Una de las primeras posturas que mostró, muy atinadamente, el licenciado José Ignacio Peralta Sánchez, al dirigir su primer mensaje público a todos los colimenses, fue precisamente sobre el tema de la corrupción: "los corruptos, a la cárcel, hoy no inicia una cacería de brujas, pero sí una etapa de aplicación pareja e irrestricta de la ley", así lo dijo, (Diario de Colima, viernes 12 de febrero de 2016), y no hubo en ese momento, ni creo que lo haya después, ni un solo colimense que no esté de acuerdo con este importante pronunciamiento. "Habrá, un cambio radical" dijo también el Gobernador, y los colimenses así lo esperamos.
La corrupción política, según se puede leer hasta en las redes sociales, se refiere al mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada. Las formas que toma la corrupción son muchas y muy variadas: el uso de información privilegiada, el soborno, las extorsiones, los fraudes, la malversación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, la impunidad, el despotismo, y muchos, muchísimos etcéteras más. Bueno, pues son precisamente todas estas formas y muchas más, contra las que va el discurso del nuevo Gobernador; yo creo que a esto se refiere cuando dice que "habrá un cambio radical" y yo en verdad creo que el cambio necesita ser radical.
Pero, como yo entiendo que no puede haber victimario sin víctima, y luego de oír decir al Gobernador que habrá cárcel para todo los corruptos, yo me pregunto: ¿Y qué va a haber para las víctimas de los corruptos de administraciones estatales anteriores?, mi pregunta viene, porque creo que hasta ahora nadie ha dicho nada al respecto, y me parece que algo se necesita decir.
Como ejemplo de las víctimas a que me refiero líneas más arriba, quiero recordar a la opinión pública, y en especial a los nuevos funcionarios, el terrible viacrucis que han tenido que padecer los maestros, directivos y personal de apoyo de los Bachilleratos de Educación Media Superior a Distancia (EMSAD) y Telebachilleratos Comunitarios (TBC). Fue a mediados del año pasado, cuando la desesperación de un grupo numeroso de dichos maestros, solicitó mi apoyo en mi calidad de Presidente del Comité Estatal del Movimiento Antorchista de Colima; desde aquel entonces y hasta ahora, el antorchismo colimense y los maestros de los EMSAD y TBC, hemos caminado juntos y codo a codo en búsqueda de la solución de sus apremiantes necesidades.
Me permito dar sólo algunos datos para conocer mejor la situación de estos maestros. El modelo de EMSAD, según registros, inició en Colima hace más de 13 años; son más de 160 maestros que trabajan en 20 planteles ubicados en el área rural, y en ellos se atiende a más de 1,800 alumnos; solo dos escuelas tienen edificio propio, el resto laboran en inmuebles prestados y sin el equipo necesario de acuerdo al nivel; estos maestros son los más mal pagados en todo el estado, reciben la mayoría hasta 50% menos de lo que se les debería pagar; no se les proporciona servicio médico a pesar de que arriesgan su vida todos los dias recorriendo hasta cientos de Kilómetros para llegar a las distintas comunidades en todo el estado, donde se encuentran sus centros de trabajo; no se les pagan las prestaciones que por ley les corresponde y aún con todo esto, se les exige calidad y se les regatea la seguridad laboral, negándoles la regularización de su plaza.
Pero si esto aún no es suficiente para catalogarlos como víctimas de la corrupción, me permito informar a mis lectores, que luego de una investigación minuciosa que hicimos los antorchistas, descubrimos que el raquítico pago que reciben los maestros de esta modalidad de Bachillerato, se debe a que los gobiernos anteriores no le ponían ni un solo peso, a pesar de que era su obligación, al salario y las prestaciones de estos maestros; mencionó como prueba de lo que digo, el oficio número CA/1034/VIII/15 que obra en mi poder, mismo que nos hizo llegar la Coordinación Administrativa de la Subdirección de Recursos Humanos y Materiales, de la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP federal, donde se nos informa que ésta dependencia paga puntualmente a la Secretaría de Educación del Estado de Colima, todas y cada una de las plazas acordadas, con todos y cada uno de los conceptos aplicados, tanto de percepciones como deducciones conforme lo marca la ley. Esto significa, en pocas palabras, que lo que siempre pasó (y creo que aún pasa) es que los gobiernos anteriores pagaban la nómina de EMSAD, sólo con la aportación federal, y como esta representa sólo el 50% de lo que se debe aplicar, he aquí la razón del salario de hambre que reciben los maestros.
Pero sí esto no es suficiente para llamar la atención de los nuevos funcionarios, diré además, en términos aproximados, que si durante la administración estatal anterior, se hubiera pagado la nómina de EMSAD tal como lo dice el oficio de la SEP federal, se hubiera necesitado algo así como 14 millones 817 mil 216 pesos por año, pero con el raquítico aumento que se dio en el mes de diciembre pasado, el pago anual apenas fue de alrededor de 7 millones 408 mil 416 pesos; y aquí la pregunta obligada ¿dónde quedaron los mas de 7 millones de pesos faltantes para aumentar el pago de los maestros?
No cabe duda, estamos de acuerdo con el licenciado Peralta, Colima necesita un cambio radical pero ya; sólo esperamos que ahora sí se les haga caso a los sufridos maestros de EMSAD y TBC, ellos saben que cuentan con todo el apoyo del Movimiento Antorchista y confiamos en que el nuevo Gobierno que encabeza el licenciado Ignacio Peralta les hará justicia. Los antorchistas estaremos atentos.
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