No, México no está bien como lo afirma el presidente Andrés Manuel López Obrador. A estas alturas de su Gobierno no puede maquillar los datos oficiales ni echarle la culpa a los expresidentes, ni a la mafia del poder, ni al modelo neoliberal, ni a los fifís, ni a Loret de Mola, ni a la prensa chayotera, ni a nadie.
Este desastre nacional es culpa de su política, de su resentimiento, de su falta de lógica y sus caprichos faraónicos, y como siempre, los platos rotos los debe pagar el pueblo, ese pueblo que en campaña juraba defender, y que cree que con sus transferencias monetarias lo iba a comprar y que se quedarían calladitos.
Todo lo malo que está ocurriendo en México tiene nombre y apellido, y es necesario cambiar el rumbo por el que nos quieren llevar.
No, México no está viviendo las mieles del bienestar. No estamos disfrutando de un servicio médico como el de Dinamarca, no estamos comprando gasolina más barata refinada en Dos Bocas, no salimos de la pobreza con el Tren Maya y no viajamos más con el AIFA. La educación no tiene rumbo y la corrupción está apoderándose de este Gobierno.
Los mexicanos no estamos bien, todo lo contrario, estamos padeciendo las ocurrencias de la política sin sentido del presidente. Hoy México está bañado en sangre y no es por culpa de Felipe Calderón, es por la fallida estrategia de “abrazos no balazos” del jefe del ejecutivo que, hasta hace unas semanas, sumaban más de 180 mil homicidios.
Hoy padecemos una educación alineada a las políticas de la 4T, las familias pobres sufren de la indiferencia del gobierno, las madres buscadoras reprueban las burlas del presidente, las familias de los alumnos de Ayotzinapa ven cómo esa promesa de justicia se esfumó y quien fuera el justiciero mayor al final les cerró la puerta.
Hoy la corrupción está al por mayor en el círculo más cercano del inquilino de palacio y ahora son candidatos a gubernaturas.
Hoy vemos cómo el país está más dividido gracias a los discursos de odio de todos los días en la mañanera y todo esto ha traído como resultado lo que se está viviendo todos estos días de campaña; una situación de violencia que ya ha cobrado vidas.
Nada es casualidad, los resultados de la fallida política de AMLO se reflejan en datos duros: de septiembre de 2023 a la fecha de corte del 01 de mayo de 2024, Integralia Consultores registró 560 víctimas de violencia política, lo que se traduce en un promedio de 2.3 víctimas diarias.
Las víctimas fueron 208 personas aspirantes o candidatas, 123 funcionarios o ex funcionarios públicos, 110 políticos o ex políticos, 93 víctimas colaterales y 26 familiares de actores clave.
Las agresiones dieron como resultado 195 asesinatos, 172 amenazas, 102 atentados, 21 desapariciones, 15 secuestros y 55 incidentes de otra índole, incluyendo agresiones físicas. Según el reporte, los estados más violentos son Guerrero, Michoacán y Chiapas; sin embargo, la tensión por las elecciones se siente en todo el territorio nacional.
Todo lo malo que está ocurriendo en México tiene nombre y apellido, y es necesario cambiar el rumbo por el que nos quieren llevar.
Por eso urge que el pueblo lea, se organice y luche de la mano de sus hermanos de clase para cambiar esta sociedad de violencia y pobreza por una más justa, una donde sí tengamos seguridad, salud, educación, agua, transporte, vivienda y políticos que sean humanistas y que nazcan del pueblo. Esa es nuestra tarea y debemos cumplirla.
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