A decir de diversos teóricos, por ejemplo, Tania Li (2010), desde el gobierno se impulsa, deliberadamente o no, una política de dejar vivir o dejar morir. Estos teóricos generalmente siguen las ideas de Foucault (2003) y su concepto de biopolítica, que se refiere a la estrategia gubernamental para intervenir en las masas poblacionales a fin de incidir en su salud y bienestar.
En los hechos lo que ocurre, sobre todo en los países pobres, pero también en los ricos, es que las propias dinámicas estructurales de la sociedad capitalista sumadas a estas intervenciones gubernamentales, o la falta de ellas, terminan por condenar a una muerte lenta a millones de personas.
Veamos algunos ejemplos. La esperanza de vida en muchos países del mundo es aún muy baja, comparado al de los países ricos. Por ejemplo, en los países de África subsahariana, la esperanza de vida es de 60 años, en cambio en las naciones de la Unión Europea, el promedio de vida alcanza los 80 años[1], una diferencia de 20 años entre regiones no tan distantes entre sí, en una misma época de la historia, la sociedad “moderna” capitalista.
En México, las disparidades regionales son igualmente notables. De acuerdo con datos de INEGI, mientras en Guerrero la esperanza de vida es de 73.6 años, en la Ciudad de México, este promedio se eleva a 76.8 años[2]. Estas diferencias son dramáticas incluso dentro de una misma ciudad, la calidad de vida de los habitantes de la alcaldía Benito Juárez en la Ciudad de México se compara al de un país europeo, mientras que el de la alcaldía Iztapalapa es similar a países pobres del sureste asiático[3].
En el mundo, alrededor de 650 millones de personas deben sobrevivir con menos de 2.15 dólares al día, es decir, con menos de 37 pesos al día. En México, de acuerdo con cifras oficiales, la población en pobreza extrema es de 9.1 millones de personas y las que viven en carencia alimentaria representan a 23.4 millones[4].
Siguiendo con la línea argumentativa de Li, la política de dejar morir no es un apocalipsis, no es un terremoto, ni es una detonación nuclear, es decir, ciertamente no es un suceso que mate a millones en un lapso breve. Es más bien una muerte lenta, una violencia oculta que se cierne sobre la vida de los pobres entre los pobres.
Se puede discutir si este resultado es una estrategia del capital global, de las élites empresariales, de las potencias imperialistas o más bien, si estos resultados son de escaso interés para estos grupos de poder y son solo las consecuencias indeseadas de la dinámica estructural del capitalismo. En cualquier caso, el hecho está a la vista de todos, una población excedente a las necesidades del capital que necesita sobrevivir por el mero hecho de ser humano, pero que, hoy por hoy, muere lentamente.
Li propone como alternativa la movilización de todas las fuerzas sociales en pos de una política de defensa de la vida, en defensa de las personas, de su salud, de su bienestar por nuestra condición humana. Esto es, anteponer esta condición antes que la de trabajadores productivos al servicio de la acumulación, rechazar también la categoría reduccionista de simples consumidores de mercancías, en suma, reivindicar la condición de hombres y mujeres de carne y hueso antes que máquinas funcionales.
Históricamente, son las fuerzas sociales afectadas las que se han puesto en marcha para exigir sus derechos a la vida, a la salud, al bienestar, al trabajo digno, etc. En nuestros días esto no debe ser la excepción. Son las fuerzas vivas de la sociedad, las que unidas en torno a objetivos comunes pueden detener los efectos más indeseados del capitalismo.
¿Qué ensamblaje de agentes y elementos sociales harán posible la creación de políticas públicas o la transformación de fondo de la estructura económica y social que modifique el paisaje desolador del capitalismo? ¿Será la memoria de las crisis de los ochenta, las devaluaciones, la inflación galopante, el desempleo, los empleos precarios, la desigualdad espantosa, la pobreza, la informalidad, la migración, la violencia, la corrupción, el exceso de muertos por coronavirus, los movimientos sociales, la lucha organizada?
Para Li, la sociedad tiene la capacidad de autorregularse a sí misma, no en el sentido conservador de un equilibrio ad hoc que sirve al estado de cosas, sino más bien, en el sentido de que es capaz de poner al orden de cabeza cuando la situación lo amerita. Reunidas las condiciones exactas de inestabilidad social, se pone de pie sin pedir la palabra, levanta la voz y exige contundentemente lo que es suyo.
El capitalismo neoliberal mismo busca medidas paliativas para evitar un desenlace revolucionario con programas sociales, redes de apoyo, empleos temporales que liberen un poco de presión, aunque estos no tienen una incidencia estructural.
En las sociedades contemporáneas, la lucha de clases y el choque de intereses entre múltiples grupos sociales dirime los beneficios entre los privilegiados y los desheredados. En algunos casos, está constante lucha que puede verse igualmente cuando el afán de productividad o protección social se enfrenta en el terreno político en general y en las urnas en un sistema electoral, en particular.
A pesar de todas las medidas contra la clase trabajadora tomadas en el neoliberalismo, no han podido erradicar completamente muchos derechos sociales y laborales y esto se debe en gran medida a la defensa y la lucha de los mismos trabajadores, y a la misma lucha política e ideológica por la vida y el bienestar de todos. Esta lección debe ser internalizada por los trabajadores, las organizaciones populares y el pueblo mismo para reforzar la defensa de sus derechos y de su bienestar exigiendo una política gubernamental efectiva para la protección de la vida y evitar así los resultados más indeseados de la sociedad capitalista contemporánea.
[1] Life expectancy at birth, total (years) | Data (worldbank.org)
[2]Población. Esperanza de vida (inegi.org.mx)
[3] Informe de Desarrollo Humano Municipal 2010-2020: una década de transformaciones locales en México | Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (undp.org)
[4] Pobreza en México | CONEVAL
Referencias
Foucault M (2003) “Society Must be Defended”: Lectures at the College de France 1975–1976. New York: Picador
Li, T. M. (2010). To make live or let die? Rural dispossession and the protection of surplus populations. The Point is to Change it: Geographies of Hope and Survival in an Age of Crisis, 66-93.
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