiar las reglas operativas del sistema electoral a beneficio del partido en el poder, haciendo lo mismo que ellos tanto criticaron de los gobiernos anteriores, pero estamos seguros que no les alcanzará el tiempo, las fuerzas opositoras no lo permitirán y la ciudadanía se levantará, como ya lo hizo a defender sus triunfos democráticos.

Como sabemos, muchos de los gobernantes actuales fueron los principales promotores e impulsores de las reformas del año 2007 y 2014, ahora por interés de poder están promoviendo desvergonzadamente un retroceso que destruye los avances que hemos logrado en derechos electorales por décadas. Por otra parte, debemos de tener claro que el trabajo del instituto tiene debilidades que pueden ser perfectibles, mejorables, pero nos ha dado una estabilidad en los últimos 30 años en los procesos electorales, indiscutibles y reconocidos por organismos internacionales. Los mismos que hoy impulsan su mutilación fueron beneficiados cuando eran oposición. Defender una competencia con equidad de condiciones a todos los partidos políticos, fue lo que permitió que Morena llegara al poder a cuatro años de su fundación, siempre tener presente que ganar una elección, no significa ganarla para siempre.

Por ello, la única forma de parar las envestidas autoritarias, caprichos presidenciales y de altos funcionarios es la presión y protesta social, la fuerza ciudadana, pero no emergida de forma espontánea, sino de una sociedad organizada, educada y consciente, aunque por ahora somos un germen, hay que seguir trabajando en esa dirección, incansablemente, hasta lograr que las grandes mayorías no solo sean espectadoras y actoras inconscientes de los grandes cambios sino el verdadero motor consciente que haga los grandes cambios democráticos y sociales que necesitamos.

A corto plazo podemos adelantar que no habrá garantías de elecciones libres con igualdad de condiciones para los candidatos de los partidos e independientes en las próximas elecciones de 2024, están en riesgo por las modificaciones a la ley electoral. Pero no olvidar que el voto útil es un derecho político que tenemos los ciudadanos, para premiar o castigar a los gobernantes y quitarlos del poder, pero los que hoy ganan la elección, se aferran a permanecer en él y hacer todo, hasta destruir la institución autónoma que ejecuta los procesos democráticos en nuestro país, de manera transparente y limpia, de lo contrario

 la oposición no hubiera llegado al poder, ni AMLO, hubiera sido tantas veces candidato en tantos partidos y llegado al poder. Uno de los grandes retos es seguir construyendo una cultura cívica y democrática, defender lo bueno que ya tenemos en el INE, que hemos construido con mucho esfuerzo por tres décadas y que está en riesgo, por intereses mezquinos partidistas, por ello, la aspiración de todos los sensatos debe ser, cuidar su integración democrática, libre, autónoma, que continúe organizando los procesos electorales, hoy más que nunca se necesita estar alertas para actuar en consecuencia, cada quien desde su trinchera o frente de batalla.

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