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Contaminación de frutas y verduras en el sur de Jalisco

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Un grupo de investigadores del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) descubrió la contaminación con neonicotinoides y otros plaguicidas en frutas y verduras en Ciudad Guzmán y Gómez Farias, de la región sur de Jalisco, según una nota publicada en la Gaceta de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el pasado 10 de abril.

En el estudio  se tomaron muestras de diferentes frutas y verduras (frambuesa, fresa, manzana, naranja, plátano, guayaba, mandarina, uva verde, aguacate, cebolla, papa, chayote, jitomate), además del frijol y tortilla. Fueron dos muestras de 50 gramos de cada una por cada alimento, y enviadas al Laboratorio de Alimentos de la Universidad de Guelph, en Ontario, Canadá, resultando con presencia de neonicotinoides y otros plaguicidas; de acuerdo con la información proporcionada por la Coordinadora de la maestría en Ciencias de la Salud Ambiental del CUCBA, Silvia Lizette Ramos de Robles.

“En total fueron 31 muestras de 18 alimentos diferentes. El resultado fue que 61 por ciento tuvo presencia de neonicotinoides (19 muestras); 26 por ciento de otros plaguicidas (8) y sólo 13 por ciento sin plaguicidas (4)”, dijo.

Los neonicotinoides son altamente tóxicos en el ser humano, pero también en especies animales como la abeja, que es hoy por hoy la especie que forma parte del ecosistema terrestre y de la cual depende la existencia misma del equilibrio ecológico para el mantenimiento de la especie humana, de ese tamaño es la importancia de la abeja.

Se sabe que la población apícola por la acción de este insecticida ha disminuido drásticamente, razón por la cual, en mayo de 2018, la Unión Europea mantuvo una prohibición parcial de tres insecticidas conocidos como neonicotinoides para mitigar la amenaza letal que suponen para las abejas.

Precisamente para animar a los gobiernos, las organizaciones, la sociedad civil y los ciudadanos interesados a proteger a los polinizadores y sus hábitats, la ONU ha declarado el 20 de mayo Día Mundial de la Abeja.

La explotación intensiva del campo mexicano, con el fin de producir en cantidades industriales productos agrícolas de gran demanda en el mercado nacional e internacional, como el agave, el aguacate, frutas y hortalizas, hace posible la utilización de todo tipo de productos químicos para el cultivo y cuidado de esos productos agrícolas, tal es el caso de los plaguicidas e insecticidas.

Cabe señalar que en los últimos años hemos observado un fenómeno económico y social de gran magnitud, en el Sur de Jalisco se ha transformado la vida de los jaliscienses de esta parte de la geografía estatal y se ha transformado también el entorno ecológico en forma radical, a saber: los campesinos dejaron de cultivar el maíz y el sorgo por incosteable, ahora sólo se siembra en los coamiles o en pequeñas parcelas para el autoconsumo y, en contrapartida, las empresas agrícolas de grande y mediano capital se asentaron y provocaron que los campesinos rentaran o vendieran sus parcelas y se convirtieran, asimismo, en jornaleros agrícolas a cambio de un salario mínimo que apenas les alcanza para cubrir las necesidades de su familia.

Las empresas que se asentaron en el sur de Jalisco son las dedicadas a la producción en gran escala de aguacate, agave, frutas y hortalizas, entre otros. No sólo acaparan grandes extensiones de tierra, también una gran cantidad de agua, y absorben una gran cantidad de mano de obra, al grado de que tienen que emplear migrantes provenientes de otras entidades federativas, es especial del sur del país.

Indiscutiblemente, el desarrollo económico y la creación de nuevas fuentes de empleo benefician a los campesinos y los trabajadores; no sólo es correcto, sino que es deseable que se sostenga ese desarrollo y que se sigan generando más y nuevas fuentes de empleo, pero no a costa de la salud de la población, no a costa del deterioro del entorno ecológico de los pueblos y las comunidades.

Se necesita una política social y económica integral, que contemple la necesidad de ese desarrollo económico y que se implementen medidas de conservación de los ecosistemas, que se vigile a las empresas que utilizan todo tipo de productos químicos, incluidos los de alta toxicidad para los humanos y los seres vivos en general.

La ausencia de un plan económico del Gobierno federal que ponga orden en la producción y en las necesidades de la sociedad, que ataque los problemas de la inflación, el desempleo y los bajos salarios, y el afán de ganancia de los capitalistas, son factores que determinan la catástrofe en el ecosistema de los pueblos y, por consiguiente, la catástrofe que vive la población trabajadora, expuesta en su salud y la de su familia.

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